El anuncio de Nicolás Maduro de que producirá dos millones de dosis al mes de la candidata a vacuna cubana contra el COVID-19, la Abdala, no ha sentado bien en la comunidad médica de Venezuela, adonde han llegado apenas 750.000 unidades de productos rusos y chinos para inmunizar a menos de dos por ciento de la población.
Gustavo Ocando Alex | Voz de América
Según expertos en salud, los planes revelados por el oficialismo venezolano sobre la Abdala, aún en su última fase de estudio e investigación, crean “falsas expectativas” y una “falsa sensación de seguridad” en la ciudadanía.
Maduro informó el domingo pasado que firmó un convenio con el gobierno de Cuba para la producción de la candidata a vacuna, que la Organización Mundial de la Salud todavía no ha aprobado como inmunizante del nuevo coronavirus.
Según prevé el presidente venezolano, “por allá para el mes de agosto, septiembre”, se alcanzará la cuota de producción. Su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, precisó días antes que la fabricación de la Abdala se realizará en el laboratorio estatal Espromed Bio, en Caracas, desde donde hizo el anuncio junto a una delegación del gobierno cubano.
Hay preocupación por el anuncio en los predios médicos venezolanos, cuenta Huníades Urbina-Medina, pediatra intensivista, secretario de la Academia Nacional de Medicina y exdirector del Hospital de Niños J.M. De los Ríos.
“Nos preocupa mucho este tipo de anuncios. No es una vacuna. Está en fase de investigación. Eso puede tardar meses (su aprobación como vacuna). Crea una falsa expectativa. Produce falsa sensación de seguridad” en la población, declara el pediatra intensivista desde Caracas a la Voz de América.