La ola migratoria también se aceleró en sectores indígenas con poblaciones más pequeñas, como las diferentes comunidades de Tucupita en Delta Amacuro. Cada semana de flexibilización migran entre dos y tres familias waraos.  

Huyendo del hambre y las enfermedades que por años los ha diezmado, 600 indígenas waraos procedentes de Delta Amacuro, Monagas y Bolívar, han cruzado la frontera con Brasil durante los primeros 15 días del 2021, según reportan voceros del municipio Pacaraima de Brasil, junto a la organización no gubernamental promotora y protectora de derechos de los pueblos indígenas, Kapé Kapé.

Los indígenas que llegaron al municipio Pacaraima del estado Roraima, en Brasil, fueron ubicados en los cuatro centros de abrigo que el Gobierno brasileño junto con el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) prepararon en la entidad.

Los waraos se trasladaron en su mayoría desde las comunidades del municipio Antonio Díaz del estado Delta Amacuro. Pero también llegaron provenientes del sur del municipio Sotillo de Monagas (Barrancas del Orinoco y Barrancos de Fajardo) y en menor cantidad, algunos que se habían asentado en la población de Cambalache, en el municipio Caroní ubicado en el estado Bolívar.

“Aquí los recibimos con las manos abiertas, como waraos nos apoyamos. Los hermanos que ya estamos viviendo aquí ayudamos con alimentos, ropa y calzados junto a Acnur”, expresó Teolinda Moraleda, una vocera del abrigo Janokoida del municipio Pacaraima. También informó que ha habido una intensa jornada de vacunación contra al menos siete enfermedades, entre esas, fiebre amarilla, sarampión y rubeola.

Moraleda es indígena warao del municipio Antonio Díaz, en el estado Delta Amacuro, y migró hace tres años a Brasil. Hoy es voluntaria en uno de los centros de acogida de migrantes y refugiados en ese país.

“Más personas han llegado día a día, padres de familia, desde Venezuela… mujeres, niños, ancianos vienen caminando de Santa Elena de Uairén hasta llegar aquí, con hambre, con sed, desnutridos, enfermos, pero Dios los trae”, dijo.

Al llegar, los waraos deben pasar entre 15 y 20 días en cuarentena antes de ingresar al refugio. Luego las autoridades del país receptor proceden con el protocolo de censo y documentación de los indígenas.

Huir como sea

La ola migratoria también se aceleró en sectores indígenas con poblaciones más pequeñas. Durante el último año, el indígena warao José Naveda ha visto cómo se van dos o tres familias de su comunidad en San Juan de Tucupita, en Delta Amacuro, cada vez que cae semana de flexibilización por la pandemia de COVID-19, cuando antes, dos o tres familias se iban anualmente.

Esto tomando en cuenta que en las comunidades indígenas del municipio Tucupita no hay migración masiva como la que se reporta en las parroquias Manuel Renaud y Padre Barral del municipio Antonio Díaz.

Naveda, que es vocero de su comunidad e investigador de Kapé Kapé, informó que el próximo lunes saldrán al menos tres autobuses de Tucupita con 30 y 50 pasajeros indígenas, provenientes de distintas comunidades del sector como San Juan, Janokosebel, Los Guires y Yakerawitu.

Los migrantes waraos deben caminar largas distancias o pedir cola. En el trayecto son vulnerables a la explotación sexual o laboral, al maltrato, inseguridad social, desempleo y a condiciones que afectan su salud, como la deshidratación y el contagio de enfermedades infectocontagiosas como la COVID-19.

https://www.correodelcaroni.com/ciudad/region/8157-600-indigenas-waraos-han-cruzado-la-frontera-con-brasil-en-la-primera-quincena-de-enero-de-2021

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