Marzo 01, 2018.- El Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) Venezuela hace honor a la labor periodística con la publicación de sus Crónicas insumisas: un trabajo colaborativo que compila, en relatos y fotografías, 11 intentos de la dictadura por asfixiar el periodismo en Venezuela. Desde periodistas acosados hasta encarcelados. Desde reporteros perseguidos hasta editores sentenciados. Todos con un elemento en común: pese a los intentos, jamás se doblegaron ante el poder.
El periodismo es, y siempre ha sido, un factor de contrapoder. Su naturaleza, vigilante de los procesos sociales, y con la apuesta siempre en el desarrollo humano, lo hace un contralor del poder. Del político. Del económico. Del religioso. Del social. Del militar… de todo aquel que tenga una incidencia en la esfera pública.
Ese periodismo, el verdadero periodismo. El auditor, el vigilante, el contralor, el guardián de la ciudadanía y de la democracia, será tan antipático como intereses toque. Y si los principales afectados son los protagonistas de una dictadura, las antipatías llegan a convertirse en hostilidades. En una hostilidad que no reconoce y acepta las sanas y necesarias diferencias, amén de la tolerancia y el ejercicio del derecho humano a la libertad de expresión. Sino una hostilidad que busca desaparecer al contrario.
De eso da cuenta el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, cuyos intentos por construir su llamada hegemonía comunicacional han reproducido y hasta perfeccionado los mecanismos de censura a ese periodismo -el único, el verdadero- que tanto les incomoda. Y en esos intentos, la férrea voluntad de quienes siguen apostando por el periodismo en tiempos de autoritarismo sale a relucir.
Ese arrojo, esa fuerza, y esa perseverancia en la búsqueda de la verdad que otros quieren ocultar (George Orwell dixit) son las que honra el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) con sus Crónicas insumisas: 11 intentos de la dictadura por asfixiar el periodismo en Venezuela.
En un trabajo colaborativo de relatos y ensayos fotográficos, la ONG recoge casos emblema de la persecución de la dictadura a periodistas, editores y caricaturistas que persistieron en su labor de auditar al poder político pese a las amenazas, acosos, insultos, golpes y hasta sentencias penales por denunciar la verdad.
Este último caso hace referencia directa a David Natera Febres, editor del diario Correo del Caroní, sentenciado a cuatro años de prisión por los supuestos delitos de difamación agravada e injuria por permitir la publicación de reportajes sobre hechos de corrupción en la estatal única procesadora de mineral de hierro, Ferrominera Orinoco.
Su relato, titulado La otra sentencia de David Natera Febres, muestra no solo la confabulación de Poder Judicial en Guayana, junto con el político y económico, para silenciar un caso de corrupción que tocó intereses de gobernantes y empresarios; sino la importancia de la entereza moral en la labor periodística para denunciar las inequidades contra una región.
El día más difícil para David Natera no fue el 11 de marzo de 2016, cuando lo declararon culpable de difamación agravada e injuria en forma continuada. Ni los días subsiguientes en los que no ha podido salir del país, ni las presentaciones mensuales en la comisaría, ni la violación de sus derechos políticos al ser excluido del registro electoral. Ha sido el día que Correo del Caroní dejó de circular en su versión impresa, apagando temporalmente la rotativa GOSS Community. “Mi máquina… todos los días la veo y se la encomiendo a la Santísima Trinidad porque, desde que la arrancamos, mi mamá estuvo presente” | Foto Gabriela Carrera Marquis
La rotativa permanece apagada. Dos bobinas están en la parte trasera del periódico esperando el momento definitivo para anunciar el fin de una era. Ahora la “resistencia” es digital, pero no es una idea que Natera defienda, ni admire, aunque ya grandes diarios hayan dado el paso. Se niega a usar WhatsApp, Twitter, Facebook. Tampoco responde mensajes de texto, solo llamadas telefónicas y correos electrónicos. El editor sueña con volver a imprimir en la rotativa. “No es un sueño, eso será así” | Foto Gabriela Carrera Marquis
“El régimen que impera en Venezuela limita e impide la circulación de la prensa independiente, controlando la importación y suministro de papel para eliminar a los periódicos que no se doblegan ante la vergonzosa dictadura informativa. La preservación de papel es vital para las conquistas democráticas. Correo del Caroní circulará de nuevo el próximo año” | Foto Gabriela Carrera Marquis