Héctor Luis Rovaín Jiménez tiene 15 años y desde los 3 y medio practica este deporte en su país. (ÁLVARO MATA)
Héctor Luis Rovaín Jiménez tiene 15 años y desde los 3 y medio practica este deporte en su país. (ÁLVARO MATA)

08-16-2013.

Héctor Luis Rovaín Jiménez tiene 15 años y desde los 3 y medio practica este deporte en su país. (ÁLVARO MATA)
Héctor Luis Rovaín Jiménez tiene 15 años y desde los 3 y medio practica este deporte en su país. (ÁLVARO MATA)

POR JOSÉ PERNALETE
DIARIO LAS AMÉRICAS

MIAMI.- Héctor Luis Rovain Jiménez un muchacho con 15 años de edad. Desde los tres años y medio juega beisbol en escuelas profesionales. La semana pasada llegó a los Estados Unidos, midiendo destrezas en el Miami International Baseball World Classic, junto a sus compañeros de dos equipos de la academia Copacabana.

Esta gran experiencia para el joven quinceañero representa un gran logro familiar. Y es que desde pequeño siente que su hogar está incompleto. Cuando tenía 5 años debió desprenderse de su padre quien fue señalado por la justicia venezolana como uno de los autores de los hechos violentos ocurridos en el centro de Caracas, en abril de 2002.

El inspector Héctor Rovaín era efectivo de la extinta Policía Metropolitana, cuerpo de seguridad de la capital venezolana, disuelto por el gobierno del fallecido ex presidente Hugo Chávez. La polarización política entre adeptos y opositores generó un enfrentamiento el 11 de abril de ese año, en la que se registraron disparos contra la población.

Rovain, así como otros efectivos, debió repeler la acción de sujetos armados que disparaban desde un puente, al lado del Palacio de Miraflores. Los uniformados fueron objeto de un largo e irregular juicio, incluso, desarrollado fuera de la jurisdicción donde se produjo la reyerta masiva. Finalmente, los policías fueron sentenciados a 30 años de prisión.

Desde esa época, hijo único del inspector ha debido crecer compartiendo el presidio de su padre, con esperanzas fugaces de libertad, cuando el régimen bolivariano anunciaba imprecisiones referidas a alguna medida de amnistía, que no terminaban favoreciendo a los involucrados en el caso mencionado.

El deporte se ha convertido en la esperanza de este muchacho en poder ver otro lado de la vida, más allá de los barrotes que encierran a su padre. Con ideas claras y frases cortas, Héctor Luis Rovain Jiménez define lo que padecido durante una década, de la mano junto a su madre.

Sin mencionar la palabra frustración, el pelotero en formación aseguró que se siente mal por no tener a sus padres uno al lado del otro. “MI infancia compartida con él en los juegos me la perdí porque ya crecí. Él es un buen hombre, que me enseña muchas cosas de la vida. Nos apoya a mi mamá y a mí para seguir adelante. A veces es inevitable llevar este problema a otros lados” reveló Rovain hijo.

Con tan corta edad, asombra la posición política que asume el joven, pero más sorprende lo comedido e imparcial de sus opiniones, tomando en cuenta el trauma que ha debido soportar por una década. Este adolescente asegura firmemente que “la gente votó por el señor (Nicolás) Maduro porque, en paz descanse, el señor (Hugo) Chávez dijo que votaran por él, sólo para seguir la cadena del mismo partido político”.

Esta faceta de Rovain también deslumbra a Nancy Yépez, madre de un compañero del muchacho. Ambos jóvenes se han hecho buenos amigos desde que coinciden en el diamante de entrenamiento y competencia.

Yépez viajó a Miami como una de las representantes de la comitiva y dijo que “sin duda el beisbol y lo que ha pasado Héctor, lo ha hecho madurar mucho. Eso lo ha convertido en una persona diferente, que analiza la vida con otra visión y él va más adelante que el resto”.

Esta madre entiende la carga de aprendizaje que viene acompañada con las experiencias traumáticas, valora como católica la importancia del perdón y asegura que “ya es suficiente el castigo que ha padecido Héctor padre, el perdón debería existir porque todos merecemos una segunda oportunidad”.

Por otra parte, José Vivenes, el profesor del equipo, es un soporte fuerte de la entereza de adolescentes como Rovain. Contó que Héctor llegó a la escuela de beisbol gracias a la recomendación de otra madre. “Sabíamos que estaba desganado así que canalizamos la energía para aliviar un poco esa falta. En oportunidades no es fácil manejar la situación porque él debe jugar los domingos y las visitas a su padre son el mismo día. El papá entiende pero es inevitable que el muchacho se sienta mal” acotó el entrenador.

Héctor Rovain hijo, al vestir el uniforme deportivo, no duda dejar claro que “siempre juego por mi papá. En cada encuentro lo pienso. Yo sé que mi papá hizo lo correcto y repito que él es el mejor papá del mundo”.

De las aspiraciones que tiene el hijo del inspector, no es difícil adivinar que desea llegar a las grandes ligas. “Con el favor de Dios quiero ser profesional en el beisbol pero si eso no es posible, me gustaría ser abogado”. El anhelo más grande que tiene es ser el orgullo de su padres y que estos al verlo digan “ese es mi hijo”.

http://www.diariolasamericas.com/noticia/160141/joven-estrella-del-beisbol-venezolano-vino-a-competir-con-atletas-de-miami