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Fernando Balda

El exasambleísta Fernando Baldaestá preso por revelar laexistencia de una central paraespiar a opositores y periodistasen Ecuador

Fernando Balda
Fernando Balda

07-10-2013

POR DANIEL CASTROPÉ
DIARIO LAS AMÉRICAS

MIAMI.- Si no fuera por el atropello del que ha sido víctima el exasambleísta ecuatoriano Fernando Balda, preso en Quito por “atentar contra la seguridad del Estado” al revelar infidencias que dejan muy mal parado al Gobierno, podríamos decir que al presidente Rafael Correa lo mueven sentimientos altruistas tras demandar de Estados Unidos que desista en su pretensión de arrestar al extécnico de la CIA, Edward Snowden.

Lo controversial del caso es que mientras Correa profesa una supuesta compasión por la vida de Snowden, el mandatario sudamericano mantiene tras las rejas a Balda en flagrante violación de los derechos humanos que tanto dice defender. Por tanto, el exparlamentario, joven político de 29 años, con más enjundia que cuerpo, es para el Gobierno del presidente Correa lo que Snowden representa para Estados Unidos: “un peligroso delator”, pero la gran diferencia entre uno y otro es que el estadounidense sí habría puesto a tambalear la seguridad de su país, contrario a Balda cuyo único ‘gran pecado’ fue informar al mundo sobre actos de espionaje y corrupción en cabeza del presidente Correa y su núcleo cercano.

Pero el afán de cobrar venganza llevó al presidente Correa a cometer un acto que bien podría ser el detonante de un nuevo escándalo diplomático entre Colombia y Ecuador, que seguramente ya no estallará por la posición ‘amiguera’ y blanda del presidente Santos. Con videos, fotos y otras pruebas que reposan en un frío estante de Bogotá, las autoridades han comprobado que Correa envió personal de inteligencia a realizar tareas de seguimiento y captura de Balda en Colombia e incluso hizo pasar a sus infiltrados como activistas políticos en un evento al que asistía el exasambleísta y el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, hoy y en aquel momento contradictor político del presidente Santos.

INCURSIÓN EN COLOMBIA

Fernando Balda había sido compañero de Rafael Correa en su partido Alianza País, pero en 2009 se pasó a la oposición. A partir de ese momento, y a través de entrevistas, blogs y páginas web, se dedicó a realizar toda suerte de denuncias y críticas contra Correa, señalando al Gobierno ecuatoriano de disponer de una central secreta desde la que se estaría espiando a políticos y periodistas no afectos al régimen. A raíz de esto fue demandado por injuria y buscó refugio en Colombia desde mediados de 2010.

Balda fue objeto de un extraño operativo el 5 de julio de 2012 cuando salía de su apartamento en el norte de Bogotá, siendo interceptado por varios hombres que lo llevaron ante las autoridades de migración colombianas con el propósito de deportarlo a Ecuador, intento que falló pues no había orden de captura por parte de Interpol ni otro requerimiento en su contra.

Días más tarde, el 13 de agosto del año pasado, Balda fue subido a la fuerza a una camioneta en el norte de Bogotá. La oportuna intervención de un taxista que observó el hecho alertó a las autoridades que iniciaron una persecución, obligando a los “secuestradores” a abandonar el vehículo, con Balda en su interior, en un paraje solitario de la capital colombiana.

Las huellas dactilares en el vehículo permitieron a las autoridades colombianas dar con la ubicación de un hombre cuya identidad se mantiene en reserva, que aceptó haber participado en el intento de secuestro de Balda, y quien contó, además, que el propósito era llevar al exparlamentario hasta Ipiales, una pequeña ciudad en la frontera con Ecuador. Un cabo del Ejército colombiano estuvo involucrado en el episodio, según lo narrado.

La declaración del hombre detenido desveló la participación de agentes de inteligencia ecuatorianos tras rastrear la matrícula del vehículo utilizado para cometer el fallido plagio, que fue rentado por seis millones de pesos a un sargento activo de la Policía de Ecuador, identificado como Raúl Luis Chicaiza, quien en 2010 había participado como supuesto miembro de una ONG en el evento el que participaron Balda y el expresidente Uribe.

Chicaiza logró su último ascenso el 19 de mayo de 2009 y ha trabajado en los distritos policiales de las provincias del Guayas, Quito, Carchi y Bolívar y laboraba entonces para la Dirección General de Inteligencia de ese país. Tiene casi dos décadas de experiencia en inteligencia y ha sido condecorado varias veces.

Al revisar la lista de asistentes y los videos del mismo evento del año 2010, los investigadores encontraron el nombre de un exintegrante de la inteligencia ecuatoriana identificado como Stalin Scoto. Se estima que otros 10 posibles agentes hayan participado en las tareas de inteligencia en Colombia siguiendo la pista de Balda y posiblemente al expresidente Uribe, aunque las autoridades tienen algunas dudas sobre esto último.

Por el caso, en el lado colombiano no hay ningún detenido. El cabo del Ejército fue retirado el pasado 12 de septiembre, un mes después del intento de plagio, y no se sabe nada de él. Nadie da razón tampoco de la suerte del agente Chicaiza y sus colegas ecuatorianos. Lo único que se sabe es que salieron del país pocos días después de la acción.

“GOBIERNO CRIMINAL”

El exasambleísta fue deportado a Ecuador el 11 de octubre del año pasado y recibido en Quito por Rommy Vallejo, funcionario de confianza del presidente Correa. El pasado 7 de enero un juez lo condenó por atentar contra la seguridad del Estado.

En una comunicación dirigida por Balda a DIARIO LAS AMÉRICAS, el preso político dice que “la prensa de mi país enfrenta una ley mordaza que criminaliza la exposición de actos de corrupción. Por ello es importante que fuera de Ecuador se denuncie y se informe sobre casos como el mío”.

“Al Gobierno de Correa podemos llamarle ‘gobierno criminal’, pues la cadena de perversos sucesos ocurridos contra mi humanidad demuestran la extrema corrupción y criminalidad existente en la Policía Nacional bajo el mando del poder político, como sucedía en otros anales oscuros de la historia, que los ciudadanos ecuatorianos y de América creíamos se habían superado hace mucho tiempo”, agrega.

Algunos analistas consideran que el presidente Correa parece estar dispuesto a seguir los pasos de Stalin, promoviendo el secuestro o la desaparición de uno de sus opositores más connotados, su propio “Snowden”, el exasambleísta Fernando Balda.

El exasesor presidencial colombiano, José Obdulio Gaviria, recordó que en “La fiesta del chivo”, el nobel Vargas Llosa narra el secuestro de Jesús Galíndez, en Nueva York, y su posterior repatriación a República Dominicana por orden expresa del dictador Rafael Leónidas Trujillo. “El propio tirano lo recibió en el aeropuerto, luego le hizo comer un ejemplar del libro que denunciaba la barbarie del Gobierno y más tarde lo arrojó vivo a los tiburones. ¿Faltará poco para algo similar en Ecuador?”.

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