guardiadelpueblo190513

El mito de la “Patria Segura”

Sacar el ejército a la calle solo logrará, a corto plazo, el objetivo de intimidar a la ciudadanía…

ALBERTO ARTEAGA SÁNCHEZ |  EL UNIVERSAL
miércoles 22 de mayo de 2013
En Venezuela, sin duda, a falta de hechos concretos que demuestren nuestras proposiciones, acudimos permanentemente a los mitos, juegos de palabras o a la acostumbrada excusa de la culpa de otros, para salirle al paso a los graves problemas que confrontamos que, por tanto, quedan sin soluciones, siempre confiados al olvido característico del venezolano y a la estrategia absurda de “correr la arruga”.

Ante el gravísimo problema de la inseguridad, de la violencia desatada y del incremento del delito, ha surgido un nuevo “plan de seguridad” que no dista mucho del “plomo al hampa” contra el delito, estrategia carente de todo sentido y que solo ha logrado distraer la atención del problema central y el camino de su verdadera solución o correcto abordaje.

El nuevo plan “Patria Segura” contempla que el ejército salga a la calle, que soldados armados se expongan a la vista del público y que la justicia, según lo ha dicho la Fiscal, se administre en un autobús para su mayor celeridad.

Expertos criminólogos, estudiosos de la materia de seguridad y miembros de las comisiones designadas por este mismo gobierno deben estar alarmados por los lineamientos maestros de este nuevo plan, en contradicción, no solo con la Constitución, sino con la reiterada afirmación de que el resguardo de la seguridad ciudadana, como función policial, debe estar en manos de civiles y no de militares.

Sacar el ejército a la calle solo logrará, a corto plazo, el objetivo de intimidar a la ciudadanía, exponiendo a la Fuerza Armada a cumplir una función que no le corresponde, con lo cual no solo se pueden producir hechos infaustos, sino que se trasmite un mensaje de respuesta violenta -que esperamos no se haga efectiva-, se frustran los efectos de la acción policial que debe llevarse a cabo con la colaboración ciudadana y se crean falsas expectativas en la angustia asfixiante de toda la colectividad.

En relación al gravísimo problema de la violencia y de la inseguridad que afecta a todos los venezolanos, debe darse una respuesta integral, urgente y capaz de ser percibida por todos los venezolanos, sin recurrir a los mitos ni a las simples advertencias que no se traducen en efectivas acciones contra el delito.

No se trata simplemente de recurrir a la consabida expresión de los “problemas estructurales”, ni de atribuirle la violencia a los medios de comunicación por las noticias sobre sucesos criminales. Ocultando la realidad no damos ningún paso al frente ante este gravísimo mal que nos aqueja.

La fórmula más sencilla y más eficaz ante el delito no es otra que la respuesta certera de un sistema penal que efectivamente funcione y que, con la más absoluta garantía a los derechos humanos, ponga en evidencia ante la colectividad que, en verdad, “el crimen no paga”.

La impunidad, única respuesta del Estado ante el delito, es uno de los males más graves que padece Venezuela y el remedio no es la amenaza de la fuerza, sino la oportuna aplicación de la ley, al servicio de la justicia, legítima demanda de las víctimas, día a día, a las puertas de la morgue. 

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