Julio 4,2019.- En los sótanos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) se ha ido gestando un movimiento de resistencia que ya tuvo su primer episodio, cuando los detenidos por razones políticas, conspiración o Traición a la Patria e Instigación a la Rebelión, decidieron exigir el restablecimiento de sus derechos. Un manto de silencio cae sobre la institución militar, pero en ese frío, apestoso y tenebroso lugar, una hoguera de indignación estalló, publica Infobae.

Las noches son los momentos más siniestros. Es cuando resuenan con mayor claridad los gritos de los torturados o cuando la noche se hace tan larga como el dolor, el miedo, el ocio, la angustia, la añoranza por la familia, la indignación por el trato abusivo que reciben de sus compañeros de armas, es el momento de repasar si valió la pena el sacrificio por ser el mejor de su promoción o para ascender, si se equivocaron al esforzarse por vestir el uniforme, es el momento de perdonar a algunos y de odiar a otros; pero también el de tener miedo porque se pierden los logros, el llanto o la sonrisa de sus hijos, del amor de sus mujeres, de la nostalgia y la ternura.

Fue el martes en la noche cuando luego de tanto soportar torturas, humillaciones, amenazas y coacción, los militares decidieron enfrentar al monstruo que por meses los ha asechado, aterrado y humillado.

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