Abril 10, 2018.- Su nombre es Leida Brito, aunque la mayoría la conoce como la abuela del casco rojo. Estuvo en cada una de las protestas antigubernamentales de 2017, alzando su voz para exigir un cambio en el país, y de cerca vio caer a varios de los jóvenes que hoy recuerda con cada estrella que lleva en su casco.

Un año después el equipo de Caraota Digital conversó con esta abuela, en las calles, escenario donde vivió en primera fila según denunció: injusticias, represión y violación a sus derechos. El detonante que la impulsó a mantenerse en protesta fue la situación de las personas mayores, falta de medicinas y problemas para cobrar las pensiones.

A partir de allí, su miedo quedó de lado, se aferró a San Miguel Arcángel y rezaba cada día antes de salir de su hogar un Salmo 81, para protegerse de todo mal. Entre lágrimas recordó lo difícil de aquellos días con un dolor intacto que aseguró lleva consigo diariamente.

Se hizo imposible que contuviera las lágrimas al hablar sobre la muerte de al menos 11 de los jóvenes que vio caer en el marco de estas protestas.  “Todos los días recuerdo esos muchachos, todos los días me pregunto ¿por qué armas?, ¿por qué armas contra el pueblo?. Recuerdo cuando la Guardia nos tiraban duro, nos metían en tanquetas, nos ahogaban con bombas lacrimógenas, yo solo me aferraba a San Miguel Arcángel, a mis hijos, a mis nietos y me armaba de valor”,expresó.

Cada ciudadano tenía además del deseo de cambiar el rumbo político del país, una necesidad particular. En su caso, a sus 60 años es paciente de diabetes y también tiene a su madre en cama por falta de medicinas, esto se ha convertido en un calvario que le tocó vivir a su familia como a muchas otras.

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