Junio 14, 2017.- Esta cáfila militar será recordada por su corrupta incompetencia, y también por asesinar a los jóvenes venezolanos. Armados -pero desalmados- perpetran a diario las atrocidades más repudiables, pues son verdaderas barbaridades, salvajadas, inhumanidades y excesos que no olvidaremos.

Los esbirros de verde oliva y sus socios paramilitares de todo pelaje y múltiples nacionalidades -cuya tarea más encomiable es proteger a la cúpula podrida y tiránica-  están armados hasta los dientes, pero son unos desalmados sin un ápice de piedad. Lo demuestran todos los días al disparar contra la juventud que reclama su derecho a tener presente y futuro en la tierra donde nació. Muestran toda su crueldad al ser instrumentos de la macolla que les ordena asesinar al que se les atraviese. Sin conmiseración apuntan y disparan proyectiles no convencionales, para eludir su responsabilidad en la muerte de quienes caen a diario, sólo por protestar en las calles. Una metra, para ellos, asesina con impunidad.

Son cobardes, mentirosos y cínicos, que en entrevistas complacientes espetan que no usan armas letales contra los manifestantes y que son celosos y fervorosos guardianes de los derechos humanos. Solo les falta dirigir onegés para mostrar cuán generosos y magnánimos son, pero estos organismos son sospechosos y su financiamiento hiede a dólares provenientes del imperio mesmo.

Por las cúpulas militares ha desfilado lo peor de quienes se dicen defensores de la soberanía y de la patria y otras monsergas que ellos -en primer lugar- no se lo creen. Muchos son verdaderos analfabetas (dis)funcionales, incapaces de encontrar los elementos morfológicos y sintácticos que adhieran un sujeto con un predicado. Al escucharlos, podemos concluir que las academias militares fallaron en la selección, pero mucho más en la formación. Pues estos sujetos parecen máquinas con graves desperfectos, utilizados para repetir frases hechas, mandonear a una soldadesca hambrienta, enriquecerse con cualquier negocio que le pongan por delante, incluso los más peligrosos como el narcotráfico, y practicar el bachaqueo en las altas esferas del poder, porque reciben dólares preferenciales para importar sin ningún control.

El cogollo verde oliva de probada obsecuencia y sumisión con la dictadura castrocomunista es una verdadera casta o una mafia. En realidad una casta mafiosa. Se perciben a sí mismos como una estirpe linajuda, separada del populacho, muy endogámica, y dispuesta a todo para defender sus exclusivos intereses. Por supuesto, no representan a los nacionales de este expaís y el actual Minpopo de la Defensa recibió la oportuna y necesaria bendición del castrismo. Fue apadrinado desde la metrópoli y no se ahorró en peregrinaje hacia la meca y la medina habanera, donde se le vio de hinojos ante los dueños de este territorio.

La macolla castrista-castrense proviene de los sectores medios de lo que fue la sociedad venezolana. Familias obreras o de educadores vieron en la institución militar la oportunidad de ascender en la escala social. Pero, los vástagos que hicieron su carrera durante la república democrática, son hoy la más patética y dolorosa demostración de cuánto mal puede hacer la corrupción moral y económica en individuos sin fortaleza, sin sensibilidad y sin compromiso espiritual con su país, al que todavía exprimen por su “heroica” participación en las intentonas golpistas de 1992.

Lo cierto es que el modelaje militar en la alfombra roja-rojita en estos 18 años no nos enorgullece, pues ninguno enaltece a su institución sino que la descalifica y desmerece con su lamentable y vergonzoso performance. El país está en ruinas por los caprichos y desvaríos de un paracaidista, que fue apoyado por una mafia uniformada, que se ha enquistado en el poder con unos tentáculos que lo abarcan todo. Los militares son los gobernadores fracasados y corruptos en 11 estados, se han paseado por los 30 ministerios que conforman la burocracia del ejecutivo, sin poder mostrar una sola ejecutoria exitosa en alimentación, en materia sanitaria, seguridad, paz o justicia, donde han reinado con plenos poderes.

Esta cáfila militar será recordada por su corrupta incompetencia, y también por asesinar a los jóvenes venezolanos. Armados -pero desalmados- perpetran a diario las atrocidades más repudiables, pues son verdaderas barbaridades, salvajadas, inhumanidades y excesos que no olvidaremos.

Agridulces. Las mujeres venezolanas son más valientes que muchos charreteados y sujetos como Escarrá, quien intenta ofenderlas con su verbo soez y escatológico. Déjame decirte, Hermann, que todos sabemos quién eres tú, y cuál es tu precio en el mercado corrupto de esta tiranía.

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