Enero 06, 2016.-Prensa VAF. Miami.- “Hija, qué emoción! 16 años han pasado y yo pensé que no estaría en este mundo para ver a Venezuela de nuevo por el camino democrático”, le dijo un octogenario a una joven. Ambos marchaban desde la avenida Universidad hasta la esquina El Chorro, centro de Caracas, capital de Venezuela para acompañar a los 112 diputados de la Unidad que a partir de este 5 de enero tomaron las riendas del Poder Legislativo que por cinco años estuvo en manos de la Revolución Bolivariana.
Por Alicia De La Rosa para Venezuela Awaraness
Pasada las 10:00 de la mañana, la euforia crecía. Un diputado desfilaba por la famosa esquina caraqueña y se formaba la algarabía: ¡Diputado ganamos! ¡Sí se puede, sí se puede!, ¡Unidad, unidad, unidad!, ¡Diputados, cumplan con el pueblo! ¡Diputados sáquennos de este atolladero!, gritaba la multitud.
“No nos dejen solos… Juntos podemos sacar el país adelante”, aprovechó y expresó el diputado Simón Calzadilla al pueblo que lo rodeaba. Horas después fue juramentado como segundo Vicepresidente del Parlamento
El despliegue exagerado de seguridad, el cierre del Metro de Caracas y el sol inclemente, no limitó al pueblo que caminó largas cuadras para llegar a La Hoyada. Un camión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), de esos que se convierten en un muro de contención, y ocho motos del componente, irrumpieron para abrirse paso en medio de la multitud que gritaba a manera de protesta, la famosa consigna: ¡Si va a caer, si va a caer, este Gobierno va a caer!
Los efectivos militares que manejaban el blindado, quizás por los gritos, por la reacción, por remordimiento, para evitar alterar los ánimos decidieron retroceder. “Se fueron”, “Los hicimos recular”, comentaban entre sí los marchantes. Aplausos y gritos generó la acción de los funcionarios.
De repente, un grupo de jóvenes ondeando las banderas amarillas del Partido Primero Justicia se abrió paso entre la multitud: “Justicia está en la calle y no tenemos miedo”. Seguido, las banderas blancas: “AD Juventud, AD Juventud, AD Juventud”, luego banderas multicolores de otros partidos y finalmente el Movimiento Estudiantil que con cuatro en mano, interpretaban la famosa canción de Carlos Baute: “No hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo resista, yo me quedo en Venezuela porque yo soy optimista”, recordó a muchos la gran manifestación del 11 de abril de 2002 y los tiempos de la Plaza Altamira.
El tricolor inmenso con las estrellas y el escudo nacional invadió el ambiente de felicidad pero sobretodo de optimismo porque el cambio, la democracia se abrió paso ante la barbarie de la revolución. Con las notas del Himno Nacional “Gloria al bravo Pueblo”, entonadas por las personas agolpadas a lo largo y ancho de la avenida culminó la jornada. En paz y contra todo pronóstico… “Recuperamos la Asamblea Nacional y pronto lo haremos con otras instituciones. ¡Dios, dame vida para verlo!”, expresó el anciano que, con su caminar pausado y tomado de la mano de su hija, marchó de regreso a su hogar.
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