Abril 16,2015.-Estoy en la punta del iceberg, pero hay un gran número de defensores y organizaciones que están siendo víctimas de esta política de criminalización del Gobierno de Venezuela.
Marco Ponce tiene miedo, lo admite. Ser señalado en televisión por Diosdado Cabello, el hombre con más poder en Venezuela tras el presidente Nicolás Maduro, no es algo para tomarse a la ligera. El presidente de la Asamblea Nacional ha acusado en reiteradas ocasiones a este activista de derechos humanos de conspirar para desestabilizar y derrocar al Gobierno venezolano. Tal ha sido la campaña de hostigamiento chavista hacia el coordinador general del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OCVS) que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó formalmente el pasado marzo medidas cautelares de protección para él, aunque sin éxito. A pesar de las presiones, Ponce está decidido a seguir en Venezuela «trabajando para que no se pierda la democracia», convencido de estar viviendo una fase oscura de transición y de que en un futuro «los venezolanos que tuvieron que irse y los que estamos aquí vamos a reconstruir nuestro país».
El coordinador de esta ONG que desde hace 5 años mide los niveles de conflicto social y protesta en Venezuela conversa vía Skype con ABC desde Caracas, a su vuelta de la Cumbre de las Américas. Sabe que sigue en el punto de mira del chavismo. Antes de partir, Diosdado Cabello aseguró en su programa «Con el mazo dando» que viajaba a Panamá a reunirse con agentes internacionales para conspirar contra Venezuela.
-¿Ha habido algún cambio desde la petición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que se garantizara tu seguridad?
-El Gobierno de Venezuela, hasta el momento, no ha dado ninguna respuesta. La Comisión solicitó unas medidas cautelares de protección al Estado de Venezuela, viendo la gravedad del asunto y las consecuencias que puede tener este hostigamiento del presidente de la Asamblea Nacional. Dio un plazo de diez días para que el Estado respondiera por qué está lleva a cabo esa campaña de seguimiento hacia mi persona, por qué los servicios de inteligencia venezolana me están persiguiendo, por qué me toman una fotografía en el aeropuerto, por qué en un programa de televisión nos ponen a varios activistas de derechos humanos con una mira telescópica como la de los rifles, acusándonos de ser los representantes de la extrema derecha de Venezuela. Hasta la fecha ha hecho caso omiso de la solicitud y Diosdado Cabello continúa señalándome como parte de distintas conspiraciones que según ellos estoy articulando en Venezuela en conjunto con el Gobierno de los Estados Unidos para desestabilizar y derrocar a Nicolás Maduro.
La CIDH determinó pedir medidas cautelares para usted apenas 24 horas después de que se presentara su caso.
-Les preocupó que cuando fui a finales de marzo a Washington, la inteligencia venezolana que Diosdado Cabello denomina «Patriotas Cooperantes» me tomara una fotografía en el aeropuerto y éste la difundiera a través de la red de medios del Estado, asegurando que viajaba a los Estados Unidos para conspirar contra el Gobierno de Maduro. Él es muy sistemático en eso de señalarnos como parte de conspiraciones aunque, como saben, todas las actividades que se realizan en el marco de la CIDH o de la Organización de los Estados Americanos (OEA) siempre están amparadas por estos organismos internacionales multilaterales, e incluso todas las reuniones son públicas.
-¿Con qué motivo viajaste a Washington?
-Fui a los periodos de audiencia de la Comisión Interamericana, una reunión que se hace en marzo y noviembre todos los años, para discutir y debatir sobre los avances, los retrocesos y las condiciones en general de los derechos humanos en los países. Hemos ido en reiteradas ocasiones para presentar la situación de las protestas en Venezuela. Nuestros informes incomodan a quienes dirigen el Gobierno venezolano, porque tienen una visión errada de lo que es la defensa de los derechos humanos. Ellos creen que porque nosotros denunciemos o realicemos un planteamiento en cualquier instancia queremos tumbar el Gobierno y es absolutamente falso. Ninguno de nosotros tiene esa intencionalidad. Nuestras actividades pretenden fortalecer la democracia, buscando que el Estado pueda subsanar esa falla y corregir esos errores. Cuando planteamos que en Venezuela hay muchísima conflictividad social y laboral también hacemos propuestas.
El Gobierno de Venezuela -lo era con Hugo Chávez y continúa con Nicolás Maduro con mucha más fuerza- siempre ha visto a las organizaciones sociales como enemigos. Nos califican como enemigos internos, siempre vinculándonos con supuestos planes de conspiración y desestabilización aunque la historia ha demostrado que sus acusaciones se han quedado en discursos. En Venezuela no ha ocurrido ningún golpe de Estado tras los señalamientos que han hecho.
Con su campaña de hostigamiento, buscan poner en riesgo nuestra situación, que tengamos temor para que no ejerzamos nuestra labor como activistas de derechos humanos. Pero nosotros nos mantenemos firmes. Afortunadamente tenemos el apoyo de la comunidad internacional, de la OEA y de la CIDH.
En estos momentos yo estoy en la punta del iceberg por la arremetida que han tenido en mi contra, sin embargo hay un gran número de defensores y organizaciones que están siendo víctimas de esta política de criminalización del Gobierno de Venezuela. Lo más grave de esta campaña es que está impulsada desde las más altas esferas del poder en Venezuela. Diosdado Cabello es uno de los personajes con más poder en este país.
-La persecución contra el Observatorio Venezolano de Conflictividad comenzó en noviembre pasado. ¿Cuál fue el detonante?
-Llevamos mucho tiempo trabajando en el tema de la protesta y la conflictividad social, haciendo reportes mensuales y semestrales que presentamos a nivel nacional e internacional. El 2014 fue el año en el que más protestas se registraron en Venezuela, más de 9.000, y la respuesta del Gobierno venezolano fue una represión salvaje que tuvo como resultado más de 40 personas asesinadas y un altísimo número de heridos. Incluso grupos paramilitares que trabajan vinculados a las fuerzas del estado atacaron a los manifestantes. El Gobierno de Venezuela aseguró que los manifestantes protestaron violentamente y que las fuerzas del orden tuvieron que responder para mantener el orden interno del país, pero nosotros llevamos a cabo una investigación que determinó que de las 9.000 protestas sólo 400, menos del 8%, fueron violentas. Y las protestas que fueron violentasse tornaron violentas cuando la guardia nacional, la policía nacional y los paramilitares atacaron a los manifestantes. Ese discurso oficial quedó sin ningún tipo de asidero. A partir de ahí comenzó esta campaña de persecución por parte de Cabello y de todos los que replican su discurso. Revelamos que era absolutamente falso el argumento del Gobierno.
Como en Venezuela cada vez hay menos medios de comunicación, dimos a conocer esto en espacios internacionales, y por eso el Gobierno busca callarnos y que dejemos de ir a medios internacionales a presentar lo que hacemos.
-¿Conoces personalmente a Diosdado Cabello? ¿Por qué esa inquina personal contra ti?
No. Desconozco por qué tanto ensañamiento hacia mi persona. En ningún momento yo he tenido ningún posicionamiento en contra de Diosdado Cabello o su trabajo. Nosotros siempre hacemos recomendaciones, denuncias y exigencias a organismos o instituciones del Estado, pero evitamos personalizar. Nunca he tenido una posición personal contra él, pero él ha dicho lo que se le ha ocurrido contra mí: me ha llamado conspirador y me ha acusado incluso de ser responsable de esas muertes que ocurrieron en las protestas en Venezuela. También me ha culpado de querer desestabilizar a los sindicatos de las industrias básicas y ahora, con el tema de la escasez que se vive en el país, afirmó en su primer programa del año que yo, con nombre y apellidos, estaba promoviendo las colas en los supermercados y los disturbios para tomar fotografías y hacer reportes para llevarlos a Washington… Me acusa de promover todo conflicto que revela las debilidades del Gobierno de Venezuela. Incluso me ha acusado de estar en una campaña fuera de la ley para tratar de liberar a Leopoldo López. Han sido muchas acusaciones, aunque básicamente se centra siempre en el tema de la conspiración para tumbar al Gobierno.
-¿Y tienes miedo, Marco?
Cuando uno empieza a trabajar en derechos humanos sabe que siempre existe un riesgo. El temor está ahí. Sientes miedo al ver cómo el poder se ensaña en contra de la sociedad civil y en mi caso se añade que Diosdado Cabello es uno de los hombres más poderosos de Venezuela. La Justicia en Venezuela solo está en el papel. En la praxis, se dirime de manera discreccional por quienes están en el Gobierno, de acuerdo a su conveniencia. Cualquier venezolano que piense distinto y lo haga público ya está en la mira de quienes tienen el poder en Venezuela. Actualmente están presos Daniel Ceballos, Leopoldo López, el alcalde Antonio Ledezma, que son figuras públicas, pero también una cantidad importante de jóvenes venezolanos que salieron de manera pacífica a protestar. Incluso abogados que fueron a asistir jurídicamente a algún detenido.
Conociendo esa situación, continuamos con nuestro trabajo en Venezuela porque tenemos que seguir defendiendo la dignidad de los venezolanos. Yo no me voy a ir de Venezuela, aunque sea la intención de Diosdado Cabello y de su equipo. Seguiré trabajando aquí. Siempre hemos hecho un trabajo serio y respetuoso con las leyes y continuaremos porque creemos que defender derechos humanos no es un delito. Buscamos garantizar la dignidad del pueblo venezolano. No vamos a abandonar y dejar en manos de personas corruptas y violadores de derechos humanos a nuestro país. Aspiramos a que en Venezuela en un futuro no muy lejano podamos vivir en verdadera democracia y que todos los venezolanos puedan vivir con dignidad.
-¿Qué piensa tu familia? ¿No te plantea que te apartes momentáneamente ante esta persecución?
Mi familia ha sido una gran fortaleza. A pesar del peligro y los riesgos, apoya el trabajo que hago, aunque es cierto que en este mismo momento de temor, me plantean que haga un paréntesis. Sin embargo, en este momento tengo la plena convicción de seguir haciendo mi trabajo como lo vengo haciendo.
-¿También han sido citados por Diosdado otros miembros de la ONG que trabajan contigo?
-Tenemos un equipo de 11 personas, con periodistas, sociólogos, abogados… expertos en distintas disciplinas para estudiar los derechos humanos siempre desde el enfoque de los conflictos sociales. También ellos han sido atacados y personas de otras organizaciones que colaboran con nosotros haciendo informes, como el Instituto Prensa y Sociedad (Ipys Venezuela).
-¿Desde cuándo lleva el Observatorio Venezolano de Conflictividad trabajando en Venezuela? ¿Cómo os financiáis?
Surgió en 2009 a iniciativa de un grupo de profesores universitarios entre los que me incluyo (soy profesor en la Universidad Central de Venezuela de Sociopolítica, de Sistemas Internacionales de Información, y de Información y Documentación en Derechos Humanos). Éramos investigadores de otras organizaciones sociales e institutos internacionales y veníamos trabajando desde 15 años atrás en el tema de las protestas y los conflictos. Nos habíamos especializado en esa temática. En 2009 pusimos en marcha el Observatorio, una organización registrada con toda la formalidad que exige la legislación. Para mantenernos, trabajamos en cooperación con otras organizaciones de Derechos Humanos y contamos con el apoyo de las universidades con las que estamos vinculados, que, por ejemplo, nos prestan las instalaciones si hacemos un foro. El Gobierno de Venezuela prohíbe que las organizaciones nacionales puedan tener acceso a fondos internacionales.
En estos momentos para ser activista de derechos humanos no se requiere de mucho dinero, sino de voluntad. Hoy con una computadora e internet se puede hacer mucho. Muchos en el OVCS somos profesores universitarios. Tener esa mirada académica nos ha dado mucho respaldo, por la manera rigurosa en la que presentamos la información es un valor agregado que tenemos.
-Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional están siguiendo tu caso.
Estamos muy agradecidos con las redes internacionales. En el caso de Amnistía es un apoyo fundamental saber que están pendientes de mi situación. Han difundido comunicados para llamar la atención sobre el riesgo que corro. También la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), Human Rights Watch, o Cejil. Además he encontrado mucho respaldo en organizaciones históricas de derechos humanos en Venezuela. A pesar de la situación que vivimos, hay personas y agrupaciones que seguimos trabajando para que no se pierda la democracia en este país.
-¿Con qué impresiones regresas de la Cumbre de las Américas?
Fue gratificante ver a presidentes de otros países y organismos internacionales hablar de los derechos humanos en Venezuela con una mirada muy sincera de la situación que vivimos los venezolanos. Constatamos que hay muchas personas están muy pendientes de la situación de los defensores en Venezuela. Colegas españoles, franceses, panameños, dominicanos, colombianos, etc sensibilizados con nuestro tema se nos acercaron a darnos una palabra de apoyo y aliento. Aprovechamos todos los espacios para llevar nuestro mensaje y escuchar realidades de nuestra región. Allí estuvimos reunidos con otras organizaciones de derechos humanos, planteando cómo acercarnos en América para que los gobiernos totalitarios, que violan derechos humanos no lo hagan con la impunidad con que lo hacen.
Por otra parte, tenemos muchas expectativas ante estos cambios que estamos viviendo en la región, de acercamiento entre los EE.UU. y Cuba. Vemos estos nuevos movimientos de forma esperanzadora y esperamos que en Venezuela se pueda promover un diálogo sincero y que el Gobierno de Nicolás Maduro respete a la sociedad civil.
-¿Cómo ves el futuro a corto y medio plazo de Venezuela?
Sería nuestra máxima aspiración que el Gobierno de Venezuela comience a volver al carril democrático del que se salió con el Gobierno de Hugo Chávez. Hemos vivido una degradación democrática, de libertades, de espacios de crítica (cada vez más criminalizada en Venezuela). Hay un número importante de venezolanos que han tenido que irse del país porque ven que aquí no hay futuro y no aguantan la situación. También un número muy importante de venezolanos se han asilado.
En la medida en que se agudiza la crisis económica, se agudiza también la represión. Este es un gobierno que se ha venido manteniendo a través de medidas populistas. Tienen a la gente comprada para que no opinen o cambien su opinión por comida. Pero a medida que se agudiza la crisis, la gente protesta más porque el dinero no le alcanza y aumenta la represión.
Vemos con mucha preocupación cómo los venezolanos ven cada vez más sus derechos económicos, sociales y políticos en menor garantía. Esa situación puede provocar que la gente salga a la calle a exigir una respuesta inmediata al Gobierno. Eso no nos da un panorama muy alentador, es bastante gris.
Pero a largo plazo debemos ser optimistas. Este panorama gris va a ser intermedio. Este gobierno cada vez tiene menos capacidad de sostenibilidad. Eso lo dice cualquier venezolano de a pie. Incluso sectores que se identificaban con Chávez protestan ahora por la escasez de alimentos.
A los que estamos aguantando esta crisis, eso nos va a dar una gran experiencia para reconstruir el país. Estamos en una fase de transición de un modelo que falló, que se vendió a nivel mediático pero no ha tenido impacto a nivel social. El aumento de la pobreza lo demuestra. En Venezuela aumentó la pobreza y la pobreza extrema en el último año según cifras oficiales. Tenemos que pasar por esta etapa de gris oscuro, pero es un proceso de transición, pero a largo plazo los venezolanos que se fueron y los que estamos aquí vamos a reconstruir nuestro país.
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