Estamos decepcionados porque la CELAC, con su declaración final, haya traicionado la dedicación de la región a los principios democráticos al aceptar el sistema unipartidista de Cuba”
Encontramos especialmente descorazonador e inconsistente que la CELAC no haya siquiera cuestionado las acciones de su anfitrión para cohibir a los ciudadanos en su deseo de expresar de manera pacífica sus aspiraciones democráticas”
Departamento de Estado
EVA SAIZ Washington 30 ENE 2014
Estados Unidos ha sido categórico a la hora de censurar el resultado de la II cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinos y Caribeños), que concluyó en La Habana este miércoles. En un comunicado, el Departamento de Estado ha acusado a los asistentes de haber abrazado el castrismo, reprochándoles la ausencia de críticas hacia el régimen autoritario que gobierna en la isla y la falta de apoyo a la libertad de expresión y de manifestación que el Gobierno cubano ha violado, sostiene, con su represión de las protestas durante el encuentro. La dura posición de la Administración estadounidense demuestra que Cuba continúa siendo el principal polo de fricción política en el hemisferio.
“Estamos decepcionados porque la CELAC, con su declaración final, haya traicionado la dedicación de la región a los principios democráticos al aceptar el sistema unipartidista de Cuba”, señala el Departamento de Estado. “Encontramos esta circunstancia inexplicable para una organización que se supone que apoya la democracia y los derechos humanos tal y como constató en la declaración de Santiago redactada en la primera cumbre de la CELAC”.
EE UU, que junto con Canadá son los dos únicos países del continente americano excluidos de la CELAC y que tampoco han sido invitados a la cumbre de La Habana, reprocha especialmente que los líderes que han acudido a la isla no hayan hecho ningún esfuerzo por reunirse con miembros de la disidencia y de la sociedad civil, como solicitó a través de uno de sus portavoces el Departamento de Estado al comienzo de esta semana, y que no hayan condenado la represión a los ciudadanos cubanos que decidieron aprovechar la cumbre para manifestarse. “Encontramos especialmente descorazonador e inconsistente que la CELAC no haya siquiera cuestionado las acciones de su anfitrión para cohibir a los ciudadanos en su deseo de expresar de manera pacífica sus aspiraciones democráticas”.
Los principales líderes del hemisferio -los presidentes de Argentina, Brasil, México, Uruguay, Ecuador, Bolivia y Nicaragua- han aprovechado la cumbre para entrevistarse con Fidel Castro. El portavoz del Departamento de Estado instó esta semana a los jefes de Estado y a los representantes de otras organizaciones internacionales que procuraran reunirse con miembros de la disidencia para mostrarles su apoyo hacia la defensa de la libertad de expresión y manifestación,
Todos, sin embargo, se han ceñido a la agenda de la CELAC y no han previsto reuniones con miembros de la disidencia, con la excepción de una delegación de Costa Rica, encabezada por su embajador en la isla, que visitó a Elizardo Sánchez.
El texto del documento final de la cumbre aboga por “respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones”. En la declaración de la CELAC tampoco se hace mención a los derechos humanos, salvo para saludar el lanzamiento, el año pasado, de un satélite en Bolivia, en colaboración con el Gobierno de China, que facilitará “el acceso a la educación e información y garantizará el ejercicio de los derechos humanos y facilitará el intercambio de conocimientos científicos entre los diferentes pueblos de América Latina y el Caribe”. Sin embargo, como viene siendo habitual en las resoluciones de la CELAC, los países miembros sí condenan el embargo a Cuba de EE UU y su mantenimiento en la lista de países promotores del terrorismo del Departamento de Estado.
Para EE UU el foro adecuado para resolver los asuntos hemisféricos es la Cumbre de las Américas, una reunión auspiciada por la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la que Cuba ha sido excluida de todas sus citas, hasta la fecha. La cumbre de la CELAC, con casi pleno de asistencia de los jefes de Estado de América Latina, ha permitido demostrar al Gobierno de la isla que sigue manteniendo un importante poder de convocatoria y un espaldarazo a sus políticas. El hecho de que ninguno de los líderes políticos haya cuestionado la situación de derechos humanos en la isla también puede considerarse un éxito del régimen castrista.
Entre la pluralidad de entidades regionales y subregionales del hemisferio, la CELAC se ha consolidado como el foro de convergencia política para la mayoría de los dirigentes de sus estados miembros, por encima de la propia OEA, el único organismo que reúne a todos los países del continente Americano -a Cuba se le levantó la suspensión en 2009, aunque, desde entonces, no ha solicitado su readmisión- pero cuyo prestigio está muy devaluado. EE UU lo considera un escenario incómodo, al que aporta la mayoría del presupuesto a cambio de sufrir las críticas de imperialismo de otros países, en especial los del bloque del ALBA, cada vez más molestos con las denuncias que reciben por parte de sus órganos de control de derechos humanos.
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/01/30/actualidad/1391120173_504618.html