Mientras el mundo comunista acoge la economía liberal de mercado desde los comités centrales de los paridos comunistas, Venezuela se encamina a un modelo comunal centralizado. Por Francisco Olivares
China y la vuelta al capitalismo
El Presidente Chino Xi Jinping acaba de introducir las más agresivas y profundas medidas de transformación, económicas y sociales, desde los tiempos de Deng Xiaoping.
De la economía (comunal) planificada de Mao, se pasó en 1978 a la “economía socialista de mercado” con la apertura global de 1989 y hoy en 2013 se da el salto a la economía liberal de mercado. Se trata de un paquete de 300 medidas aprobadas en el pleno del Partido Comunista en la que Jinping dijo: “En los últimos 20 años, China ha establecido una economía socialista de mercado, pero hay un montón de problemas” (…) “China tiene que seguir la ley básica de la economía de mercado y trabajar sobre los problemas de un sistema de mercado subdesarrollado, intervención excesiva del Gobierno y débil supervisión”. El Comité Central del Partido Comunista chino tiene “que reconocer el papel decisivo del mercado” y creo que “ahora, la condición está lista para que aparezca una nueva expresión teórica de este tema”. Las 300 medidas, van desde la creación de bancos privados, hasta la relajación de la política de “un solo hijo”, la propiedad intelectual y abrir al capital privado en industrias del Estado. Se trata del proyecto más ambicioso de transformaciones desde las reformas de Deng Xiaoping y lo más sorprendente es que fueron aprobadas “unánimemente” por el Partido Comunista Chino.
¿Entonces, hacia dónde va el modelo chino, un aliado fundamental del Gobierno venezolano y soporte económico?
Si bien la palabra “democracia” aún está prohibida en China, el futuro es previsible ya que hoy la generación que aplicó las reformas de 1989, tendrá más de 70 años en el 2020 o habrá desaparecido de la vida política mientras que la generación de la Plaza de Tiananmen, educada en la apertura de mercado hoy tienen 40 años y están gobernando China.
El Sendero de Ho Chi Min
Desde los tiempos en que las juventudes de América Latina elevaron la figura de Ho Chi Min a la categoría de Mesías del nuevo mundo socialista, bautizada como “Sendero de Ho Chi Min”, nadie habría imaginado que unos años después aquel sendero renacería en forma de índice bursátil en el corazón de Vietnam. Ahora la deidad no competiría en el campo de batalla contra las tropas norteamericanas, sino con el Dow Jones de EEUU o el Nikkei de Japón.
La nueva realidad del mundo globalizado ha des mitificado a campesinos y obreros de esos países, quienes, como los pescadores del Delta Mekong, inmortalizados por las baladas de Silvio Rodríguez, terminaron organizándose en una corporación que cotizó con sus acciones en la bolsa.
Con acciones como esas, Vietnam logró en apenas cuatro años inversiones directas por 122 mil millones de dólares (Banco Mundial) y hasta los más escépticos ancianos de Hanoi tuvieron que reconocer que el mercado accionario, aunque bajo estricta supervisión, no perdió control de ninguna de sus empresas. Igualmente pasó con los chinos, Shang Fulin, presidente del órgano que regula el mercado chino aclaró: “Que las acciones de nuestras compañías públicas coticen en el mercado accionario, no significa vender nuestras compañías”, “conservamos el control sobre ellas”. De esa manera, aún promoviendo el estatismo, ambas naciones encontraron una fórmula para no tener que meter la mano en los bolsillos del pueblo para superar las crisis económicas de sus corporaciones, tal como ocurre con las empresas estatizadas en Venezuela cuyas pérdidas van en aumento cada año.
Si bien la República Socialista de Vietnam es gobernada mediante un sistema altamente centralizado, manejado por el Partido Comunista, la realidad económica los obliga a cambiar y abrirse al mundo globalizado. En 1986 el PC abandonó definitivamente la economía comunal y comenzaron a introducir elementos del “libre mercado” en el contexto de un amplio paquete de reformas que fue conocido como Doi Moi (Renovación) semejante al modelo que había seguido China. Ello significó para Vietnam un crecimiento económico sostenido en los próximos años luego de iniciarse la reforma. Vietnam se convirtió para el año 2000 en una de las economías de mayor crecimiento junto con China.
A Cuba le pesa la burocracia
En octubre de 2010 la Gaceta Oficial de Cuba anunciaba de la reducción de empleos de la burocracia estatal, mediante un plan, con el cual el Gobierno se proponía a reducir gastos y abrir espacios a una economía estatista cerrada que ha imperado por 50 años.
El documento contenía disposiciones dictadas por el Consejo de Estado en el que se indicaba que serían eliminados 500 mil puestos de trabajo en una primera etapa, hasta alcanzar la cifra de un millón quinientos mil empleos públicos. Tales medidas estaban acompañadas de otras en las que se permitiría el trabajo por cuanta propia, la comercialización de productos agrícolas y la producción propia en algunos sectores del campo.
El contexto en el que los cubanos recibían tales noticias estaba aún presente los 16 años del llamado “período especial”, la más severa crisis vivida por los antillanos, luego de la caída de su principal proveedor, la Unión Soviética. A pesar pesar de la ayuda venezolana recibida como su nuevo proveedor, con aportes de unos 34 mil millones de dólares en 5 años (2005-2010) según los convenios firmados entre ambos países, en pleno siglo XXI, 1.200 pueblos continuaban sin luz eléctrica y al entrar en el nuevo siglo, Cuba había acumulado 244 días de apagones y 2.500 escuelas sin servicio eléctrico.
El agradecimiento de Fidel Castro por Venezuela fue reconocido a finales de 2010 ante periodistas venezolanos del chavismo: “Ustedes han estado apoyando a la revolución (… ) y para nosotros significó mucho en los momentos más difíciles del período especial, de donde vino una ayuda que le ahorró enormes sacrificios a nuestro pueblo que lleva casi 50 años luchando”.
Aunque aún tímidos los cambios, 150 mil agricultores han recibido en usufructo casi 1,4 millones de hectáreas. Se han eliminado instancias estatales en la distribución de productos del agro y facilitado las ventas directas. Se estimula la producción y comercialización de alimentos a escala local y se les dan facilidades de compra de equipos y otros enseres a los agricultores particulares. La fuerza de trabajo no estatal, que fue una proporción ínfima durante más de 30 años, crece y se espera que alcance un 40% del total en 2015. Todo ello apoyado en nuevas inversiones extranjeras que van más allá de la gran infraestructura turística construida con el capital multinacional. Así está el caso de Teléfonos de Cuba, hoy día manejada por la empresa italiana ESTECA, que ha logrado el milagro de incrementar en diez veces la cantidad de teléfonos instalados desde su creación.
Comunismo debajo del paralelo
Como nos los recuerda la articulista de El Universal , Thays Peñalver, la experiencia militarista por debajo del paralelo, que ha ofrecido igualmente el sueño “comunal” no ha sido diferente a la del “socialismo real”. Mientras la economía de mercado crece en los países que fueron los buques insignias del comunismo, en los países socialistas debajo de esa línea imaginaria se recicla un drama vivido por aquellos.
Así es como la sentencia de la Corte Penal Internacional (Caso ICC-OTP-20080714-PR341) nos habla de un Teniente Coronel de los paracaidistas, que se dejó impresionar por Fidel Castro, dio un golpe de Estado a principio de los 90 y también prometió una patria bonita en Sudan, realizó una Comisión de Reforma Constitucional, un período presidencial de 6 años con reelección indefinida, implementó la nacionalización, la colectivización, las comunas y por supuesto un “Comando Revolucionario para la Salvación del Pueblo” que impulsó la “guerra económica” que terminó en hambruna. (15 millones de hambrientos).
En Etiopía otro teniente coronel marxista apoyado por Fidel Castro de nombre Mengistu Haile, junto con militares de baja graduación se propusieron un golpe de Estado para instaurar una “Revolución Patriótica” que llevó a la “guerra contra el capitalismo”, con una nueva constitución ordenó la muerte de miles de sus opositores, colectivizó la economía e implementó la “guerra económica” culminando en la más grave de las hambrunas 5 años más tarde en la que la ONU terminó enviando comida. (33 millones de hambrientos)
En Chad otro “comandante revolucionario” amparado por Gadaffi y Fidel de nombre Iris Déby, otro coronel de tendencia marxista, dio un golpe de Estado en 1989 que fracasó para luego presentarse en las elecciones, ganarlas e implantar una revolución en uno de los pueblos más corruptos y pobres del Planeta (4 millones de hambrientos). En Guinea otro teniente Coronel de nombre Teodoro Obiang, dio un golpe de Estado y gobierna desde 1980 (1,5 millones de hambrientos) Mientras en Eritrea un guerrillero marxista empeñado en impulsar la Revolución llamado Isaías Afewerki aún siembra el terror y el desconcierto en un país azotado por el hambre (3,5 millones de hambrientos).
Quizás sea Zimbabwe, otra dictadura miliarista, uno de los ejemplos en que deberíamos mirarnos. En 2004 Robert Mugabe, ante la enorme inflación, estableció un férreo control de precios a empresas y comerciantes. Atacaron a las empresas por especulación, cerraron 800 y la inflación llegó a 564%. En 2006 eran detenidos hasta los panaderos, se declaró ilegal la inflación mientras militares recibían aumentos del 300%. En 2007 por decreto se bajaron los precios a la mitad, se encarceló a 1.386 empresarios y la inflación llegó a 3.700%. En 2008 colapsa la economía y la inflación llega a 200 millones por ciento. Luego de la bancarrota, Mugabe ha tenido que abrir espacios a la libertad económica.
twitter: folivares10
COMUNISMO EN RETROCESO
En Polonia hay 12 partidos políticos en los que 82% de los votos van a la derecha, 14% son socialdemócratas y de democracia cristiana y apenas 0,55% de los votantes lo hacen por el partido Leninista. De 3,5 millones de militantes los comunistas quedaron reducidos a 79.147 y el grueso de electores tienen 65 años o más.