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Simonovis aseguró que todos los días lucha por vivir. (Foto Archivo)

25 agosto 2013

Alfredo Fermín | [email protected]

Iván Simonovis se siente torturado por la pérdida de su libertad desde hace casi una década, en los años más productivos de su vida y por la separación de su esposa, quien ha debido asumir su defensa y actuar de padre y madre de sus hijos, a los que dejó cuando estudiaban la escuela primaria y han crecido sin su presencia en el hogar. ”Por ellos sigo luchando para vivir”.

El excomisario de la Policía Metropolitana, acusado de dirigir acciones durante los sucesos del 11 de abril de 2002 cuando se anunció la renuncia del fallecido presidente Hugo Chávez, fue condenado a 30 años de presión y recluido en la sede del Sebin, en Caracas, de donde fue trasladado a la cárcel de Ramo Verde. Sus médicos tratantes han coincidido en que tiene padecimientos por 19 patologías, por lo cual es un clamor nacional que se le dé la residencia por cárcel por su delicado estado de salud.

El Carabobeño envió a Iván Simonovis, por intermedio de su esposa Bony de Simonovis, un cuestionario sobre la situación en que se encuentra, el cual nos devolvió por la misma vía. Sus respuestas fueron las siguientes.

¿En cuáles principios de la legislación venezolana se basan sus abogados para exigir medidas sustitutivas de prisión?

-Hemos solicitado cuatro veces esas medidas. Dos en 2011 (una , extrañamente se extravío del expediente) una en 2012 y la de finales de julio de este año ratificada el 9 de agosto. El artículo 502 del Código Orgánico Procesal Penal establece que ese tipo de decisiones favorece a los enfermos graves o terminales. Se establece también que, cuando una persona ha cumplido un cuarto de la pena impuesta, se le concederá la primera medida alternativa, que consiste en ir a un centro de reclusión, del que puede salir a trabajar en el día y regresar en la noche. El viernes se puede ir a la casa. Esa medida me corresponde desde abril del 2012 y tampoco se me otorga.

¿Es cierto que casi se muere cuando fue llevado al hospital por un mal diagnóstico médico?

-El jueves 26 de julio fui trasladado al hospital Victorino Santaella. Allí los médicos hicieron un diagnóstico errado. Me pusieron un tratamiento para una infección renal, a pesar de que el dolor se focalizaba en la parte baja del abdomen y tenia los glóbulos blancos en 19 mil. Por persistir el dolor fui trasladado al Hospital Militar, donde se dieron cuenta de la gravedad del asunto y fui llevado a pabellón, con la urgencia del caso, para ser operado de peritonitis biliar.

¿Se siente torturado en la cárcel?

-Este vía crucis comenzó hace nueve años. Fui perseguido, detenido y obligado a asistir, durante tres años y medio, a un juicio radicado en Maracay. Debí recorrer más de 45 mil kilómetros esposado. Aun cuando no se determinó mi participación en los hechos imputados, fui condenado a 30 años de prisión y recluido en una mazmorra en el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), en el Helicoide de Caracas, durante 8 años y 4 meses. Allí solo tuve acceso a 13 días de sol. Como consecuencia de este inhumano encierro presento 19 patologías detectadas.

Es una tortura que me hayan arrancado casi una década de mi vida, en los años más productivos del ser humano, de 30 a 60 anos. Yo tenía 44 años cuando fui detenido, ahora tengo 53. La peor tortura la ha vivido mi familia, mi esposa que debió asumir mi defensa y hacer de padre y madre, mis hijos, quienes cursaban la escuela primaria y tuvieron que aceptar la separación obligatoria del padre y crecer sin mí.

¿Imaginó que en Venezuela se presentaría una situación como esta?

-Yo asumía que en Venezuela no había posibilidades de más regímenes caudillistas. Trabajé toda mi vida en la lucha contra el delito, me dediqué durante años a defender principios y derechos ciudadanos. Pero la ley que tanto defendí fue manipulada y puesta en mi contra. Lo he dicho varias veces y lo repetí en el juicio: es inconcebible que una persona que trabajó durante 23 años respetando la ley, haciendo las cosas correctamente, de la noche a la mañana se convierta en criminal. Eso no tiene sentido. Quienes me conocen saben de lo que soy capaz y también de que mis principios no me permiten asesinar a gente inocente. El 11A salvamos vidas no causamos muertes.

Qué espera de la Comisión Internacional de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos?

-Es bien sabido que estas cuestiones de juicios internacionales van a su propia velocidad. Lamentablemente no a la que todos desearíamos, pero estoy seguro de que, en su momento, se pronunciará a a mi favor.

¿Considera que los venezolanos hemos sido pasivos, en casos como el suyo, que pueden extenderse a todos los ciudadanos?

-Los venezolanos han dado una batalla apoteósica en la lucha por sus derechos. Se enfrentan a un hipertrófico régimen que todo lo quiere controlar de facto, lo controla porque tiene el poder del Estado al servicio de un ideal que no comparten todos los venezolanos.

Quedó demostrado en la última votación, en la que más de siete millones de personas lo rechazaron. Por eso hay que seguir luchando por una nueva alternativa. Los venezolanos tenemos más cosas que nos unen que las que nos diferencian o nos separan. No hay que dejar de luchar, yo lucho todos los días por vivir porque se que fuera de estas paredes tengo una familia que me necesita y un país que quiero.

¿Acepta el argumento del gobierno de que, en Venezuela, no hay presos políticos sino políticos presos?

-Eso es como querer tapar el sol con un dedo. En la última entrevista que dio el presidente Chávez, un día antes de las elecciones presidenciales, a la pregunta del periodista Villegas sobre el caso de los presos políticos respondió que estaba dispuesto a solicitar a los poderes correspondientes que se revisaran los casos. No objetó el término presos políticos. Ese argumento de que no hay presos políticos sino políticos presos es ridículo.

¿Con tantos atentados a la libertad de expresión, cómo se puede seguir divulgando la situación de los presos políticos en el país?

-La creatividad del ser humano no tiene límites. Son muchos los ejemplos de pueblos que, estando bajo los peores regímenes, han luchado por sus libertades y derechos. Cada día cierran más medios o controlan más medios. La idea es dejarnos incomunicados, pero estamos en el siglo 21. Por cada espacio que cierran aparecen decenas de nuevos tuiteros. Para nosotros, los presos políticos, el peor castigo es ser olvidado. Gracias al apoyo y a medios de comunicación y millones de personas solidarias, esto no ha sucedido ni sucederá.

¿En qué situación está el ex sargento de la Policía Metropolitana, Arube Pérez?

-Nada buena, él tiene problemas graves de circulación que afectan su corazón y en varias oportunidades ha tenido que ser trasladado de emergencia al hospital, donde lo estabilizan. Difícilmente se puede saber el estado de salud de los presos políticos porque, a menos que se presente una emergencia, no sabemos que padecemos, ni tenemos la posibilidad de ser evaluados para conocer nuestra verdadera situación médica.

¿Cómo es un día en la cárcel?

-En la cárcel solo hay días malos o peores. La lucha más difícil de un preso es contra el ocio que produce un aburrimiento que mata. En mi caso, me levanto con lo que llaman el “conteo”, que es cuando los custodios pasan revista en cada piso a los presos. Comienza mi rutina con el aseo diario. Como estoy convaleciente de una operación, desayuno con lo que los médicos mandaron. Luego salgo a caminar, veo las noticias en televisión y, si me siento bien, bajo a la cancha y camino un poco allí. Posteriormente me pongo a leer hasta el medio día, cuando me toca comer. En la tarde veo televisión, leo o escribo. También voy a los calabozos de otros presos a conversar un poco hasta la noche, cuando hay el conteo para cerrar cada piso. Así es de lunes a miércoles. Los jueves, viernes, sábados y domingos son días de visitas que atiendo. Así se van los días, los meses y los años.

http://www.el-carabobeno.com/portada/articulo/65370/simonovis-en-la-crcel-solo-hay-das-malos-o-peores