Foto: Cortesía de Diego Arria
Foto: Cortesía de Diego Arria

11 de jul de 2013

 Este jueves se cumplen 18 años del genocidio de Srebrenica, uno de los más terribles de la historia de la civilización, y en Noticias24 Radio hablamos en exclusiva con el diplomático Diego Arria, quien presidió la misión de la ONU a ese teatro de guerra.

Foto: Cortesía de Diego Arria
Foto: Cortesía de Diego Arria

“En Srebrenica le dije al pueblo: ‘les hablo en nombre del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el organismo político más grande del mundo, y les digo que los protegeremos’. Un año después fueron masacrados”, relató Arria, quien escribe actualmente un libro en inglés para denunciar la complicidad de las potencias occidentales en esa matanza.

Lo que resultó en la muerte 7.000 musulmanes bosnios durante 24 horas hace exactamente 19 años, contó con el silencio cómplice de importantes factores de poder, según Arria, porque se estaba fraguando la creación de un Estado musulman en el centro de Europa.

Explicó que ese momento histórico causó tal influencia en su vida, que luego impulsó la creación del Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia.

El diplomático rememoró que durante una de las primeras reuniones que sostuvo con el dictador Slobodan Milosevic, le había advertido sobre un posible juicio, y que 10 años después “fui testigo del proceso y al entrar a la corte nos saludamos con la cabeza: yo como diciéndole ‘te lo dije’ y él como diciéndome ‘me lo dijiste’”.

Foto: Cortesía de Diego Arria

Arria considera que las injusticias que se cometieron durante aquella época en contra de los musulmanes desencadenaron en buena parte de los movimientos terroristas que alarman al mundo actual.

En cuanto a la posibilidad de que también sean juzgadas las potencias que colaboraron en la muerte de tantas personas, Arria confesó que se ha tratado de promover la creación de algo parecido a lo que fue el Tribunal Russell-Sartre, pero que no ha sido posible por la falta de interés por los bosnios musulmanes.

Destacó que Yugoslavia era un país muy civilizado “hasta que un fanático decidió dividir, promover el odio, y el racismo. Yo hice un sinnúmero de discursos destacando el crimen que se había hecho ahí. La lección que podemos sacar, es que toda población sometida al fanatismo es capaz de hacer las cosas más bárbaras”

En este sentido, recordó que le dijo al fallecido presidente Hugo Chávez que controlara sus palabras porque tales podrían desencadenar en situaciones de las que no tenía idea.

Quien aspiró a convertirse en el candidato presidencial de la oposición Venezolana en 2012 además advirtió las posibles consecuencias del fundamentalismo y criticó que Nicolás Maduro “trate de competir” con Chávez a ver quién es más radical.

Foto: Cortesía de Diego Arria

Resumen de algunas intervenciones de Arria sobre la ONU sobre Srbenica

“Bosnia es una horrible lección. La evasión moral, cuando eclipsa nuestra habilidad de reconocer y responder al mal, minará nuestros valores y nuestras creencias fundamentales, en un momento en que el mundo se hace más pequeño y tantos miran hacia el oeste para liderazgo”. No me cabe duda que el triunfo de los agresores sin duda nos degradará a todos los que estamos representados hoy en el Consejo de Seguridad.

El mundo ha venido observando, con profunda preocupación y horror, como la política de “limpieza étnica “, promovida por los dirigentes serbios, ha sido superada por una de exterminio étnico. La que los nazis llamaban Endloesung, solución final. Sin embargo, la comunidad internacional pareciera no querer advertir las consecuencias que tendrán las barbaridades que se cometen en el medio de la Europa de Maastricht, que no se limitan al campo militar sino que se proyectan a la dimensión moral y ética. La verdad es que se está creando un precedente peligrosísimo que, por el bajo costo de las sanciones internacionales, puede ser imitado en Europa y en otras regiones.

Miles de muertos, miles y miles de heridos. Casi un millón de refugiados, cientos de miles de viviendas destruÌdas, setecientas inglesias quemadas, todas las mezquitas arrasadas, hospitales, clínicas, centro de maternidad bombardeados. ¿Cuánto tenía este Consejo que esperar para actuar?

La comunidad internacional ha demorado demasiado su intervención categórica como la que hoy hará el Consejo. No debemos, si lamentablemente se repiten las circunstancias en otro país, actuar con una demora que ha costado ya mucha sangre y mucha destrucción.

¿Cuánto tenía este Consejo que esperar para actuar? ¿Es que teníamos acaso que esperar hasta la extinción total de Bosnia y Herzegovina?

Venezuela votaría de la misma manera como lo hacemos hoy en cualquier circunstancia similar a la tan trágica que presenciamos hoy. La defensa y protección de los derechos humanos y la defensa del derecho internacional deben ser medidos con la misma vara. No hay aquí lugar para un double standard.

El futuro está lleno de incertidumbres y la experiencia de este proceso no augura bien ni una paz duradera en Bosnia-Herzegovina, ni para la estabilidad de la región, ni para el futuro de esta Organización cuyo liderazgo y recursos serán de importancia crítica, en el futuro, para que este tipo de acuerdo tenga impacto en la devastación de la guerra.

Aquellos que tienen poder para prevenir lo que hemos presenciado deben renunciar a su renuencia o incapacidad y proceder a llevar a cabo lo único que nos queda por hacer: llevar ante la justicia a los que han cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad tales como violaciones sistemáticas, tortura, asesinato de enteras poblaciones civiles, destrucción masiva de la propiedad cívica y cultural, ataques contra hospitales y personal médico, obstaculización de la ayuda humanitaria y la detestable política de “limpieza étnica”. Permitir que aquellos que cometieron estos delitos sigan impunes es negar todo principio de ley y moralidad

Es mi esperanza que mañana, cuando contemplemos la devastación de los restos de lo que solía ser la hermosa y pacífica nación de Bosnia-Herzegovina, no tengamos que recordarnos de los lamentos de Henrique V de Shakespeare: “Verguenza y eterna verguenza, nada más que verguenza“.

Foto: Cortesía de Diego Arria