(De El Nacional, autor David Gonzalez)

El bullicio en la sala del apartamento del Jesús Faría Rodríguez, coronel retirado de la Guardia Nacional, cesó por un momento a las 2:00 pm. Los presentes guardaron silencio para escuchar la reproducción de un disco compacto que había sido colocado por Fanny de Faría, esposa del militar, en una computadora portátil. Una vez que se activó el aparato, comenzó a escucharse la voz del oficial que hasta el domingo pasado estuvo preso en el Centro Nacional de Procesados Militares de Ramo Verde, en Los Teques.

“Quien les habla es el coronel de la GN Jesús Faría. He querido por esta vía manifestarles que la delincuencia judicial que actualmente ejercen la Fiscalía pública y los diferentes tribunales judiciales, amparados incluso por el Tribunal Supremo de Justicia, tanto en la jurisdicción ordinaria o civil como en la militar, nos obligó a buscar la libertad que nos fue negada”, se puede escuchar a través de la reproducción digital. No hay duda: la familia sabe que habla el oficial retirado, condenado a nueve años de presidio, por su supuesta participación en una rebelión militar de la que también formarían parte 150 colombianos.

La grabación se escucha nítida en la sala del apartamento. Apenas quedan algunos de los periodistas que desde el domingo han visitado continuamente la residencia ubicada en El Cafetal, Baruta (un equipo reporteril de Globovisión durmió allí y amaneció ayer junto con la familia). La computadora portátil permite escuchar cómo el coronel de la GN califica al presidente Hugo Chávez como el jefe de la “banda hamponil” constituida en el sistema judicial. “Decidimos escapar de la cárcel donde nos mantenían secuestrados para buscar la forma de despertar a los venezolanos de la manipulación severa en que los mantiene el régimen”.

La sala del apartamento sigue en silencio. Fanny Faría permanece callada, pero momentos antes le había dedicado unas palabras a su marido: “Él es más útil fuera de la cárcel, que adentro. Le diría que no regrese así le digan que a mí me están torturando. Estoy preparada para soportar esto el tiempo que sea necesario”. Han estado casados por 28 años, tienen tres hijos: dos varones y una hembra que se acaba de graduar de contadora (el sábado pasado la familia hizo una pequeña celebración en Ramo Verde por el título universitario obtenida por esa hija).

En el apartamento está Óscar Pérez, dirigente del Comando Nacional de la Resistencia. Lo tratan como a uno más. Wilmery de Faría también se encuentra allí. Es la esposa del coronel Darío Faría Rodríguez, quien también huyó el domingo de Ramo Verde junto con su hermano Jesús Faría Rodríguez, su sobrino, el capitán Rafael Faría, y Carlos Ortega, ex presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela. “Nadie ha dormido desde el domingo. No consultaron con nadie lo que iban a hacer. Simplemente lo hicieron”, afirma, y también exhorta a su esposo a resistir.

En la casa hay primos, tíos, amigos, que caminan de un lado a otro. Una abuela ­madre de Fanny de Faría­ ofrece cafés, refresco y agua a los visitantes. Agradecen la presencia de los reporteros como un antídoto a un allanamiento. El último, realizado en mayo de 2004, supuso una agresión directa contra el hijo mayor de Jesús Faría Rodríguez. “Le pisaron la cara y se la partieron”, dice su madre. Una acción semejante realizó la Dirección de Inteligencia Militar en la residencia de Darío Faría Rodríguez en El Valle cuando fue detenido en abril de 2005. No se sabe cuándo algo parecido se repetirá.