Gracias a un cuestionario enviado a su sitio de reclusión, el dirigente sindical aborda su situación personal y la del país. Pese a la condena, apuesta al diálogo con el Gobierno y a la unidad de la oposición

GUSTAVO MENDEZ

EL UNIVERSAL

Quienes lo han visto después de ser condenado afirman que su entereza continúa indemne. Afectado apenas por una terca gripe, aupada por el frío que acecha el Centro de Procesados Militares de Ramo Verde, en Los Teques, estado Miranda, el presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, afirma que seguirá en pie de lucha por el retorno de la libertad y de la democracia en el país.

“Esperaba esa decisión y no me sorprendió para nada”, escribe al contestar el cuestionario enviado por quien suscribe a través de una visita. Además de sus opiniones sobre el complejo momento político y social que atraviesa el país, el dirigente sindical describe la celda que lo alojará por los próximos diez años.

¿Cómo se siente luego de la decisión?

Aparte de la gripe y de la dieta, me siento bien. Desde el principio sabía que ese era el dictamen. Al sentenciarme le dije a la juez que su decisión era política, como fue la naturaleza del juicio. Por tanto no esperaba nada contrario. Si el caso era aplicarme la condena de muerte, me hubiesen matado. Conozco bien la naturaleza de este régimen.

¿Cuál cree que será la repercusión de su condena?

Estoy claro que el efecto será de cuatro o diez días. Lo importante en mi caso, y en el resto de los presos políticos, es que haya una seguimiento a los casos para mantener latente la lucha, si no nos quedaremos en el olvido.

Después de ser sentenciado usted reiteró la necesidad de la unidad para que el país pueda afrontar al Gobierno. De igual manera, la oposición habla de unidad pero se queda en la retórica. ¿Es posible alcanzar ese preciado anhelo?

No hay otra alternativa, mientras no se logre seguirá la atomización. La unidad es posible y sus efectos son muy positivos. Los casos de Fedepetrol y de la CTV donde se alcanzó una apertura plural a otras corrientes políticas así lo evidencian.

La oposición también insiste en la unidad, pero ya hay varias candidaturas presidenciales a un año de las elecciones.

No sé quién le dijo a esas personas que es tiempo de candidaturas. Son opciones sin destino. Deben entender que es necesario ofrecer un claro proyecto al país, cuya base es la convergencia de las distintos sectores opositores.

¿Los resultados del pasado 4 de diciembre reflejan la profunda crisis política del país?

La primera señal es que Chávez ya se dio cuenta que perdió el respaldo popular. Nadie le cree. Este Gobierno se sostendrá, de ahora en adelante, con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional y en los vastos recursos que aporta la renta petrolera. El silencio del pueblo fue una puñalada para Chávez quien se jactaba de obtener diez millones de votos. La abstención, y lo sabe muy bien Chávez y su CNE, estuvo por el 80%. El pueblo mandó un claro mensaje al Gobierno, y claro está a la oposición. Otra consecuencia del 4D es que entrampó al Gobierno, que habla de democracia pero cada vez es más autoritario. Sin el respaldo popular al Gobierno sólo le quedará la vía represiva.

¿A su juicio, la población, ante la ausencia de respuestas por parte del Gobierno y la carencia de un claro liderazgo opositor, a lo que se añade su encarcelamiento como una acción represiva, optará por la apatía y la resignación?

Siempre he creído, y ahora más que nunca, en la capacidad de respuesta del pueblo venezolano. No creo que haya resignación y apatía, sino la ausencia de una clara propuesta que reagrupe a los millones de personas que desean salir de este Gobierno como lo demostraron el 4 de diciembre. Claro que hay liderazgos, pero éstos están en los sectores medios y aún no han surgido para retomar los puestos de dirección. Es un proceso que está en camino y pronto se verán resultados. Siempre habrán mecanismos de lucha. Es claro que mi condena por 16 años es una advertencia para desanimar la lucha opositora, pero sé que eso no sucederá.

Además de la unidad, usted aboga por el diálogo. ¿Es factible esa opción ante un Gobierno que se jacta de su poder?

No hay otra alternativa para un Gobierno que perdió la conexión con el pueblo. Chávez es el único que puede convocar un diálogo, pero con sinceridad y con la capacidad de rectificación. El país no quiere un ejercicio de retórica como se demostró en los anteriores intentos. El 4 de diciembre, aunque el Gobierno lo intente minimizar, acentuó la crisis que vive el país. Siempre lo he dicho, si hay que sentarse con el diablo para salir de la crisis, hay que hacerlo.

¿Con el control absoluto de la Asamblea Nacional se acentuará el poder del Gobierno?

Esa es una Asamblea ilegítima que no aportará nada nuevo al país ni ayudará a los pobres. Es un grupo de personas ignorantes cuyo único mérito es estar enzapatados y al servicio del régimen.

¿Una Asamblea totalmente chavista a la larga no será un problema para el Gobierno?

No lo sé, es muy temprano para analizarlo.

¿Un Parlamento monocromático es el último paso para la consolidación de un proyecto autoritario y militarista?

Los nuevos diputados podrán patear el poco Estado de Derecho que queda. Pero insisto, confío en el pueblo y sé que no aceptará que se limiten sus libertades ciudadanas. Y en el caso que la AN apueste a fortalecer la represión, el pueblo la rechazará tajantemente.

¿Considera que esa AN podrá controlar al Gobierno?

Si con la presencia de la oposición no lo hizo, menos ahora. Aquí nadie controla al Gobierno. El controlador Clodosbaldo Russián estuvo en la clandestinidad conmigo, no se ve por ningún lado. No aparece nunca. En el pasado hubo corrupción, pero lo de ahora no tiene nombre, es vulgar y grotesco. El gran encubridor de la corrupción es Chávez. El no puede engañar a nadie. ¿Por qué no actúa contra los corruptos? Porque es su arma para chantajearlos, para tener el control sobre ellos.

¿Su condena es un mensaje para que sindicatos, partidos y sociedad civil se queden tranquilos?

Es una señal de terrorismo de Estado para crear temor, pero eso no pasará. Hay que seguir en la lucha, lograr la unidad y abocarse a la organización para la pelea democrática. La oposición y quienes aún creen en esto deben entender que al Gobierno sólo le queda la represión para contener la protesta social que está latente. Acá sólo se han incrementado problemas como la pobreza, el cierre de empresas y el buhonerismo, no hay logros palpables.

¿Está la CTV y los sindicatos preparados para afrontar la lucha que usted plantea?

No cabe duda que el movimiento sindical ha sido duramente golpeado por este Gobierno, pero aún sigue vigente y en pie de lucha. Es necesario que los dirigentes entiendan el momento que vivimos. La presión sobre la contratación colectiva es una manera de acabar con el sindicalismo, pero sé que eso no pasará. Si la dictadura de Pérez Jiménez no pudo con la CTV, menos este Gobierno. Para lograr eso los dirigentes deben afrontar la lucha, y si no lo hacen surgirán otros que sí lo harán.

¿Cómo evalúa los informes de la Organización de Estados Americanos y de la Unión Europea? ¿Cree que la comunidad internacional comienza a admitir la existencia de irregularidades en las elecciones?

Esos informes refuerzan lo que la oposición denunció en el referendo revocatorio. Al pueblo le asiste la razón cuando afirma que revocó a Chávez. La complicidad de Jimmy Carter, que es un tarifado del Gobierno, y la falta de coraje de César Gaviria permitieron que pasara lo que pasó. Estas personas le hicieron un gran daño a la democracia venezolana y fueron avaladas por el Gobierno. Pero ahora, cuando la OEA y la UE reflejan el ventajismo del Gobierno son atacadas. Ahora, en quien no confío es en Insulza, el secretario general de la OEA, quien es un insulso y que a la larga no sólo le hará daño a Venezuela sino a toda la región.

¿Ese informe no contradice la tesis según la cual el Gobierno tiene el apoyo irrestricto de los gobiernos de la región gracias a los “acuerdos firmados”?

Es la política del bozal de arepa. La misma que intentaron aplicar a Costa Rica por darme asilo. Es la misma que intentaron aplicar al Caribe, pero que a la larga, y los hechos lo han demostrado, no tiene efectividad. Esos países sólo se aprovechan de la ocasión.

¿Cómo observa las relaciones con Brasil y Argentina?

Lula está aprovechando a San Nicolás para levantar su economía. El es un demócrata, un verdadero hombre de izquierda que conoce la realidad de los trabajadores y de los pobres. Sé que no acompañará a Chávez en su proyecto autoritario, él no se separará de EEUU. En el caso de Kirchner, si bien es un radical está orientado en otra dirección.

Después de las interrogantes planteadas. ¿Cómo otea Carlos Ortega el futuro del país?

Obviamente será difícil. Repito acá nada está escrito y el 4 de diciembre se demostró que nadie cree en nadie. Es hora de encauzar el malestar de la población y conducirlo para lograr una salida democrática a esta crisis.