Por: Milos Alcalay
Ex Embajador en la ONU
Recientemente nuestro Jefe de Estado afirmó que había decido prolongar dos años más su permanencia en el poder para quedarse en Miraflores hasta el año 2024.
Esta improvisada decisión nos recuerda la denuncia de George Orwell, celebre escritor británico quien renuncio en 1949 a su militancia revolucionaria para plasmar en su obra “1984” los mecanismos perversos del totalitarismo.
El personaje principal de la obra, Winston Smith, trabaja en el Ministerio de la Verdad, y es el responsable de reescribir la historia, corrigiendo en periódicos viejos, los errores del Partido, y en especial los cambios del “Gran Hermano”
Existe también un Ministerio de la Paz, cuya misión es mantener una agresiva guerra contra países lejanos, un Ministerio del Amor, encargado de mantener presos políticos, a quienes se tortura moral y físicamente hasta que acepten las bondades del régimen, un Ministerio de la Abundancia que despilfarra los recursos del pueblo. Todos los Ministros actúan para agradar al “Gran Hermano”, a quien le aceptan todos sus caprichos.
A su vez el régimen impone un “Nuevo Idioma”, para acuñar frases como “La Guerra es la Paz”, “La Libertad es la Esclavitud”.”El Amor es el Odio”. Se trata de diseñar un orden que asegure el fin de la libertad y de la familia, que promueva una burocracia orientada al culto de la personalidad y a la personalización del Poder,
La pintura totalitaria que hace Orwell en su libro, constituye una pieza clásica de politica-ficción y una caricatura que retrata las estupideces del autoritarismo. Pero lo que le da su carácter de actualidad y universalidad a su denuncia, es la existencia de los anti-valores a los que están llamados a utilizar los autócratas de todo tipo.
Es por temor a que este pavoroso modelo se instituya en nuestra querida Venezuela, que debemos denunciar todo atropello que nos acerque a modelos totalitarios como los descritos en “1984” . Los signos de preocupación aparecen cuando constatamos que la publicidad oficial nos tiene bombardeados con una propaganda llena de afirmaciones contradictorias tales como “Nuestro Norte es el Sur”, o “Petróleos de Venezuela es de Todos”, o “Venezuela es Territorio Libre de Analfabetismo”
A su vez, las declaraciones diarias dadas por los más altos funcionarios, nos tienen sumidos en un asombro permanente como cuando nos pretenden convencer de los grandes logros del proceso, o afirman haber logrado reducir el desempleo, o acabado con la pobreza, o haber dotado a los “dignificados” de soluciones, o que el pueblo ya no tiene problemas de salud y de vivienda.
Debemos evitar que nuestros sueños se conviertan en pesadillas, y asegurar que los disidentes y críticos constituidos por políticos, trabajadores, empresarios, petroleros, iglesia, periodistas, militares, diplomáticos, y ciudadanos en general, no sean reprimidos o vejados, y luchar para que podamos vivir en una Venezuela libre y democrática en la que la alternancia del poder sea la forma de asegurar las libertades. De esa manera evitaremos que 1984 no se convierta en la pauta de un 2024.