Ni el parole humanitario para venezolanos creado por la administración del gobierno de Estados Unidos en octubre 2022 ha podido frenar el paso de connacionales por la peligrosa Selva del Darién hasta llegar a México y allí intentar cruzar el río Bravo. Hay venezolanos que intentan solicitar asilo desde el país azteca a través de la aplicación CBP One, pero obtener una cita puede demorar hasta tres meses, aguardando en campamentos improvisados y en condiciones infrahumanas. Mientras que a otros les ha ganado el desespero y el hambre y optan por viajar en el denominado “tren de la muerte”, hasta poder saltar el muro e ingresar de manera ilegal a EE.UU., sin medir las consecuencias que esa acción le puede ocasionar a su caso migratorio.
Patricia Andrade, abogada y fundadora del Programa Raíces Venezolanas en Miami, que ayuda a venezolanos recién llegados a EE. UU. en situación de vulnerabilidad, estuvo una semana en la zona fronteriza entre El Paso, Texas y Ciudad Juárez pocos días antes que llegara a su fin el Título 42, decreto que prohibía el paso de migrantes ilegales a EE. UU. y que autorizaba deportaciones rápidas y masivas, vigente en pandemia desde el 20 de marzo de 2020 hasta este jueves 11 de mayo. Esta medida ha generado presión en la frontera y que se dupliquen los migrantes estos últimos días. La mayoría, según asegura Andrade, son criollos, quienes arriesgan sus vidas porque no tienen esperanza de un cambio político en Venezuela.
Lea la entrevista completa en: La prensa de Lara
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