El ministro venezolano de petróleo e influyente dirigente del chavismo, Tareck El Aissami, renunció este lunes a su cargo tras una operación anticorrupción que implica a la petrolera estatal y colaboradores cercanos.
La Policía Nacional contra la Corrupción (PNCC), un cuerpo que actúa bajo la mayor reserva, anunció la semana pasada una “investigación profunda” de una trama de desvío de al menos 3.000 millones de dólares de pagos por crudo en criptoactivos en 2022, según reportes de prensa.
Al menos seis funcionarios están bajo arresto.
Tres de ellos tienen vínculos, según la prensa, con El Aissami: el vicepresidente de Comercio y Suministro de Calidad de Petróleos de Venezuela (PDVSA), coronel Antonio Pérez Suárez; Joselit Ramírez, superintendente de Criptoactivos de Venezuela (SUNACRIP), que maneja los fondos de la industria petrolera a través de criptomonedas.
También el diputado Hugbel Roa, creador del Petro, una criptomoneda estatal respaldada en las vastas reservas de crudo del país y el primer superintendente de la SUNACRIP.
“En virtud de las investigaciones que se han iniciado sobre graves hechos de corrupción en PDVSA; he tomado la decisión de presentar mi renuncia como Ministro de Petróleo, con el propósito de apoyar, acompañar y respaldar totalmente este proceso”, escribió en Twitter El Aissami, que desde 2020 ocupaba este cargo clave en un país monoproductor.
También anunció su respaldo a una nueva “cruzada” del gobierno contra la corrupción, que cuenta entre sus detenidos a Cristóbal Cornieles, presidente del circuito penal de Caracas, a un juez antiterrorismo y un alcalde.
El Aissami, sancionado por Estados Unidos, es uno de los más poderosos dirigentes del chavismo gobernante en Venezuela. Fue antes vicepresidente del país, además de ministro del Interior y de Industrias.
– 12% de los ingresos –
El diario Últimas Noticias, de línea oficialista, reportó que en operaciones de ventas de petróleo a través de criptomonedas para sortear las sanciones de Estados Unidos contra el crudo venezolano se perdieron los 3.000 millones de dólares del año pasado.
El dinero, apunta el medio, fue desviado por Joselit Ramírez.
La firma Ecoanalítica estimó que los ingresos en divisas del Estado venezolano en 2022 fueron de 25.000 millones de dólares, indicó su director Adrúbal Oliveros. “Para que entendamos la magnitud del desfalco de 3.000 millones de dólares (…), lo desaparecido es equivalente al 12% del ingreso del año pasado”.
La industria petrolera de Venezuela ha sido blanco de más de 25 investigaciones de corrupción desde 2017, que terminaron con las detenciones de decenas de empleados de PDVSA y dos ministros de Petróleo, Eulogio del Pino y Nelson Martínez, quien falleció bajo custodia del Estado.
Rafael Ramírez, uno de los hombres de confianza del expresidente fallecido Hugo Chávez, está acusado de malversar fondos durante su gestión como ministro de Petróleo (2002-2014) y presidente de PDVSA (2004-2014). Está prófugo en Italia y las autoridades venezolanas han pedido su extradición sin éxito.
– “Peleando el botín” –
La renuncia de El Aissami recibe igualmente una lectura política, con disidentes y opositores señalando fracturas dentro del chavismo a un año de las elecciones presidenciales en las que Maduro aspira a un tercer mandato de seis años.
El poderoso dirigente Diosdado Cabello, vicepresidente del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), negó esa teoría. “Estas cosas lo que hacen es unirnos más en Chávez”, dijo en una rueda de prensa.
“En la revolución no tienen espacio los corruptos”, siguió sin hacer referencia a El Aissami.
Desde la oposición, la salida del zar petrolero es vista como “una confesión de cómo han destruido el país”, expresó Juan Guaidó, que fue reconocido por Estados Unidos como presidente de Venezuela hasta enero.
“No hay que olvidar que Nelson Martínez murió en la cárcel, que Eulogio del Pino continúa preso, todos designados por Maduro, que es el principal responsable de esta red de corrupción”.
“Lo que estamos viendo en las últimas horas, lejos de ser un acto de justicia, es un ajuste de cuentas entre la cúpula que detenta el poder”, escribió Henrique Capriles, precandidato opositor a las elecciones presidenciales de 2024, al igual que Guaidó.
“Se están peleando el botín y no les importa el sufrimiento del pueblo”.
Con información de AFP
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