Cuando Julia Sakamoto conoció a un hombre en una estación de transporte público de Miami que la trató con amabilidad y la invitó a cenar, nunca imaginó que se transformaría en su verdugo durante dos semanas tras secuestrarla, torturarla y trasladarla a otro estado con un objetivo macabro.
Se acercó a ella, se presentó como un productor musical que viajaba con frecuencia al sur de la Florida y le pidió su número de contacto. Sakamoto, de origen brasileño, al principio no quería salir con él, pero aceptó en un momento en que se encontraba muy vulnerable porque había finalizado una relación tóxica y su mamá estaba muy enferma.
“Soy una mujer transexual y soy muy precavida porque en Brasil las personas transexuales sufren mucha violencia. Sabía que debía tener cuidado”, dijo a el Nuevo Herald en una entrevista.
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