Cada día cientos de inmigrantes cruzan de EE. UU. hacia Canadá, a través del paso ilegal de Roxham Road, liberando así un poco la presión sobre Nueva York, ciudad a la que han llegado más de 45.000 en menos de un año y que batalla por llevarlos a otros lugares.
Según indica EFE, durante el transcurso una hora, y a pesar de ser de noche, y de que las temperaturas rondaban el punto de congelación, habrían cruzado ilegalmente más de 100 personas todos ellos inmigrantes, procedentes en su mayoría de países latinoamericanos como Venezuela, Nicaragua, Colombia y Haití, aunque también de otras partes del mundo como Nigeria, Turquía y Pakistán, que en un principio se encontraban en Nueva York.
Autoridades en Canadá afirman que en diciembre habrían cruzado por Roxham Road aproximadamente unos 4.689 inmigrantes. Nueva York, por su parte no da cifras, pero sí aseveran que los que se han ido son, en palabras de la vicealcaldesa de Salud y Servicios Humanos, Anne Williams-Isom, “una pequeña parte de los más de 45.000 solicitantes de asilo a los que hemos asistido”
La Alcaldía de la ciudad de Nueva York ha estado pagando el viaje “voluntario” a cualquier inmigrante que desee dejar la ciudad para dirigirse a cualquier otra parte de los Estados Unidos, estrategia que el alcalde, Eric Adams, calificó como de “descompresión”.
Con respecto a Canadá la Gran Manzana se desentiende completamente del asunto. Los autobuses que salen de Nueva York pasan por Plattsburgh, que es una pequeña ciudad fronteriza sin mayor interés que el encontrarse próxima a la frontera y luego continúan con su viaje hasta Montreal. No obstante, la mayor parte de los inmigrantes bajan antes para cruzar por el paso ilegal.
En Plattsburgh los taxistas han estado cobrando 50 dólares por persona para llevar a los inmigrantes hasta la frontera que queda a unos 15 minutos de distancia, negocio que les es rentable ya que diariamente llegan al menos seis autobuses procedentes de Nueva York.
Se puede cruzar legalmente a Canadá por medio de un puesto oficial que queda al este de Plattsburgh, pero los inmigrantes prefieren pasar por Roxham Road, donde del lado canadiense hay unos barracones prefabricados y del lado estadounidense no hay nada salvo nieve y hielo.
La policía canadiense, por su parte, recibe a cada grupo de inmigrantes que cruza la frontera con un mensaje en español o francés que dice: “Este paso no es legal. ¿Ustedes lo entienden? Van a ser arrestados. Si siguen adelante, es asunto suyo”.
El arresto resulta más bien anecdótico ya que ninguno de los inmigrantes se echa para atrás. De hecho, les invitan a un café mientras les toman los datos para luego trasladarlos al lugar de su elección mientras se resuelven sus trámites de asilo o refugio.
Los supuestos beneficios de Canadá son un tema de conversación entre los inmigrantes latinos que aterrizan en Nueva York y se sienten frustrados por meses de demoras burocráticas en los EE. UU., agravadas por otros problemas como calles inseguras o escasez severa de bienes y servicios.
Con información de EFE
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