Durante mi visita en El Paso, Texas, pude constatar que los inmigrantes que intentan ingresar a Estados Unidos por entradas no autorizadas, ya no tenían ningún disimulo en dañar el muro, frontera entre Texas, USA y Ciudad Juárez, México.
Las personas dañaban la fachada, golpeaban los candados fuertemente hasta romperlos, fabricaban escaleras y cuerdas que enganchan a la parte alta del muro, lo hacen solo tomando la precaución de no ser descubiertos por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, cuyo país tiene la política de “Open Borders” o fronteras abiertas.
Una noche me encontraba en una parte del muro mirando hacia Ciudad Juárez cuando pasaban varios hombres jóvenes que resultaron ser venezolanos y, sin anestesia, uno de ellos me dijo: ”ayúdame a cruzar, ¿Por dónde pasaste?”. Le respondí que no había cruzado, que yo vivía aquí y le insistí que estábamos caminando. Él no me creía. Me reclamaba que yo era “mala” y no quería decirle dónde estaba el “hueco” (parte del muro abierta por los inmigrantes para ingresar ilegalmente).
El día anterior habíamos encontrado un hueco en ese punto del muro, y al otro día la Patrulla Fronteriza lo había reparado. Ellos, como otros que pasaban por ahí, no lo sabían y lo estaban buscando.
Este imponente muro que recorre más de mil kilómetros, se comenzó a construir en 1994 bajo la presidencia de Bill Clinton y fue continuando por otras Administraciones para impedir el tráfico humano y el contrabando.
Algo que me llamó la atención fue que al lograr pasar el muro dejan sus pertenencias tiradas en el piso; un completo basurero. ¿Acaban de llegar a un país que desean vivir y así se comportan?
¡Mal comienzo!
Patricia Andrade
@patriciaentiempolibre
