Por un momento nos recordaría al Río Güaire o una quebrada en alguna ciudad venezolana, pero no, es el Río Bravo o Río Grande que separa a El Paso, Texas, con Ciudad Juárez, (Chihuahua) México, nuevo punto de ingreso en incremento de inmigrantes venezolanos.
Una vez llegan a México, los traficantes les recomiendan a los inmigrantes cambiar su ruta y evitar el Río Bravo por Piedras Negras, México, a Ciudad Juárez.
Como es usual, aprovechando la nocturnidad, empiezan los cruces. Nos encontrábamos ahí para verlo una vez estacionados en un borde de la autopista de El Paso, mirando hacia Ciudad Juárez. Claramente visibles las casas frente al río estaban llenas de inmigrantes que esperaban el momento del cruce. Se asomaban atentos para ver a los traficantes por si ya los iban a llamar.
A la orilla del Río Bravo, lado mexicano, estaban estacionados los traficantes y al darse cuenta que nuestra presencia, nos empezaron a alumbrar con sus linternas en forma desafiante. Lo hacían una y otra vez. No querían testigos.
En la otra orilla, el Río Grande, lado estadounidense, podía ver un muro sin terminar, autobuses y carros de la patrulla fronteriza esperando la llegada de los inmigrantes.
Debajo de la autopista, un improvisado centro de procesamiento de inmigrantes de la Patrulla Fronteriza que los recibe, procesa y traslada a un centro de procesamiento.
Tal vez la historia suene bonita, pero esconde su lado oscuro: los coyotes o traficantes son delincuentes que ya iniciaron los secuestros de los inmigrantes venezolanos, hasta que no les paguen una tarifa superior a la acordada los mantienen encerrados y las consecuencias ya se las pueden imaginar.
Gracias a Anthony Aguero por todo el apoyo prestado en este viaje por la frontera sur, así como todas las facilidades para poder registrar este trabajo. Por favor síganlo en las redes y en su canal YouTube, apoyen su trabajo
#elcoyotenoestuamigo
Patricia Andrade
@patriciaentiempolibre
