En tres meses siete mil venezolanos cruzaron la peligrosa Selva del Darién

Foto: @JuanPappierHRW

El investigador sénior, Juan Pappier, quien cruzó la selva del Darién junto a un equipo de investigadores de la organización Human Rights Watch (HRW), informó que entre enero y abril de 2022 al menos siete mil migrantes venezolanos han cruzado la peligrosa Selva del Darién, una ruta que comprende animales salvajes y grupos criminales organizados desplegados sobre ella, para poder llegar a Panamá y así darse paso hasta Estados Unidos.

“Muchos nos dijeron que, como México y países de Centroamérica ahora les exigen visa, no encuentran otra opción para buscar refugio en EE. UU.”, escribió Pappier, quien reseñó este 25 de mayo, su travesía por la selva a través de la red social Twitter.

El equipo visitó el municipio colombiano Necoclí, y las comunidades panameñas Metetí, Canaán Membrillo y David donde entrevistaron a decenas de migrantes y autoridades, documentando graves abusos contra los caminantes.

En el 2021 más 133.000 personas migrantes cruzaron el Darién, una cifra histórica y más o menos igual a la registrada en toda la década anterior, según detallaron las autoridades.

Según las cifras oficiales, del más reciente informe de Médicos Sin Fronteras (SNM), detallan que hasta marzo de 2021 un total de 13.425 migrantes irregulares cruzaron el Darién, de ellos 4.257 de Venezuela, 1.589 de Haití, 1.164 de Senegal y 1.065 de Cuba, las nacionalidades predominantes en este grupo.

Cambio de ruta

El investigador sénior, Juan Pappier, señaló que hasta el 2021, los migrantes llegaban a la comunidad remota de Panamá Bajo Chiquito, a través de Capurganá y Acandí. Ahora arriban a la comunidad de Canaán Membrillo. El cambio de ruta ocurrió luego de que el 10 de diciembre de 2021 asesinaran en Colombia al líder comunitario, Fredy Pestana Herrera, quien había promovido la ruta por Acandí.

“Para llegar a Canaán, muchos pagan una lancha (hasta 300 dólares por pasajero) desde Capurganá (Colombia) a Carreto (Panamá). El camino de Carreto a Canaán es más corto y seguro. Pero quienes no tienen el dinero deben caminar desde Capurganá y tienen riesgos mayores de sufrir abusos”, relató el investigador sénior.

Aberraciones y abusos sexuales

Los migrantes que caminaron desde Capurganá les relataron que son asaltados por grupos criminales y las mujeres sufren violencia sexual. El equipo de Médicos Sin Fronteras ha atendido a 89 víctimas de violencia sexual solo en lo que va de año.

“La mayoría de los asaltos armados y abusos sexuales parecen ocurrir en una zona costera conocida como Armila y después de cruzar una loma, que los migrantes identifican como ´loma de la muerte´”, subrayó Pappier.

“Luego de caminar entre dos y 10 días, los migrantes llegan, normalmente aterrados y hambrientos, a un rancho indígena conocido como El Abuelo. De ahí, deben tomar una lancha de tres horas a Canaán Membrillo, donde las autoridades fronterizas y de migración les toman sus datos. Canaán Membrillo es una comunidad indígena Emberá de apenas 300 personas. A pesar de que cuenta con un puesto de salud, que ha sido recientemente refaccionado, no hay médicos ni insumos para atender a la comunidad o a los migrantes”, agregó el investigador.

Pappier explicó que el gobierno de Panamá designó a un fiscal en Canaán Membrillo para recibir las denuncias de los migrantes sobre crímenes sufridos durante el recorrido en la Selva del Darién. Sin embargo, los denunciantes presentan obstáculos y las investigaciones “no han tenido avances serios”.

“Luego de pasar la noche en Canaán, los migrantes deben pagar 25 dólares para ir en piragua hasta Puerto Limón (en Costa Rica), donde un camión del Gobierno los lleva hasta el puesto migratorio San Vicente (Darién). No pueden salir de San Vicente. No hemos podido identificar el sustento legal de tal prohibición”, remarcó Pappier.

En la Estación de Recepción Migratoria (ERM) en la comunidad de San Vicente, ubicada en el distrito de Pinogana, provincia de Darién, la atención a los migrantes también es limitada. El investigador sénior detalló que durante su estancia no vio la participación de médicos del Estado, fiscales, Defensoría del Pueblo, siendo las agencias humanitarias como Unicef, Médicos Sin Fronteras y Cruz Roja, quienes ayudan a las personas, aunque no se dan abasto.

“El gobierno panameño está iniciando un plan para refaccionar el centro de San Vicente. Es muy importante que este plan pueda incorporar insumos de las agencias de la ONU y de organizaciones no gubernamentales en la zona para garantizar una atención digna para los migrantes”, insistió el investigador sénior Juan Pappier.

Desde San Vicente, los migrantes deben tomar un bus, cuyo boleto tiene un costo de 40 dólares, hasta la estación migratoria Planes de Gualaca en Chiriquí, frontera con Costa Rica.

“A los migrantes y solicitantes de asilo les queda mucho viaje por delante para llegar a EE. UU., pero muchos ya han sufrido abusos aberrantes y han recibido poca protección y acceso a la justicia”, concluyó Pappier.

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