Las manifestaciones cívicas en Cuba contra el gobierno de Miguel Díaz-Canel reflejan una “brecha generacional” a favor del cambio político y social de la isla que tendrá repercusiones en el resto del continente, opinan analistas consultados por la Voz de América.
Miles de cubanos estaban convocados este lunes a manifestar su descontento con las condiciones de vida actuales en su nación, mientras el gobierno y sus partidarios reaccionaron con amedrentamiento, detenciones y restricciones de movilización contra activistas y periodistas que preveían contar la protesta.
La policía bloqueó las inmediaciones de las casas de algunos de los líderes de la convocatoria, como el dramaturgo disidente Yunior García Aguilera, que había promovido manifestaciones cívicas y pacíficas en La Habana, la capital, para “sacudir un país” mediante la promoción de un debate sobre cambios políticos.
La manifestación sociopolítica de este lunes en Cuba se interpreta desde Venezuela, uno de los países cuyo gobierno es aliado del de la isla, como un punto de inflexión en la revolución castrista y sus prácticas autoritarias, considera el experto en relaciones internacionales Lauren Caballero.
“Existe ahora mismo una ruptura generacional entre las generaciones de la era castrista, los principios de la revolución cubana y el comunismo, todo este sueño que terminó siendo una pesadilla, y las generaciones millenial y Z”, comenta a la Voz de América, en referencia a aquellos nacidos a finales del siglo XX e inicios del XXI.
Caballero, desde Caracas, opina que esa brecha generacional parece “insalvable” y se constituye en una “fuerza profunda” que impulsará nuevas formas de protesta hasta que en Cuba haya cambios políticos significativos. Nota, eso sí, similitudes en las formas de represión observadas en la isla y en Venezuela.
“Es muy parecido a lo que pasa en Venezuela con el chavismo, al infiltrar gente para que ataquen a los manifestantes, controlen las manifestaciones y otros agentes del Estado trabajan de la mano para neutralizar cualquier tipo de movimiento que tenga que ver con reivindicaciones libertarias”, sostiene.
La relación entre Cuba y Venezuela ha sido estrecha en todos los ámbitos desde la llegada de Hugo Chávez a la presidencia del país sudamericano, en febrero de 1999. Su sucesor, Nicolás Maduro, formado entre 1986 y 1987 en la escuela izquierdista Ñico López de La Habana, contribuyó con la continuidad de los vínculos estratégicos con el gobierno castrista.
La colaboración entre ambas naciones pasa por los sectores energéticos, militares, educativos, sanitarios, culturales y, sobre todo, ideológicos. La oposición venezolana acusa desde finales del siglo XX a Cuba de tutelar políticamente a Caracas a cambio de recursos de toda índole.
Este lunes, el líder opositor Juan Guaidó, considerado presidente interino de Venezuela desde 2019 por al menos 50 gobiernos del mundo, expresó su apoyo a los cubanos que piden libertad y a quienes detuvieron por sus expresiones.
La región observa
La protesta del lunes en Cuba es “una acción valiente” que refleja cuán harto está el pueblo cubano de las restricciones impuestas oficialmente en sus vidas, expresa a la VOA el experto en relaciones internacionales y presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras.
Valora el movimiento opositor cubano como “una especie de esperanza”, no solo para la isla, sino también para otros países de la región, como Venezuela, donde, a su entender, “se ha intentado imponer esa fórmula política” de control.
Resalta cómo la protesta reciente en Cuba emergió del sector cultural. “Eso es una de las cosas que ha sorprendido más al gobierno y a la élite política cubana, que no se trató del movimiento de un partido, sino de un movimiento que pide ‘patria y vida’, que es todo lo contrario a lo que la revolución le ha dado”, afirma.
Dice esperar que países que han “dependido y aprendido” del sistema represivo cubano, como Venezuela y Nicaragua, hagan “todo lo posible” para evitar que la democracia halle camino en la isla.
“Esto les traería consecuencias a lo interno de sus países. En la primera manifestación, hubo dirigentes comunistas de la región sorprendidos por lo que pasaba en Cuba. Ninguno imaginó que pudiera existir un grupo de protestas en toda la isla para pedir libertad”, apunta.
Hastiados de la crisis económica y sanitaria, miles de cubanos tomaron las calles de al menos 40 ciudades y poblados de Cuba el 11 de julio para protestar contra el gobierno del presidente castrista Miguel Díaz-Canel.
Los manifestantes exigieron libertad y el fin de la “dictadura”, mientras denunciaban sus carencias sociales.
El gobierno cubano dijo que las protestas fueron planeadas desde Estados Unidos por grupos que buscaban desastibilizar el país y el presidente Diaz-Canel dio una orden en televisión nacional de salir al “combate” contra los manifestantes.
Hubo centenares de detenidos, decenas de heridos y al menos un muerto durante la represiva respuesta del oficialismo.
Contreras nota que hay “más precaución” en la región para asumir posiciones en defensas de regímenes autoritarios del continente. Menciona que la izquierda sufrió una derrota importante en las elecciones legislativas de Argentina y que gobiernos de tendencia izquierdista, como el de Perú o el de Alberto Fernández, no se abstuvieron en la votación en la OEA sobre los comicios en Nicaragua.
Con información de VOA