El embajador de España partió de Venezuela tras culminar su misión diplomática: será reemplazado por un encargado de negocios

El embajador de España en Venezuela, Jesús Silva, dejó este domingo el país sudamericano con el deseo de que se logre un acuerdo entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición, y poner así fin a la crisis política, para dar paso a la paz, la prosperidad y el progreso.

Silva vuelva a su país luego de que el gobierno de Pedro Sánchez degradara su representación diplomática en Venezuela. De esta manera, el embajador será reemplazado por un encargado de negocios, ya que España cuestiona la legitimidad de Nicolás Maduro como presidente del país, según informó a finales de octubre la responsable para América Latina del Ministerio de Asuntos Exteriores español, Cristina Gallach.

“Tanto España como la Unión Europea (UE), queremos para el país un futuro que permita progresar y que sus ciudadanos puedan desarrollarse en paz, con dignidad y que haya prosperidad para todos y, para ello, es necesaria una solución democrática y pacífica a la crisis de Venezuela”, explicó el embajador a la agencia EFE.

Silva lideró la misión diplomática española en Venezuela durante tres años y medio “muy intensos, difíciles a veces”, en los que ha “intentado tender puentes con las partes y seguir la máxima de la política exterior” en el país, que “es la de mantener cauces de diálogo e intentar ayudar a superar la crisis”.

Desde su llegada, el diplomático vivió momentos de tensión que trató de resolver por la vía del diálogo entre los distintos interlocutores y poniéndose siempre a disposición de quienes abogaron por la negociación como fórmula de solución a los problemas de Venezuela.

Antes de partir hacia Madrid, recordó cuando en el año 2017 y recién llegado al país sudamericano, vivió el primer encuentro entre las partes en conflicto, con el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero como mediador. “Ha habido varios intentos de diálogo. El primero, al poco tiempo de llegar yo, en 2017, se puso en marcha un proceso de negociación entre el Gobierno y la oposición que, inicialmente, fue secreto, y tuvo lugar en la residencia de la Embajada de España con el ex presidente Zapatero de mediador”.

“Siempre hemos sido muy respetuosos con los procesos internos de Venezuela, hemos evitado cualquier tipo de injerencia y, en este caso, pusimos a disposición todo el apoyo y la infraestructura de la Embajada y del Gobierno español para facilitar el proceso de acercamiento entre las partes, sin intervenir”, precisó.

Posteriormente, se produjeron otros intentos de negociación, como “el que hubo en Santo Domingo o el proceso de Noruega, que siempre contaron con el apoyo de los distintos Gobiernos de España” que -aseguró- “han hecho todo lo posible para que ese diálogo pudiera llegar a algún acuerdo. Desgraciadamente, no ha sido posible”. “Yo lo que quiero, sobre todo, es que haya una reconciliación entre los venezolanos y que haya una solución a la crisis (…), que los venezolanos puedan decidir libremente su futuro realmente”, añadió.

El diplomático español aseguró que siempre tuvo “buen diálogo” con las autoridades chavistas, a pesar de las tensiones que se produjeron en determinados momentos de su etapa en el país. “Siempre hubo un diálogo muy franco y muy leal y, aunque no siempre hemos estado de acuerdo, la interlocución ha sido muy fluida, no solo con el canciller (Jorge) Arreaza, sino también con otros miembros del Gobierno; siempre hemos intentado ser leales y mantener ese cauce de diálogo con todas las partes”, explicó.

Agregó que “hasta, prácticamente, los últimos días”, ha tenido siempre relaciones “muy constructivas” y leales con las autoridades venezolanas en muchos ámbitos distintos.

Las últimas semanas de Silva en Venezuela se vieron marcadas por la salida del dirigente opositor Leopoldo López, el pasado 23 de octubre, de la residencia del embajador, en la que permanecía como huésped desde el 30 de abril de 2019, cuando abandonó el arresto domiciliario que mantenía desde el 2017, que le había sido concedido tras casi tres años en la prisión militar de Ramo Verde.

La marcha de López desató la crítica de la dictadura de Nicolás Maduro al Ejecutivo español y al embajador, por considerar que el país europeo y su representante en Venezuela ayudaron al opositor a huir, extremo que Silva negó.

“No está justificada la crítica a España ni a la Embajada por la salida de Leopoldo López, porque no es cierto que haya habido ninguna colaboración. Nosotros fuimos anfitriones en su momento y, como huésped, se va cuando quiere y fue una decisión personal, sin que nosotros tuviéramos ninguna intervención”, aclaró el diplomático. “En mi caso, más siendo un embajador saliente, me han utilizado como chivo expiatorio y yo lo entiendo, pero no lo comparto y, sobre todo, no es cierto que haya habido algún tipo de complicidad o comportamiento que no sea el estricto de un diplomático”, añadió.

Insistió en que no tuvo “ningún comportamiento que no sea el estrictamente debido de un embajador”. “Eso he cumplido siempre a rajatabla, todas las normas propias de un embajador”. Asimismo, reiteró que la sede diplomática “nunca ha sido un centro de conspiración ni se ha planificado nada, al menos en mi conocimiento”, rechazando así las reiteradas acusaciones del régimen de Maduro.

“Cuando ha habido alguna acusación de ese tipo, hemos pedido pruebas para poder acogernos a unos hechos que pudieran ser demostrados y no hemos obtenido ninguna prueba de que eso fuera cierto”, explicó Silva. “Mientras yo he sido embajador aquí, no se han cometido actos ilícitos o ilegales en la Embajada, por lo menos siendo yo consciente de ello”.

El embajador, quien confesó que Venezuela le “ha marcado”, no ocultó su amor por el país ni su intención de volver a visitarlo algún día: “Espero volver a Venezuela porque es una tierra maravillosa, con gente que quiere mucho a España y yo quiero mucho a Venezuela. Es una experiencia que me ha marcado. Uno se siente fácilmente venezolano cuando está aquí, porque es muy acogedora, sobre todo con España y con los españoles”.

Para el embajador “ha sido un gran honor, un privilegio representar a España en Venezuela, pero también ha sido un gran placer conocer este país, que es maravilloso”.

Pero además de confesar su amor por el país, reconoció su preocupación, como diplomático y como español, por los problemas y los intereses en juego entre España y Venezuela.

“Es un país que nos preocupa como españoles. Todo lo venezolano nos es muy próximo, hay una historia en común, hay muchas familias que son hispanovenezolanas, hay muchos venezolanos en España y, por todos esos motivos, son muchos los intereses en común y son, por tanto, muchísimas las responsabilidades y obligaciones”, explicó.

Con información de EFE

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