Historias de venezolanos en Perú: “La xenofobia se siente en provincias”

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A pesar de la polémica generada durante las últimas semanas acerca de distintos ataques de xenofobia en Perú contra migrantes venezolanos, son miles de coterráneos, los que hacen una vida normal en el país que les ha ofrecido la oportunidad de crecer en sus tierras y más aún, aquellos que han recibido la mano amiga en territorio extranjero.

Caraota Digital pudo conocer la historia de tres venezolanos que han logrado salir adelante en tierras peruanas, agradecidos de las oportunidades que el país les brinda día a día y demostrando que los buenos somos más.

Oswald Arráiz, 26 años

Nació en Caracas pero desde hace un año y ocho meses se encuentra residenciado en Lima, específicamente en el distrito de Barranco. En Venezuela, el joven se desempeñaba como productor audiovisual, ahora se gana la vida como diseñador gráfico.

“Mas allá de la adaptación a los nuevos dialectos y costumbres, no he tenido ningún tipo de incomodidades o situaciones en todo el tiempo que he estado aquí, no he sufrido de ataques o problemas por mi nacionalidad, al contrario he encontrado muy buenas personas, lo curioso es que muchas veces hay mucha desinformación de las cosas que están sucediendo en Venezuela… Aún muchos no entienden el por qué hay tantos venezolanos saliendo del país, a pesar de que uno intenta explicar acerca del fuerte éxodo, aún no entienden del todo”, aseguró Arráiz.

El muchacho indicó que aunque él no ha sufrido discriminación alguna sí conoce de casos de compatriotas que han sido blanco de estos episodios.

“Sí he conocido casos de xenofobia de amigos muy cercanos que no viven cerca de donde yo estoy, y sí me han dicho que ha sido muy fuerte, que les han humillado, incluso en mi primer trabajo tuve una compañera a la que un cliente la trató de manera muy grosera, le dijo de todo, incluso ‘veneca’ y fue un golpe muy duro para ella y hasta para mí”.

Insiste en que los casos más comunes se encuentran en provincias más humildes y no en la capital, lo verdaderamente importante es la forma como la persona pueda afrontar las situaciones que se presenten.

«Personalmente mi experiencia ha sido muy grata, lo único ha sido la adaptación personal ya que obviamente no estás en tu país y es un proceso un poco extenuante. Lo importante también es la actitud que tengas en torno a las demás personas, tratar a todo el mundo con respeto sin importar la nacionalidad».

Al preguntarle que extraña de su tierra, Oswald confiesa que principalmente el calor de hogar, a su madre y hermana pequeña a quienes dejó en Venezuela, «extraño muchísimas cosas que son parte de mis recuerdos».

Frederick Ortiz, 25 años

Se graduó como licenciado en Comunicación Social en el 2017, al año siguiente salió de su hogar en Los Teques, estado Miranda, buscando mejores oportunidades fuera de su tierra. Actualmente se desempeña como anfitrión en un casino, vive en Lima desde hace un año y nueve meses. Sin embargo, cuando llegó al Perú se alojó en la provincia de Arequipa, durante su primer mes.

«Personalmente, solo una vez en mi primer trabajo, una imprenta, un empleador me trató de forma denigrante» dijo Frederick, quien añade que «por ser nuevo, el hombre me decía: vas a empezar ganando 700 soles porque tienes que aprender todo lo que se hace aquí. El sueldo legal en otros sitios era de 830 soles, es decir cobraba 130 soles menos, a lo cual no le di mucha importancia porque estaba llegando y necesitaba el dinero».

El hecho de no contar con un estatus legal estable en un primer momento le jugó una mala pasada al mirandino.

«Conforme fueron pasando los días para cobrar era cada vez más difícil, la primera semana me pagó normal, ya para la segunda me dijo que no tenía el dinero completo para el sábado cuando me tocaba, me dijo que me pagaría el miércoles y ese día tampoco quería cancelar la deuda… A la cuarta semana también me quiso pagar a medias, le pregunté y me dijo, si sigues peleando conmigo por esa plata llamaré a la policía porque tú no tienes papeles. Si como discuten fueran para trabajar, ya tendrían su país resuelto».

Ortiz insiste que en la provincia peruana existen más ataques xenofóbicos que en la capital: «no quiero decir con esto que quizás no haya casos en Lima pero es distinto» dijo.

Para este venezolano, mudarse a Lima y cambiar de empleo fue una de sus mejores decisiones. «Desde que entré al casino, desde los jefes hasta mis propios compañeros de trabajo me ayudaron mucho, el gerente me regaló hasta una batidora».

Asimismo, los clientes del establecimiento siempre han sido receptivos ante su situación de migrante y lo han tratado como uno más. «Me he ganado el cariño, los clientes preguntan por mí, me llevan colonias, galletas y están pendientes, es gente muy amable».

El joven insiste que en Lima los ataques de xenofobia, suceden más hacia las zonas populares donde mucha gente tiene un menor grado de instrucción y escasos recursos y admite estar «muy agradecido con la oportunidad» que le ha brindado la nación sudamericana.

«He podido vivir bien y mandar dinero a mi familia, es un país de oportunidades pero hay que saber aprovecharlas».

Yetro Caraballo, 31 años

En Venezuela trabajó para empresas como VC Medios desarrollándose como community manager y generador de contenido, igualmente era productor radial y locutor, ahora en tierras peruanas trabaja igualmente en la industria radial. Llegó al país hace 2 años y 4 meses y desde un primer momento se alojó en Lima.

«Mi experiencia ha sido una montaña rusa, extremadamente dura y de retos, muchos cambios que he tenido que ajustar, no es fácil porque llegas sin conocer a nadie con una maleta y tenía que resolver».

El joven asegura que todo poco a poco mejora si tienes paciencia y sabes hacer las cosas.

«Nunca he sentido discriminación por mi nacionalidad. Cuando llegue muchas veces incluso me pagaban más por ser venezolano, mucha gente me ha dado la mano y me ha apoyado, también he tenido malas experiencias pero nunca desde la discriminación por venir de donde vengo».

Caraballo insiste en que los ataques xenofóbicos no son algo generalizado ni únicamente del peruano. «Tengo conocidos que le han gritado cosas en la calle pero tampoco es que los han golpeado o robado por ser venezolanos… Si he conocido gente a los que no les han pagado por no tener papeles y se han aprovechado pero no es un caso único de Perú, tengo amigos en Chile y hasta Canadá que les han pasado situaciones similares».

El joven venezolano aseguró que hasta ahora nunca le ha faltado el trabajo y que Perú le ha brindado oportunidades que su país natal le negó como poder abrir su propio negocio

«Estoy pasando por un buen momento, acá tengo un negocio, es mi primer emprendimiento y estoy trabajando en uno de los circuitos radiales más grandes del Perú, ha sido sangre sudor y lagrimas -bromea- pero si se logra.

«El hecho de poder vivir tranquilo y comprar tus cosas con esfuerzo te dignifica y te hace sentir en casa, estoy muy agradecido» finalizó.

Con información de Caraota Digital