Una tarde a principios de septiembre, Yonielys Villegas estaba limpiando el sótano donde vive junto con los otros 11 miembros de su familia extendida, con quienes huyó de su Venezuela natal, cuando sintió un fuerte dolor abdominal. Aquello no podía tener nada que ver con su embarazo, pensó, ya que estaba solo en su séptimo mes. Se imaginó que sería un malestar estomacal.
Pero el dolor empeoró y ella comenzó a perder sangre. Los miembros de la familia sacaron a Yonielys de la cama y la ayudaron a bajar la empinada colina sobre la cual se asienta la barriada en la que viven y a llegar a un hospital público cercano. Allá, los médicos realizaron una cesárea de emergencia. El bebé, Enmanuel, estaba vivo pero era diminuto: pesaba solo 1,7 kilos. Lo llevaron a una incubadora, donde permanecería en un respirador durante semanas.
“Los médicos me dijeron que el bebé no habría sobrevivido si todavía estuviéramos en Venezuela”, dijo Yonielys, de 25 años, que proviene de la ciudad de Puerto Cabello, en la costa caribeña de Venezuela y llegó a Colombia junto con su esposo y su hijo de cuatro años, a fines de 2018. “Es solo porque estamos acá, donde podemos obtener el tratamiento médico adecuado, que sobrevivió”.
“Bajo las normas anteriores, estos bebés eran esencialmente apátridas. Así de simple. No hay otra forma de decirlo”
Los médicos colombianos salvaron la vida del bebé Enmanuel. Ahora, una nueva medida legislativa promulgada por el Gobierno busca asegurar que él y otros miles de bebés nacidos en Colombia de personas venezolanas tengan la oportunidad de aprovechar eso al máximo. Bajo esta medida, a los niños y niñas nacidos en territorio colombiano de personas venezolanas se les otorga ahora automáticamente la nacionalidad colombiana, lo que les da acceso a educación, atención médica y a los otros derechos y servicios fundamentales, que disfrutan los ciudadanos colombianos.
Anteriormente, sucedía que únicamente eran candidatos a adquirir la ciudadanía colombiana los bebés con al menos un progenitor colombiano, o los bebés nacidos de padres extranjeros, pero residentes en Colombia, sin embargo, debido al colapso de los servicios públicos en Venezuela, incluyendo los consulados del país en el extranjero, a menudo a los padres se les hacía imposible obtener los documentos de identidad venezolanos, y los recién nacidos quedaban en un limbo, sin ninguna nacionalidad ni los derechos que eso conlleva.
“Bajo las normas anteriores, estos bebés eran esencialmente apátridas. Así de simple. No hay otra forma de decirlo”, expresó Alcides Aguilar Piratova, funcionario del registro civil en la localidad de San Cristóbal, en Bogotá, una zona de bajos recursos donde el costo relativamente accesible de la vivienda hizo de imán para muchas familias venezolanas.
Hay millones de personas apátridas en el mundo. Al negárseles una nacionalidad, también se les niegan derechos fundamentales como educación, atención médica, empleo y libertad de movimiento. A menudo, las personas apátridas no pueden hacer cosas tan esenciales como ver a un médico, conseguir un trabajo, abrir una cuenta bancaria, comprar una casa, casarse o incluso comprar una tarjeta SIM para un teléfono celular.
Esta nueva medida ha puesto a Colombia a la vanguardia en términos de prevención de la apatridia entre las personas refugiadas y migrantes venezolanas. Gracias a esta medida – que entró en vigor en agosto, tendrá una validez de dos años, e incluirá retroactivamente a los bebés nacidos desde enero de 2015 – unos 27.000 niños y niñas nacidos en Colombia de familias venezolanas están adquiriendo ahora la nacionalidad colombiana.
Eso significa que el personal de las oficinas de registro civil, como la de la localidad de San Cristóbal, tiene que revisar sus registros para identificar a las niñas y niños candidatos a recibir la nacionalidad colombiana y modificar sus certificados de nacimiento, una tarea que requiere mucho tiempo y trabajo.
“Esta medida tendrá un efecto duradero”
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y UNICEF están contribuyendo a costear el personal extra necesario en algunas de las oficinas de registro con mayor carga de trabajo. El objetivo es terminar de actualizar todos los certificados de nacimiento de los niños y las niñas elegibles para fin de año.
“A pesar de que la Constitución colombiana establece que todos los niños menores de cinco años deberían poder acceder a servicios fundamentales, como la atención médica, la realidad era que las personas sin documentos colombianos a menudo enfrentaban verdaderos obstáculos”, aclaró Leonardo Guerrero, asistente de Programas en la oficina de ACNUR en Bogotá.
“Esta disposición tendrá un efecto duradero al garantizar que a medida que estos niños crezcan y necesiten usar más servicios públicos, como escuelas, tendrán el mismo acceso que cualquier otro ciudadano colombiano”.
Más de 4 millones de venezolanos y venezolanas han huido de la escasez de alimentos y de medicamentos, de apagones, de una espiral de violencia y de la disfunción generalizada en su país, y la mayoría de ellos buscó seguridad en los países vecinos de América Latina y el Caribe. Más de 1,4 millones viven en Colombia como personas refugiadas o migrantes.
Para las familias con bebés nacidos desde que la medida entró en vigencia, la transición fue fluida.
Cuando Yeika* fue a registrar el nacimiento de su hijo, Luiger*, el personal de la oficina de registro simplemente incluyó una nota al pie del certificado de nacimiento que indicaba que el niño era colombiano.
“Estoy muy aliviada”, confesó Yeika, quien hizo el duro viaje por tierra desde su hogar en la ciudad costera de Maracaibo hasta la capital colombiana cuando tenía cuatro meses de embarazo. “Sé que ser colombiano le hará las cosas mucho más sencillas”.
* Los nombres han sido cambiados por motivos de protección.
Con información de Acnur