Foto: Referencial

Abril 27,2019.- Quedamos en encontrarnos a las 12 del mediodía en el Parque Mercedes, en el centro de Cúcuta, la ciudad colombiana más cercana a la frontera con Venezuela.

Llegué unos minutos tarde y la vi hablando con un hombre. Parecían tener un secreto.

Pero me había dicho que iba a ir a nuestra cita sola, así que me pareció extraño.

Empezó a caminar alejándose del parque. A poca distancia, el hombre la seguía.

Le envié un mensaje a través de WhatsApp para avisarle que la estaba esperando y preguntarle si todo estaba bien.

“Deme 10 minutos, que me llegó un cliente”, respondió Francesca (**) de inmediato.

Poco después entró en un local y la perdí de vista. El hombre iba detrás.

Entonces entendí. Y me hundí en el asiento del vehículo en el que la esperaba, pensando en su mensaje.

Ella propuso esa hora porque era el único momento del día (y la noche) en el que podía hacer una pausa para que conversáramos.

Pero de la nada apareció un cliente y no podía darse el lujo de rechazarlo.

El Parque Mercedes es un lugar conocido en la ciudad porque allí ofrecen sus servicios trabajadores sexuales.

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