Febrero 21, 2018.- Kendrich Siso tiene 31 años de edad, 10 de los cuales ha dedicado al ejercicio de la enfermería. Se crió y se graduó en San Felipe, estado Yaracuy, pero la dura situación económica en su estado natal lo llevó a mudarse a Caracas tres años y medio atrás. La agudización de la crisis impulsó a Kendrich a tomar la decisión de mudarse otra vez, ahora a una ciudad que queda fuera de las fronteras: a Lima, Perú.

La idea se convirtió en determinación una noche de guardia en la emergencia del Centro Médico Docente La Trinidad, donde trabajaba. “Yo estaba con una de mis compañeras de trabajo que también tomó la decisión de migrar y nos preguntamos qué estamos haciendo nosotros aquí. Estamos trasnochados y mal pagados. Para eso, mejor nos vamos”, contó Siso.

Hasta hace 15 días trabajó en el centro de salud privado ubicado en la Gran Caracas. Pese a las cuatro noches de trabajo a la semana, no devengaba un sueldo mayor de un millón y medio de bolívares, eso considerando los bonos y la paga de los días feriados. “Mi salario solo alcanzaba para comprar un cartón de huevos y un kilo de queso”, agregó.

Ahora atiende a pacientes en sus mismas casas mientras reúne dinero para el viaje. Se trazó como fecha tope junio de 2018.

En Lima se radicaron varios compañeros con los que compartía en la emergencia del centro médico. Incluso le ofrecieron ayudarlo a pagar parte del pasaje para que no deje pasar mucho tiempo.

No solo los médicos empacaron sus batas blancas en busca de un futuro mejor. También los enfermeros y enfermeras venezolanos. Ana Rosario Contreras, presidenta del presidenta del Colegio de Enfermeros de Caracas, lo sabe muy bien. Solo en 2017, 222 profesionales de la enfermería solicitaron sus documentos al cuerpo colegiado porque querían tener sus papeles en regla para migrar.

Estima que en lo que va de año unos 100 profesionales han abandonado los centros de salud de la capital y, actualmente, en su escritorio tiene unos 15 documentos notariados de enfermeros que decidieron partir en busca de una remuneración más justa.

Contreras no los culpa, acumula más de 33 años de servicio como enfermera y apenas devenga quincenalmente unos 480 mil bolívares: Bs. 160 mil en sueldo básico y Bs. 320 mil en tickets de alimentación y otras compensaciones. “Eso es lo que ganamos las que tenemos años en esto. Hay gente que cobra Bs. 125 mil en una quincena cuando un cartón de huevos está en más de Bs. 400 mil”, apuntó.

Escasez de medicinas y de personal

El éxodo agudiza aún más el déficit de enfermeros que padecen los hospitales del país y esto preocupa a Contreras. “Aparte del desabastecimiento, los hospitales están en una situación de grave riesgo por la falta de recurso humano“, afirmó. Algunos de los que se han visto mayormente afectados por decisión de partir de su personal son el Hospital Universitario de Caracas, la Maternidad Concepción Palacios, el Hospital de Lídice y el Dr. Miguel Pérez Carreño.

La situación no es diferente en otros estados del país. El presidente del Colegio de Profesionales de la Enfermería del estado Táchira, Daniel Lizcano, aseguró que “los enfermeros no están migrando, sino que están huyendo de la crisis” que afecta al país, sin importar en qué entidad ejerzan su profesión.

“En el estado Táchira tenemos 338 ambulatorios y 11 hospitales, incluyendo el Hospital Central de San Cristóbal, el más importante de la entidad. Para 2016 había un déficit de 642 profesionales, pero ese número ha ido creciendo en vez de reducirse por la cantidad de enfermeros que se han ido a otros países”, lamentó Lizcano.

Kendrich Siso y varios de sus compañeros escogieron Perú, pero otros de los destinos con mayor demanda por parte de los enfermeros son Chile, España, Argentina, Ecuador y Colombia.

A Contreras no solo le preocupa el éxodo de profesionales, sino también el de estudiantes de Enfermería. Considera que uno de los riesgos más importantes es la falta de una generación de relevo que continúe prestando el servicio en los centros públicos y privados.

“Hay una deserción del enfermero en formación. Hay estudiantes que se van antes de terminar la carrera y hay clases que ya no tienen profesores. En las clínicas y en los hospitales hay sueldos de hambre. Hay enfermeras que han renunciado porque gastan más yendo a trabajar que lo que ganan al final del mes”, explicó la presidenta del Colegio de Enfermeros de Caracas.

Contreras no descarta la opción de emigrar pese a que ya suma más de 33 años trabajando en el país. Sin embargo, insiste en que los enfermeros deben exigir un mejor salario para que los hospitales no se queden sin personal. “Tenemos que decirle al Gobierno que tiene que asumir su rol en el sector salud, pero no uno político”, aseguró la enfermera.

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