ACOMPAÑA CRÓNICA: VENEZUELA CRISIS – CAR10. CARACAS (VENEZUELA), 27/07/2017.- Vista de agujeros producto de disparos en la pared de una vivienda hoy, jueves 27 de julio de 2017, en Caracas (Venezuela). Efectivos de las fuerzas de orden de Venezuela arremetieron en las últimas horas contra complejos residenciales en varias zonas de Caracas, derribando portones y postes de luz para agredir luego a algunos vecinos, que denuncian “terror” por abusos gratuitos y disparos contra los inmuebles. EFE/Miguel Gutiérrez

Julio 28, 2017.- Efectivos de las fuerzas del orden de Venezuela arremetieron en las últimas horas contra complejos residenciales en varias zonas de Caracas, derribando portones y postes de luz para agredir luego a algunos vecinos, que denuncian “terror” por abusos y disparos contra los inmuebles, reseña EFE.

Durante la huelga general de 48 horas convocada por el antichavismo esta semana, Efe constató destrozos en varias zonas de Caracas donde según los vecinos no hubo choques con los cuerpos policiales, que sin embargo arremetieron con camiones blindados contra varias propiedades.

En la urbanización Las Antiguas de Palo Verde, una zona del este capitalino rodeada por la favela más grande de Latinoamérica -Petare-, dos tanquetas del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) golpearon durante la noche del miércoles repetidas veces el portón de entrada hasta derribarlo.

Una vez adentro, y mientras niños rodaban bicicletas y algunos vecinos conversaban en las afueras de sus residencias, los policías dispararon contra vehículos estacionados mientras avanzaban hasta la casa de quien aseguraban era un médico que supuestamente atiende heridos durante los enfrentamientos con las fuerzas policiales.

Sin embargo, esta información fue desmentida por los habitantes de las casas afectadas, que aseguraron a Efe que ni en esa casa ni en el resto del conjunto residencial vive algún médico que haya tratado a manifestantes heridos.

“Eso es totalmente falso, (…) aquí no hay ningún galeno que esté prestando servicio médico a la resistencia”, aseguró un joven vecino al referirse a los manifestantes que se enfrentan a los funcionarios de seguridad que también sufrió agresiones y prefirió el anonimato por temor a “represalias” contra él o sus vecinos.

“Fue simplemente un ataque desmedido”, dijo.

Este vecino aseguró que los agentes lo golpearon a él y a su padre, y que querían llevarse a personas detenidas, pero no lo lograron.

“Fue sumamente brutal, nos golpearon. A mi papá le dieron una patada, lo tumbaron al piso (…). Uno de ellos se bajó y disparó contra la puerta” de una vivienda, dijo el joven que resaltó que estos agentes portaban armas de fuego cortas y largas, y además lanzaron gases lacrimógenos contra ellos.

A lo largo del sector Palo Verde, Efe constató varios destrozos semejantes. Al menos dos portones de dos edificios distintos fueron tumbados por estas tanquetas, y varias estructuras del lugar mostraban en sus paredes los orificios producto de los disparos.

Los vecinos señalaron que no hubo víctimas mortales ni heridos, solo pérdidas materiales, pero resaltan que pasaron una noche de “terror”.

Algo parecido sucedió en el centro de Caracas, en La Candelaria, una zona en la que los choques entre manifestantes y fuerzas del orden se sirven casi a diario, sobre todo en horarios nocturnos.

Una habitante del lugar dijo a Efe que un camión de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada), conocido como ‘ballena’ por los chorros de agua que arroja, golpeó repetidas veces el portón de un edificio hasta tumbarlo.

La señora Arleti Ramírez rechazó lo que calificó de “amedrentamiento” y criticó la actuación de los policías.

“Causan terror (…). Esta es una zona donde viven ancianos, niños, tú no puedes agredir a toda una población cuando aquí hay cualquier cantidad de pacientes enfermos, aquí está la Cruz Roja, aquí está la clínica”, dijo.

La Fiscalía venezolana ha denunciado en repetidas oportunidades los excesos que cometen los funcionarios policiales durante las protestas opositoras que comenzaron el pasado 1 de abril y que han dejado a su paso al menos 105 fallecidos, entre ellas el mal uso de los mecanismos de contención como perdigones y gases lacrimógenos.

El pasado 24 de mayo la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, confirmó que la muerte de uno de ellos, el joven Juan Pernalete, se debió al impacto de un cartucho de gas lacrimógeno disparado directo a su pecho el pasado 26 de abril.

Sin embargo, y a pesar de que el Gobierno ha asegurado que los agentes responsables de daños y muertes serán puestos a disposición de la ley, los abusos se siguen conociendo.

Entretanto los venezolanos exigen a los policías que “se comporten” como funcionarios de seguridad y que no actúen de manera “vil y brutal” contra ciudadanos indefensos.

Jessica Querales/EFE

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