Junio 11, 2017.- La crisis política, económica y social que atraviesa el país ha sometido a los ciudadanos a una carga de estrés y eventos traumáticos que afectan su salud mental, y con ello, su rendimiento académico, laboral, sus emociones, e incluso puede desarrollar cuadros como el Trastorno de Estrés Postraumático y el Trastorno por Estrés Agudo.
Los venezolanos últimamente estamos sometidos a muchísimas presiones emocionales. Vivimos en un constante estado de necesidad, desde los alimentos, medicamentos o insumos médicos, productos de higiene personal, servicios públicos eficaces, arterias viales sin huecos, semáforos adecuados, patrullas viales, cuerpos de mantenimiento del orden público, del resguardo protección y seguridad de los ciudadanos y de la nación, honestos, espacios recreativos con tiempo y lugares seguros, entre tantas otras necesidades.
A diario se experimentan muchos estresores y acontecimientos traumáticos, como atracos, secuestros, violaciones, irrespeto a los derechos humanos, saqueos, violencia y muertes. Los cuatro últimos se han exacerbado desde el mes de abril del año en curso con el inicio, justificado, de las protestas en las calles del país. Dichas circunstancias desencadenan dolor emocional, el cual es una mezcla de ira, tristeza y miedo, con el agravante de que la violencia y muerte viene de quien se supone debe brindar protección: el Estado. Esto puede llevar a que muchas personas entren en desesperanza aprendida y crean que no se puede salir de la dictadura.
Cada día los estresores y acontecimientos traumáticos se incrementan en magnitud y proporción, lo que predispone a desarrollar trastornos mentales relacionados con los mismos, así como también enfermedades físicas. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su última revisión, contempla dos trastornos mentales relacionados con el estrés y eventos traumáticos: Trastorno de Estrés Postraumático y el Trastorno por Estrés Agudo.
El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) se presenta cuando se ha estado expuesto a la muerte, a una lesión grave, o violencia sexual, ya sea real, accidental o en forma de amenaza, pero ¿Cómo debe ser esa exposición para que se produzca el trastorno?
Debe cumplir las siguientes características:
1. Haber estado expuesto directamente, presenciado cuando sucedió a otros, o haberse enterado que le ocurrió a un familiar o amigo cercano.
2. El evento puede ser una amenaza accidental o realidad de muerte.
3. Estar expuesto reiterativa o repetidamente a detalles del evento.
Esta última característica es válida sólo para las personas que trabajan en lugares o circunstancias donde tienen que exponerse repetidamente a los detalles, como por ejemplo: socorristas, camarógrafos, fotógrafos, periodistas, reporteros, policías y guardias nacionales; no sociópatas, como los que nos reprimen y matan solazadamente. No es válido cuando esto se da a través de la televisión, redes sociales, fotografías, radio o cine, por ejemplo.
Actualmente en Venezuela el ejercicio médico puede ser causa TEPT debido a que no se pueden seguir los protocolos de tratamiento estandarizados, o porque no se tiene cómo tratar las emergencias y urgencias médicas, por lo que vemos morir a pacientes de mengua.
¿Cuánto tiempo debe trascurrir después de estar expuesto al estresor o evento traumático para que aparezcan los trastornos mentales relacionados con ellos?
Si los síntomas se presentan dentro del primer mes y no se prolongan más de cuatro semanas, hablamos de un trastorno por estrés agudo. Este trastorno es transitorio y en general remite en horas o días, si por el contrario los síntomas se prolongan más de cuatro semanas o aparecen después del mes de ocurrido el evento hablamos de un trastorno de estrés postraumático, el cual surge como una respuesta tardía o diferida.
La exposición constante a factores de estrés, como la escasez de alimentos, repercute directamente en la emocionalidad del venezolano
¿Cuáles son las características clínicas de dichos trastornos?
1. Recuerdos intrusivos, recurrentes, involuntarios y angustiosos del hecho.
2. Sueños recurrentes sobre el evento.
3. La persona actúa como separada de la realidad presente y se comporta y siente como si el hecho estuviera ocurriendo en tiempo presente (reacciones disociativas). Este comportamiento puede ser episódico o continuo.
4. Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a cualquier factor que le recuerde lo vivido.
5. Reacciones fisiológicas autonómicas (palpitación, sudoración, etc.) ante la presencia de cualquier cosa que se parezca, simbolice o recuerde lo padecido.
6. Evitación de todo lo que simbolice el trauma, negación a hablar o pensar voluntariamente en lo ocurrido.
7. Alteración del estado de ánimo (rabia, tristeza, miedo, terror, culpa, vergüenza, enfado) y de las cogniciones (memoria, atención, orientación, juicio, intelecto, pensamiento). Dichas alteraciones se pueden expresar como:
a. Incapacidad para recordar aspectos importantes del suceso.
b. Actitud negativa ante el mundo o los demás, apreciadas en expresiones como por ejemplo: “estoy mal”, “no puedo confiar en nadie”, “la gente es mala”, “no se puede confiar en nadie”, “tengo los nervios destrozados”.
c. Sentimientos de culpa, sobre sí mismo o los demás.
d. Pérdida del interés o de la capacidad de disfrute de sus actividades habituales, así como disminución o pérdida de la capacidad de experimentar alegría, felicidad y placer.
e. Sentimiento de desapego y aislamiento, comportándose como extraños.
f. Conductas irritables, arrebatos de furia, con poca o ninguna provocación, con agresión verbal o física contra personas o cosas.
g. Comportamiento autodestructivo. Respuesta de sobresalto exagerada. Alteración del sueño de conciliación o mantenimiento.
Estas manifestaciones clínicas deben producir un malestar significativo o un deterioro en el desempeño laboral, social, familiar o en otras áreas importantes para el individuo.
La crisis de cerca
La situación que estamos viviendo los venezolanos es un factor de riesgo para desarrollar cualquier trastorno mental, siendo los motivos de consulta más frecuentes, actualmente, depresión, ansiedad, pánico o angustia, insomnio, cambios del estado del ánimo, trastorno por estrés postraumático o agudo y duelo.
Los dispensadores de salud mental apreciamos un aumento en la demanda de atención psiquiátrica y psicológica con el agravante de que las políticas de salud para prevención, tratamiento y rehabilitación no se han incrementado ni en programas, recursos, ni en insumos. Los venezolanos, como dije al inicio del artículo, estamos recibiendo más presión emocional y por más tiempo, lo que merma nuestra salud mental.
Hemos perdido un sinfín de cosas materiales, éticas, morales, así como nuestra habitual manera de vivir. A muchos les ha tocado perder la vida dejando a su familia en duelo, y cuando las pérdidas son muchas los duelos pueden terminar en enfermedad mental. A quienes les ha tocado ver cómo asesinan a un hermano de lucha, en las protestas, pudieran desarrollar un trastorno de estrés agudo o postraumático.
Es saludable pedir asesoría terapéutica psicológica o psiquiátrica cuando se noten cambios importantes en nuestra manera de ser, pensar, sentir y actuar, es decir en nuestra personalidad. Estos trastornos se manejan con tratamiento farmacológico y psicoterapéutico especializado. Ante tanta barbarie les recuerdo aplicar las sugerencias dadas en el artículo de desesperanza aprendida, a fin de hacer higiene mental.