Abril 24, 2017.-Se llaman entre ellos “chamo” o “pana” y se los escucha decir que “está difícil la vaina”. Conversan sobre sus familiares en Caracas, Valencia y Maracaibo. Son unas 80 personas que esperan en fila bajo un intenso sol mientras una furgoneta blanca se estaciona frente a una iglesia de Miami.
De la camioneta baja un grupo de voluntarios que en tres mesas portátiles entregan quesos, yogurt, arroz, pan y frijoles a los inmigrantes que habían comenzado a llegar más de una hora antes.
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