Abril 20, 2017.-Este miércoles, 20 de abril, durante las manifestaciones convocadas por la bancada opositora, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) lanzó, en la avenida José Casanova Godoy, bombas lacrimógenas que presentaban fecha de vencimiento de hace veintidós años al igual que municiones de perdigones de 7mm prohibidas en el marco regulatorio venezolano y en los protocolos internacionales.

De acuerdo a declaraciones de la profesora de química de la Universidad Simón Bolívar (USB), Mónica Croiter, una bomba lacrimógena es un gas muy acido que se comprime dentro de unos balines. Explicó que está compuesto, una parte, por un anillo aromático y cloro y, por la otra, de nitrógeno. Al ser disparada suelta un polvillo blanco que se aloja en las mucosas superiores: ojos, nariz, garganta y oídos.

Croiter puntualiza que el equipo químico de la USB ha descubierto que el componente vencido puede, con la humedad del aire, convertirse en ácido clorhídrico, en cianuro de hidrógeno o cianuro, lo que potencia los efectos tóxicos sobre la salud. La profesional de la educación hace énfasis en que estas acciones representan medidas graves para el bienestar de cualquier ser humano.

El artículo 68, de la Carta Magna, estipula que “los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley. Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. En el mismo orden de ideas, las medidas utilizadas por los cuerpos policiales representan una violación a los DDHH.