Diciembre 24, 2016.- (Prensa VAF). La puerta de su casa era golpeada una y otra vez, cada vez con más fuerza. La GNB irrumpió los espacios comunes de una zona residencial, buscando como cual trofeo de caza, a una señora quien se resguardó junto a un grupo de estudiantes. Se trata de la señora María Elena Uzcategui, cuya vida cambió para siempre cuando el calendario marcaba 12 de Septiembre del año 2014.

Estaba en su apartamento junto con un grupo de estudiantes, porque desde las 6:00AM había iniciado una protesta, pero desde esa hora estaba la GNB. Las horas corrieron y a eso de las 8:30am suena el teléfono de su casa, eran  sus familiares para comunicarle que la situación era muy tensa y expresarle lo que debían hacer “Hubo un momento en que la urbanización estaba militarizada.  Ya no dejaban pasar a nadie, y que saliéramos de todas las cosas”. Todas las cosas eran pancartas con escritos donde eran visibles palabras como paz y libertad, y hasta de eso debían salir comenta la señora María: “Tu andas en la calle con un bolso y cargas unos guantes; te detienen. Porque lamentándolo mucho es así”. Al entrar la GNB, los fiscales y algunos testigos que debieron estar relacionados, sin embargo la señora María afirma que “Ellos trajeron sus propios testigo con camisas rojas y todo. Los trajeron ellos mismos”. La cantidad de guardias era enorme, sin embargo la señora María fiel seguidora de las leyes abrió las puertas cuando una de sus hoy abogadas le dijo que si había una orden. “Les dije a los muchachos con los que estaba que tenía que abrir y que presos vamos a ir, pero tengo que abrir la puerta porque ya se puede” comenta la señora María.  Fue ese el momento en que dividieron a los hombres de las mujeres para llevárselos. “Quedé yo sola aquí con mi abogado”, expresa que en ese momento iniciaron un allanamiento donde revisaron todo, desde su ropa interior hasta los muebles de la sala “El allanamiento es que te voltean tu casa. Me robaron dinero, una Tablet, mi teléfono y hasta mi pasaporte por tener visa Americana. Ellos dicen que tener esa visa es una prueba criminalística”. No conforme con el vejamen contra la propiedad privada, le sembraron explosivos en una de las pocetas en el baño de su casa. La señora María sabía que iba a ir detenida, pero estaba pensando en otras cosas “Me sacaron mis medicinas, hasta el medicamento del perrito que tenía y mis guantes de limpiar”. El encargado de ese allanamiento fue el teniente coronel Rafael Quero  Silva, quien la insultó con palabras ofensivas para con una dama “Me llamó sin vergüenza. Me decía como yo teniendo mi casa arreglada podía tener a esos sucios” refiriéndose a los estudiantes quienes también fueron tenidos y vejados. Quero Silva la acuso de ser una mujer peligrosa, y expreso  su felicidad porque se llevaba su trofeo. Ya de noche, luego del sufrimiento causado, le dicen que busque un sweater porque se la llevarían.

Inicio del calvario

La señora María Elena junto a los estudiantes que estaban en su casa, fueron trasladados al hoy conocido como destacamento 121 de la GNB. Los reseñaron de diversas maneras, a tal punto que la señora María expresa que fueron tantas las reseñas que ya ni recuerda. El maltrato sufrido en el destacamento fue igual de agresivo, como si estuvieran preparándolos para algo mucho peor. “No duermes, te ponen la luz en la cara. Te dicen que si ellos no duermen tu tampoco. Que nos llevarían a una cárcel común donde seriamos violados” comenta la señora María que eso fue todo el tiempo. Ya en horas de la tarde del día siguiente, les ordenan salir del sitio donde estaban porque iban a ser trasladados, en ese momento pensamientos fuertes pasaron por la cabeza de la señora María “el sábado como a las 5 de la tarde nos dicen salga. Yo pensé que nos iban a desaparecer. Fue lo que yo pensé. Yo estaba callada otros lloraban. Nos metieron en una tanqueta aparte con custodios armados”. No sabían a donde los iban a llevar, pero el despliegue para su traslado como si de una película se tratara, porque no conforme con ser custodiados por personal armados, fueron escoltados por otros vehículos, trancando las calles para que ellos pudieran pasar. Hasta habían tanquetas. Al llegar a su destino no fue nada diferente.

El Fuerte Terepaima es una zona donde se entrenan los funcionarios militares, rodeado de montañas y zonas húmedas tropical que rallan en lo pantanoso. Las condiciones para la señora María y los estudiantes que estaban con ella, se estaban poniendo cada vez peor. Amaniatados y con los nervios evidentes, fueron tirados en el piso, escuchando una voz de estruendo les dicen que “de aquí en adelante todo va a ser en el piso. Comen y duermen en el piso. De allí no se pueden mover. Tirados en la pared contra el cemento” desde ese lugar la señora María podría ver como a los estudiantes varones los tenían en un patio y eran torturados “los tenían amarrados, los golpeaban con los cascos” estuvieron hasta tarde. Las condiciones eran cada vez peor, tanto que hasta para ir al baño la señora María tuvo que hacer sus necesidades en el monte con una custodia vigilándola. “La custodia me repetía porque yo había hecho eso, si parecía una persona educada”. Pregunta que nunca obtuvo respuesta. En el Fuerte Terepaima los funcionarios desfilaban frente de ella, para ver a la “mujer” como si se tratase de una nueva atracción.

La incapacidad judicial se notó en el juicio contra la señora María; la audiencia fue parada a la mitad “porque el fiscal llegó con una fotocopia de unos expedientes que le faltaban al expediente que tenía la juez”. La señora María relata que al momento de ser sentenciada, y que su traslado sería a Uribana, una de las cárceles de más alta peligrosidad del país, su estado emocional no era normal “Yo todavía no lo podía creer. Sentía una tristeza muy grande. Los muchachos me abrazaban y me decían que estaría bien”. Fue ese día el que marcó un antes y un después, en la vida de una señora que solo sabía obedecer a su corazón y ser agradecida con la educación moral que le brindaron sus padres.

“Tenía el conocimiento de lo que es una cárcel por películas, pero es así. Guardias nacionales, alambres de púas. Todo el mundo con armas. Es así”, pero al llegar a la cárcel la señora María tuvo que esperar hasta 5 horas porque al no haber espacio no sabía si la dejarían en Uribana o que pasaría con ella. Hasta altas horas de la noche la pasaron a la cárcel “Yo no sabía lo que iba a ver cuándo atravesara las rejas. Yo no sabía que había allí”. El recibimiento de la directora del recinto penitenciario junto a una custodia fue de maltrato total. “Me quitaron mis productos de asea personal. Hasta lo colita que tenía en el cabello. Me dejaron crema, cepillo dental, desodorante y mis medicamentos. Lo demás me lo quitaron todo”. Fue víctima de burlas y robos. Sus dos rosarios que la habían acompañado, le fueron sustraídos y tirados en una papelera, bajo el argumento de que “no se podía tener collares” dice la señora María, quien también relata que tuvo que desnudarse “Se burlaban de mí. Tú no sabes lo que te va a pasar”. Después del recibimiento o “la bienvenida” como le dicen, fue llevada a El Tigrito o Sala de Reflexión “Como literas, pero todo era sementó. Un baño inmundo. Sin luz El aire te entra nada más por huecos que habían hecho a la pared” explica la señora María que desde que entró a la cárcel más nunca volvió a dormir, porque las condiciones eran infrahumanas.

“En la cárcel no hay día bueno”

Las paredes filtradas por le humedad y la falta de oxígeno se unían a consignas que obligaban a decir a los presos. Para la señora María Elene, cada vez era peor “Yo sabía que no me podían dar la comida que tenía en mi casa, pero era lo que había” expresa al describir como es la comida de la cárcel “Lo que una vez fue una botella plástica de Coca-Cola, que también sirvió para ser llenada de productos de limpieza, ahora estaba lleno de agua para ser tomada por la señora María “El agua que tomaba sabía a desinfectante”.  Tenías que comerte toda la comida porque si no lo haces dejan de alimentarte, aunque “a veces la comida venía con gusanos”. Cuando habían motines, eran controlados con gases, y todos los reclusos lo sufrían. Parte de las humillaciones era desnudarla porque había requisas en horas de la madrugada. El papel sanitario era escaso, solo daban uno cada 5 meses, el jabón era picado y pequeño. No conforme con ello, la señora María sufrió el virus de chikungunya. Vio como durante un motín los reos eran reprimidos, le quitaron sus medicamentos, y lo poco que permitían que sus familiares les llevaran. En ocasiones tuvo que hacer sus necesidades dentro de la celda, porque no le permitían ir al baño.  Como castigo tenía que limpiar el penal, pero siempre vigilada con una custodia. La señora María dormía de bajo de cloacas porque del piso de arriba destilaban aguas, comenta que en ese lugar “pagan justos por pecadores”.

La actitud que tuvo que tomar la señora María fue la de silencio, porque si respondía de cierta manera podía ser castigada “te ponen a hacer ejercicios, pero para que vomites. Te golpean”. El orden cerrado al estilo militar era todos los días “Habían quienes se desmayaban. Te deterioras muchos. Primero la mala alimentación, el encierro”, la señora María lo sabe muy bien pues en una oportunidad fue sacada a las doce del mediodía y estuvo a punto de desmayarse. Solo el hecho de estar allí es ya fuerte. Por eso es que la señora María, siente profundo dolor porque los demás presos políticos que aún están tras las rejas. Cada día hace que las personas se deterioren “Solamente el que lo vive sabe lo que es estar allí” afirma la señora María. Cualquier actitud que no sea de vida, es como se vive en la cárcel. El sufrimiento es de todas las formas, le quitan hasta lo poco que tienen, al llegar los “del gris” (cuerpo represivo dentro de recinto) les quitaron hasta el agua “Yo decía porque nos tienen que quitar lo poco que tenemos”. Y es que hasta el agua potable que sus familiares le enviaban los del gris de las quitaron como castigo porque esa es una de las formas de castigar a todos los reclusos cuando uno de ellos viola las normas internas.

El estado de salud de la señora María Elena Uzcategui era de mal a cada vez peor. Bajo la chikunguya, sin sus medicamentos de por vida, la mala alimentación y ahora una arritmia cardiaca, era visitada por médico, porque habían momentos en que no permitían que sus abogados tuvieran acceso. Las visitas de los médicos eran cada vez con más regularidad. Los informes decía que todo debía ser con urgencia. La señora María Elena tuvo un deterioro considerable, que se notaba en su físico, como ella misma dice “Tuve un deterioro de 6 meses en 3 meses”, la señora María comenta que fue examinad por el forense frente a la fiscal, ocasión propicia donde se pudo constatar en el informe médico el estado de salud de una preso político. “Tenía 7 días sin tomar medicamentos” dice la señora María con asombro, pues eso le pudo ocasionar la muerte, producto de un shock tiroideo. Algunos de los informes médicos tuvieron que ser repetidos, porque se perdían, lo que si era un hecho es que las órdenes médicas tenían consideración de urgencia.

Boletas de libertad

El estado de salud era cada vez peor, la arritmia cardiaca no le permitía suficiente oxigenación a su cerebro y con el poco aire que hay en la cárcel, la señora María sentía que se iba de costado, por todo lo anterior, tuvo fue trasladada a los tribunales donde el informe médico promovía su sanación en un centro de salud para un chequeo y tratamientos que la ayudasen, durante ese momento pudo ver a su familia por un breve momento de alegría, de regreso a la cárcel, donde volvió a pasar nuevamente una tortuosa noche, pero con el sol sale todos los días, fue nuevamente trasladada a un centro de salud donde sería tratada, sin embargo la sorpresa fue un desvío en la ruta al ser llevada a tribunales “Al llegar vi a los muchachos, gritos de alegría y apoyo” Fue un emotivo momento pues las lágrimas corrían por el rostro de la señora María. En la sala de audiencias el sentimiento era similar, continúa la señora María: “Vi a mis familiares y a mis abogados, ellos estaban alegres, pero yo no sabía lo que estaba pasando”. La alegría colectiva de la libertad bajo arresto domiciliario se sentía en el ambiente. Aunque fue trasladada nuevamente a la cárcel donde pasó una noche más, al llegar el nuevo día le dieron un periódico, y pudo leer que le concedían su libertad. Después de firmar algunos papeles demostró su nobleza humana, puesto que lo poco que tenía se lo dejo a una reclusa que tenía menos artículo personales que ella.

La señora María habla con aires de nostalgia y agradecimiento sobre el día en que llegó a su casa, como ella misma comenta “Yo sentía que estaba cumpliendo 15 años otra vez”. Comía y comía, porque pasé mucha hambre “La ropa no me quedaba, yo sentía que estaba perdiendo peso” pero como en la cárcel no hay espejos al verse en su casa tuvo un shock, pues ni la ropa le quedaba “Una de las custodias me preguntó si yo estaba así antes de entrar a la cárcel, pero respondí que aquí estoy perdiendo peso. Estaba como un cadáver”. En su casa pudo comer hasta el tradicional plato navideño venezolano, la hallaca, un médico le recomendaba no comer tanto para que luego no sufriera del estómago por tanta comida de manera tan fuerte al estar tanto tiempo sin comer, pero la señora María poco le importaba “Yo pasé muchas necesidades”. Desde que inició su libertad bajo arresto domiciliario, la señora María estuvo bajo un tratamiento médico y psiquiátrico, junto con ello, sus amigas con las que estudió en su infancia, amigos y toda su familia la visitaron y demostraban alegría por poderla tener en casa, “Tanta gente que aún no han dejado de venir a visitarme” afirma con gratitud. En cada palabra de agradecimiento a cada una de esas personas. Esta es una historia que demuestra lo querida que es la señora María porque quienes la conocieron y compartieron la alegría de tenerla en a su lado, porque no pocos saben de su historia y todos lo que saben, son quienes la han acompañado o queriendo conocer a quien unió en un solo sentimiento de solidaridad a muchos rostros, que ven en sus ojos el reflejo de la esperanza y la dignidad.

A lo anterior la señora María comenta que hace oraciones diariamente “A veces me estoy durmiendo y recuerdo no oré y me despierto para orar”. Lee libros que son regalos de diferentes estudiantes y personas queridas. Su lectura es muy variada, va desde Boris Izaguirre, Narnia, Isabel Allende, libros de autoayuda explica: “Me leí Don Quijote de la Mancha. Leo mis revista de moda” pues siente que eso es un alivio ante todo lo que aún vive. Libros dedicados por quienes se lo regalaron, junto con cartas de personas que expresan su solidaridad y admiración, donde le escriben como ella misma dice “Tantas cosas bonitas”. Desde cajas de dulces hasta libros “Así como pasé tiempos malos también tiempos muy bonitos” recuerda la señora María al pensar en todas las personas que le hacen llegar mensajes de elogio.  También recibe visitas de diversas personas, todos quieren conocer a quien tanto admiran; tal vez por el sacrificio o por la fortaleza demostrada, o por ambas. La señora María dice que esas muestras de cariño le llenan mucho más que cualquier cosa.

Una estudiante agradecida
Una estudiante agradecida
El país necesita más mujeres como tu. Gracias por ser madre de los estudiantes
El país necesita más mujeres como tu. Gracias por ser madre de los estudiantes
Diversos escritos de agradecimiento y solidaridad en los libros que le regalan
Diversos escritos de agradecimiento y solidaridad en los libros que le regalan.

Sacrifico Inmerecido

Ante la actual situación del país, donde los políticos proponen pero no actúan y la apatía del ciudadano común es el común denominador, la señora María Elena recuerda el sufrimiento que padeció durante tanto tiempo “Siguen pasando los días; estoy muy desencantada, muy decepcionada” Aunque eso no significa que lo vivido fue en vano, porque gracias a todas las cosas que pasaron el mundo entero pudo darse cuenta de lo que pasa y sigue pasando en Venezuela. “Creo que el momento pudo ser en el 2014, pero la gente no nos apoyó. Nos dejaron solos”. Fiel a su espíritu la señora María agradece a Dios, porque sabe que todo pasa por algo. “El hecho de que yo este encerrada no significa que yo escapo de la realidad” reflexiona al hablar del egoísmo de las personas que solo le importan su beneficio individual, sin importarle el de los demás.

Los pequeños tesoros cuando no se tienen son algo que valen fortunas infinitas, de allí que la señora María comenta que pese a estar bajo arresto domiciliario se siente agradecida por tener un baño para ella, porque en la cárcel tuvo que hasta dormir y orinar en el piso. Estar en el centro penitenciario “Me di cuenta de quién es quién. Te ayuda a entender muchas cosas. Hay un mundo muy diferente del que tú has vivido”. Palabras de una mujer que agradece tener un baño limpio y una cama propia, pero afirma no estar arrepentida de nada de lo que hizo “Eso lo tenía Dios dispuesto para mí y lo que le ha pasado a muchos”.

Se pregunta para dar una respuesta “¿Dime tu que han logrado con el dialogo?” es la respuesta de la señora María al decir que no cree en diálogos, pues según ella deberían estar personas preparadas, además que recuerda que han soltado a otros presos políticos por su deteriorado estado de salud. “Ni que hagan veinte mil diálogos a los presos políticos no los van a sacar ¿Por qué no sacan a los policías metropolitanos?” reflexiona sus palabras.

Aunque no es política ni milita en ningún partido la señora María Elena, es contundente al decir que los políticos deberían hacer algo. “Yo pienso que una persona debe tener cierta preparación para ser diputado. Y allí hay personas que no están preparadas para el cargo”. A su juicio los diputados de la Asamblea Nacional han perdido el tiempo “mucho bla-bla”, pero desea tener políticos en cargos públicos que quieran al país.

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