Noviembre 24, 2016.-El Servicio de Nutrición del hospital J. M. de Los Ríos ha registrado en lo que va de año 100 casos de desnutrición severa. Los médicos dicen que los bebés no consumen proteínas. Atrás quedó el juramento del fallecido presidente Hugo Chávez de erradicar este problema asociado a la mala alimentación para el 2019.
Caracas. “Señora, regáleme un pedacito de pan”. Eso era lo único que decía el muchachito, como de nueve años, que se encontraba en las afueras de la panadería Vollmer de San Bernardino. Vestía pantalón corto, una franela blanca con insignia de colegio y cargaba unas cholas que mostraban el desaseo personal.
Pero el jovenctio no estaba solo, otro un poco más grande hacía lo mismo, diagonal a la panadería. Su semblante era el de un niño mal alimentado: ojeras y brazos delgados caracterizaban su aspecto desganado.
“Se la pasan todo el día pidiendo para comer. A veces se quedan dormidos en los bancos del bulevar”, dijo una de las vecinas del sector.
Los niños eran esquivos y no dieron detalles de dónde son, ni qué hacen sus padres. Lo cierto es que, aun estando en edad escolar, no asisten a clases y lo que hacen a diario es buscar cómo saciar el hambre.
Ingrid Soto, jefa del Servicio de Nutrición del hospital J. M. de Los Ríos, aseguró que la situación que viven los niños y adolescentes cada día es grave. Sostuvo que se incrementó la indigencia promovida por el hambre, y que en los colegios, los muchachos lucen más delgados por la falta de alimentos.
“Estamos viendo, incluso, adolescentes que se ven afectados por la escasez de alimentos. Ahora no los dejamos mucho tiempo cantando el Himno Nacional. Hay unos que se desmayan, dicen que se sienten mal y no saben explicar qué tienen”, contó María Gil, docente de un colegio público.
Los muchachos van a las escuelas y llevan poca merienda, contando con el comedor interno, donde tampoco les sirven cantidades razonables, ni todos los alimentos de un menú nutritivo.
“De hecho a veces la hora de salida es más temprano porque no está funcionando el comedor”, citó la maestra, quien trabaja en un plantel de la parroquia Coche.
El bajo consumo de alimentos empeora. La jefa del Servicio de Nutrición del hospital expresó con preocupación cómo ahora están viendo en las consultas el incremento de la desnutrición grave o severa.
En su servicio, indicó, han recibido en lo que va de año 100 casos de desnutrición severa, cuando las estadísticas en años anteriores daban cuenta de 30 en el mismo período.
“Eso se evidencia cuando hay una crisis alimentaria, con el agravante de que estamos viendo que 26 % de los pacientes presenta desnutrición edematosa, cuando estaba en 6 %”, expresó.
La desnutrición edematosa aparece cuando hay ausencia de proteínas en los alimentos. Los niños llegan al centro hospitalario con un cuadro severo de delgadez y con el abdomen abultado o hinchado.
Otro asunto que alarma, según la especialista, es que 60 % de los casos de desnutrición ocurren en la población lactante:
“Aquí llegan las madres angustiadas, no pueden dar pecho porque tampoco se alimentan bien. Les preguntamos si están perdiendo peso y siempre dicen que sí. Este año hemos visto casos en las consultas de mujeres que han rebajado entre 6 y 15 kilos”.
Huniades Urbina, médico Pediatra-Intensivista, exjefe de Urgencias y exdirector del J. M. de los Ríos, y además presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, también encendió las alarmas sobre este particular y refirió que la poca alimentación en los lactantes no solo está desarrollando una generación con bajo peso y talla, sino que igual está comprometiendo el futuro de una generación.
“Así como los primeros meses de vida son importantes, los primeros seis años son fundamentales para la formación de un buen sistema cerebral y motor. A los niños con estos cuadros de desnutrición no les está creciendo el cerebro, el que sean bajos de estatura es lo menos delicado. Por eso vemos casos con retardo en el habla, en el caminar y en el resto de las funciones motoras. Así los metamos en una piscina llena de comida, las vitaminas, nutrientes y minerales que no consumieron en esta primera etapa de la vida no se recuperan. Si el cerebro no crece por estas deficiencias, no lo hace después con tratamiento”, sentenció Urbina.
Sin ver luz en este camino
En 2013, la directora Ejecutiva del Instituto Nacional de Nutrición (INN), Marilyn Di Luca, informó que había disminuido la desnutrición infantil en el país 62 % durante los últimos 14 años. En ese mismo período, el índice de personas con hambre había bajado en más del 80 %. Esas cifras oficiales fueron el aval por el que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), reconoció a Venezuela como uno de los países que más había avanzado en la erradicación del hambre.
Di Luca afirmó que eso fue posible “gracias a una política integradora, un sistema de alimentación creado, inspirado por Hugo Chávez, a través de la Misión Alimentación y todos los canales distribución”.
Pero la realidad demuestra lo contrario. La doctora Soto sostuvo que incluso en 2013 ya se sentía escasez de alimentos y sus efectos en la población, “lo que se acentuó, y no vemos que se esté promoviendo una política para controlar este fenómeno social, lo cual hace presumir que la problemática irá creciendo”.
De hecho, Yngrid Candela, investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela (Cendes-UCV), corroboró que la pérdida de peso es acelerada en estos momentos por la deficiencia de nutrientes.
“Luego está lo que llamamos ‘hambre oculta’, pues en estos momentos no sabemos si la población tiene anemia o deficiencias de calcio. Hay vitaminas y minerales que son básicas para que el metabolismo del cuerpo funcione adecuadamente, y es muy probable que en este momento haya deficiencias vitamínicas y minerales y el problema es más grave y no lo podemos medir. Ahora no solamente ha bajado la cantidad de alimentos que consume la población, sino también la calidad”, manifestó y añadió:
“La gente lo primero que deja de comprar es lo más costoso, que son las frutas y vegetales, lo sacrifica como estrategia para llenar el estómago y saciar el hambre con carbohidratos”.
Muy atrás queda entonces la promesa del fallecido presidente Hugo Chávez, quien juró erradicar la desnutrición para 2019.
Sucedió todo lo contrario. Pues la crisis económica, producto del modelo de controles del Gobierno, ha impactado sin freno en la dieta de los venezolanos. Y hoy día el desabastecimiento de rubros regulados es de 77 %, según Datanálisis.