Noviembre 16, 2016.-Jesús Montero tiene 25 años y es médico cirujano egresado de la Universidad Central de Venezuela. Nació y creció en Barquisimeto y obtuvo su título en Caracas. Ahora, a un par de meses de terminar el año de medicina rural (establecido en el artículo 8 de la Ley de Ejercicio de la Medicina), dice que ya es hora de expandir sus fronteras. A principios de 2017 cambiará de código postal por uno del otro lado del océano. Se irá a buscar futuro en España.

La historia de Jesús se repite constantemente y no solo en los pasillos de “la casa que vence la sombra”. También en su familia. Su hermana mayor, que le lleva cuatro años, también es médico -egresada de la misma universidad- y hace ya un par de años que reside en la madre patria.

Ejercer la medicina con las uñas, sin medicamentos ni insumos médicos quirúrgicos, además de los malos sueldos y baja calidad de vida, son los principales argumentos que esgrime Montero. ¿Lo más grave? Ellos dos no son los únicos que piensan así. Según el sociólogo Iván de La Vega, de la Universidad Simón Bolívar, según un trabajo de investigación realizado para medir las intenciones de los universitarios de emigrar, hasta el 88% de los estudiantes de la escuelas de medicina Luis Razetti y José María Vargas (ambas de la UCV) tienen en su mente el ritornello: “Me gradúo y me voy”. Ya para 2014 la Federación Médica Venezolana hablaba de la emigración de unos 10.000 galenos.

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De La Vega explica que nada más en Europa hay 7.000 médicos venezolanos, y 4.000 de ellos están en España. Chile también es otro de los destinos favoritos de los galenos venezolanos: este año se registraron 847 médicos venezolanos en el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicinas (Eunacom), que les permite trabajar legalmente en ese país.

Este éxodo masivo tiene una grave incidencia en la calidad de atención médica del país. María Eugenia Landaeta, jefa del servicio de infectología del Hospital Universitario de Caracas, detalla que “hasta 60% de los que se están graduando ni siquiera hacen el año de rural” antes de irse a otro país. “Y a los que se han ido, los entiendo”, dijo. En su opinión, aquí los estudiantes de medicina están siendo “malformados”, pues hay profesionales para enseñarles lo teórico, pero no tienen los medios para ejercer la práctica.

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El Clínico, que queda dentro del recinto de la UCV, ofrece más de 30 postgrados para los recién graduados, pero se están quedando desiertos. “No tenemos suficientes candidatos en cirugía pediátrica, en traumatología, ni en reumatología”. El postgrado de su servicio es para ocho residentes. Apenas tiene cuatro.

El problema se extiende más allá del valle caraqueño. En el Hospital Central de Maracay se han ido, en promedio, 10 especialistas por servicio. Así lo dijo el residente de pediatría Alejandro Crespo, quien además aseguró que por ello han disminuido sus áreas de influencia. Por ejemplo, antes hacían cirugía de manos y ya no hay nadie quien pueda hacerla. “Se han ido buscando mejores condiciones de vida”, apunta Crespo.

¿Podemos recuperarnos?

La mayoría de los médicos venezolanos radicados en España no ejercen en Barcelona ni en Madrid: están en las Islas Canarias, en las Islas Baleares o en otros pueblos del interior. Según explicó De La Vega, lo hacen así principalmente por economía. Les pagan bien por atender estas zonas y, al no ser tan costosas como las grandes ciudades, pueden vivir más tranquilos.

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Esa es una de las facilidades que le ofrece España a los médicos venezolanos, pero no es el único país que tiene programas para atraer galenos extranjeros -o para invitar a los nacionales que se fueron a volver. Por ejemplo, en Argentina existe el programa Raíces, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. El plan busca vincular a los científicos argentinos dentro y fuera del país para impulsar sus investigaciones.

En Ecuador el Proyecto Prometeo se encarga de este tema, buscando “impulsar la transferencia de conocimiento científico”, según su página web. Muchos venezolanos se han ido a través de este programa, según explicó De La Vega. También hay programas así en Costa Rica, Uruguay, Colombia y Chile.

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Este último país se ha convertido en un destino especialmente atractivo para los venezolanos en los últimos años. Según las cifras de De La Vega, se ha registrado la migración de 11.000 venezolanos al país sureño, pero la cifra podría ser de 16.000 de acuerdo con estimaciones. El profesor explica que, para él, es uno de los países que mejor trabaja la promoción del campo científico, e intentan que todos los médicos e investigadores que partieron durante la dictadura de Pinochet regresen.

ChileGlobal es la red de talentos en el exterior de Imagen de Chile, que agrupa a empresarios, estudiantes y profesionales chilenos y amigos de Chile, que viven en el extranjero y comparten el interés por vincularse permanentemente con Chile para aportar con sus conocimientos y contribuir al desarrollo del país”. Así se describe el programa chileno de promoción del conocimiento.

El profesor De La Vega explica que para intentar llevar adelante el campo científico venezolano se debería realizar un programa así, pero no ve el interés del Gobierno por hacerlo. “El mundo está en la sociedad global del conocimiento, y ni a distancia trabaja el Gobierno (con los emigrantes)”.

Para el sociólogo, lo más grave de este éxodo es que Venezuela se había caracterizado por ser un país que recibía extranjeros, y este ola de migraciones -que empezó a estudiar desde el 95, pero que se recrudeció con políticas de Chávez y Maduro-, no es solo de venezolanos: también es de extranjeros que regresan a sus países de origen. “Es una brutal emigración”.

Emigrar con la bata en la maleta: se agudiza déficit de médicos en el país