Foto: Alicia De La Rosa

Septiembre 02, 2016.-No hubo tranca, ni detenciones, ni confiscaciones que evitarán la multitud que plenó las tres avenidas principales (Libertador, Francisco de Miranda y Río de Janeiro) de la ciudad de Caracas. Una vez más Venezuela le gritó al mundo que quiere salir de este Gobierno corrupto.  “¡Y va a caer, y va a caer, este Gobierno va a caer! ¡Fuera Maduro, fuera Maduro! ¡Revocatorio, revocatorio! ¡Sí se puede!”, fueron las consignas de un pueblo cansado de la desidia, la violación de los derechos humanos, la escasez, el desabastecimiento y la violencia.

Por Alicia De La Rosa

El himno nacional en la voz de la cantante de música llanera, Rumy Olivo, y con el coro de más de un millón de personas congregadas en la avenida Libertador de punta a punta fue el inicio de un acto, donde la batuta estuvo en manos del secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús “Chuo” Torrealba. “Lo que hoy ha ocurrido en Venezuela no tiene precedente en la historia. Esto es una épica ciudadana, esta es una epopeya cívica, esto es historia patria”.

Entre la multitud, una anciana lloraba al entonar el ¡Gloria al bravo pueblo! “Mi país está muy mal. Nunca me imaginé que la violencia me arrancaría a un hijo por un celular y tampoco imaginé que tendría que despedir a los que me quedan porque ya no aguantan la situación. Pero yo sigo aquí, con la profunda convicción de que pronto saldremos de este horror llamado revolución”.

Entre tanto, el sol dio paso a la lluvia pero la multitud siguió intacta. María Luisa Martínez  llegó con sus tres hijos a la concentración. Gritaba con fuerza: “el pueblo tiene hambre”.

“Cada vez que llego a mi rancho, lloro porque no me alcanza el sueldo para darle de comer a mis hijos. Hay días en que dejo de comer para darle a los pequeños algo… Mírame, yo era gordita y ya me he quitado más de 30 kilos porque me acuesto sin comer”, narraba con la voz entre cortada.

A las 12:30 del mediodía, entre empujones, junto a un representante de la comunidad indígena del estado Amazonas y agitando la bandera de Venezuela, el líder de la oposición Henrique Capriles Radonsky llegó a la tarima. Levantando las manos en señal de unión Jesús Torrealba, Henry Ramos Allup y Capriles, recibieron la ovación de un pueblo  que pide cambio.

“Somos la Nación puesta en pie para decir ¡Ya basta!  ¡Hay que rescatar al país! Rescatarlo de la escasez de alimentos y del exceso de balas, rescatarlo de la falta de medicinas y del exceso de angustia.  Rescatarlo sobre todo de un presidente, un régimen y un sistema que sólo han puesto dictadura donde debe haber democracia, han puesto pobreza donde debe haber prosperidad y han puesto inseguridad donde debe haber confianza”, expresó el jefe de la coalición opositora, quien leyó un manifiesto con las próximas actividades para exigir se realice el referendo revocatorio contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, este año.

¡Sí se puede, sí se puede, sí se puede! Retumbó en la avenida Libertador, cuando Torrealba recordaba que en las carreteras el abuso y la represión del Gobierno no permitió que miles de personas llegarán del interior del país a la “Toma de Caracas”.

“Hoy se produjeron dos protestas: una, la de todos los venezolanos que llegaron a Caracas y la otra, una tranca nacional. En todo el país hay venezolanos protestando porque no pudieron llegar a Caracas. ¡Somos millones, somos el bravo pueblo, somos la ciudadanía democrática, somos el pueblo soberano!”.

El sol le ganó a la lluvia y a las nubes la batalla. La coalición opositora dejaba claro en su manifiesto que Venezuela es pacífica y que lo único que quiere es una salida electoral y democrática. “En una Venezuela en la que solo abunda la violencia y la muerte, es nuestro deber rescatar la convivencia y la esperanza y esa es la tarea de todo un pueblo. Por eso exigimos expresarnos y que sea la voz del pueblo la que señale el camino para vencer la crisis y transformarla en oportunidad. Para que la nación pueda decidir su palabra, es preciso convocar a una consulta y tal consulta tiene nombre y apellido. Su nombre es referendo y su apellido es revocatorio”.

“¡Revocatorio, revocatorio, revocatorio!”, exigió la multitud al unísono que aceptó seguir en las calles hasta que se logre la recolección del 20%, proceso que aseguró Torrealba cuando se apruebe, “al día siguiente vamos a convocar, no a la ‘Toma de Caracas’, sino a la ‘Toma de Venezuela’. 24 horas seguidas exigiendo el referendo revocatorio”.

Una bandera de más de 10 metros: amarillo, azul y rojo, destacaba en el mar blanco de la multitud. La Paz reinó, pese a los pronósticos y rumores que durante toda la semana voceros del Gobierno pregonaban. “El gobierno estuvo ligando que aquí hubiera violencia, el gobierno estuvo provocando que aquí hubiera violencia y lo dejamos con los crespos hechos. Somos la mayoría que garantiza La Paz”, dijo Torrealba.

A los que quedaron en las carreteras con la frustración de no llegar y a los que sí lo lograron, hubo palabras de agradecimiento, esas palabras que cerraron la “Gran Toma de Caracas”.

“Entre nosotros hay ciudadanos que estuvieron en carretera seis, doce, diecisiete, veintiocho horas para llegar a Caracas, que vinieron durante ocho días atravesando Rios, atravesando montañas. No solo enfrentaron la distancia sino el malandraje con o sin uniforme y vencieron. Estos compatriotas tienen que enfrentar el regreso con la luz del día. Esta actividad hoy se cumplió, cumplió su objetivo: Mostramos al mundo el tamaño inmenso de la Venezuela que quiere cambio”.

2:00 de la tarde, una tarima con los líderes opositores levantando sus manos entrelazadas en señal de unión y en apoyo a todos los presos político, especialmente a Leopoldo López, fue el final de la “Toma de Caracas”.

“Aquí a mi derecha tengo a mi hermano Henrique Capriles Radonsky, aquí a mi izquierda tengo a mi hermano Henry Ramos Allup, aquí entre nosotros tenemos la memoria viva y la solidaridad activa con nuestro hermano Leopoldo López y así cada uno de los dirigentes de la Unidad Democrática hace este llamado (…) Esta actividad terminó en victoria, terminó en paz como no quería el gobierno”.

La multitud dio media vuelta. Marchando, gritando sus consignas, ondeando el tricolor y convencidos de que está “epopeya ciudadana” apenas comienza, se retiró en paz. “¡Sí se puede, sí se puede, sí se puede!”.

8:00 de la noche, suenan las cacerolas, Venezuela tiene hambre, Venezuela quiere cambios, Venezuela quiere prosperidad, Venezuela quiere paz, Venezuela exige respeto, Venezuela, Venezuela, Venezuela…

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