Carlos Paredes, fue solicitado por autoridades estadounidenses en 2010 por estafa / Foto: Archivo
Carlos Paredes, fue solicitado por autoridades estadounidenses en 2010 por estafa / Foto: Archivo
Carlos Paredes, fue solicitado por autoridades estadounidenses en 2010 por estafa / Foto: Archivo

Julio 25, 2016.-Los chats de venezolanos en el extranjero se han convertido en una forma de organización fundamental para lograr no solo sobrevivir los primeros días, sino para armar bases de contactos que ayuden en el proceso de adaptación.

Usados para coordinar compras, ferias, donaciones, también para recomendaciones o solicitar ayuda; los grupos de personas que se unen a través de Whatsapp también albergan historias de estafas, fraudes y mentiras, cada vez más comunes entre los incautos que terminan siendo presa fácil para los timadores.

Tras el saludo inicial para romper el hielo, la dinámica del chat parece no detenerse, muchos son los que responden y dan la bienvenida y es que la camaradería típica del venezolano hace de esta suerte de debut una labor bastante sencilla. Mientras unos solicitan información, otros envían fotos y hasta se toman el tiempo de hacer chistes.

Le puede interesar: Investigación | Tsunami de talentos: Venezuela le da al mundo la mejor emigración de su historia

Mariana, profesional de los RRHH de 40 años, se hace espacio entre los textos que van y vienen; cuenta que dejó la costas de Anzoátegui para instalarse en las mayameras en junio de 2015 junto a su esposo e hijo, con el firme propósito de mejorar la vida que -destaca- Venezuela les estaba arrebatando.

Las facilidades del “primer mundo” le jugaron una mala pasada. “Conocimos a un ecuatoriano que en principio nos ayudó; contrató a mi esposo y a mi hijo para que le hiciera arreglos a su casa por $100 diarios”, comenta.

Tras entablar “amistad”, meses más tarde, el hombre identificado como Carlos Paredes, los llevó a un Amscot, lugar especializado en cambio de cheques, pagos y transferencias, que luego son debitadas de las cuentas de los titulares; y donde no hacen un análisis exhaustivo de los fondos de los interesados, sino hasta después de concretadas las transacciones.

Carlos Paredes, fue solicitado por autoridades estadounidenses en 2010 por estafa / Foto: Archivo
Carlos Paredes, fue solicitado por autoridades estadounidenses en 2010 por estafa / Foto: Archivo

“Mi esposo sacó dinero en varias ocasiones a petición de ese hombre”, relata Mariana, quien asevera que al final debían $1200 que no poseían, pues otros negocios instalados previamente con el mismo hombre no rindieron los frutos suficientes para asumir los pagos.

Un año después han logrado cancelar casi la totalidad de la deuda con sacrificio; mientras explica que han evitado localizarlo para enfrentarlo. “Sabemos donde vive, pero ir hasta allá es ponernos en riesgo, porque el es ciudadano estadounidense, nosotros todavía no”, se lamenta Mariana.

Como ese, también está el caso de Amarú Arévalo, barquisimetana que hace un año decidió emprender una nueva vida en Miami, sin embargo, contrario a la historia de Mariana, ella fue estafada por otra venezolana, quien ya cuenta con más años de residencia en EEUU.

Lea también: Investigación | Hablan las amas de casa: Bolsas Clap “son un fraude” que no resuelven la crisis por comida

“Me ofreció la concesión de dos locales, acepté y como condición para la entrega de las llave me pidió un adelanto de $6.000 que le di; yo regresé a Venezuela para dejar todo en orden, a mi regreso a EEUU no se concretó la negociación, ni me devolvió el dinero”, relata.

Fue precisamente en uno de los tantos chats de venezolanos que se percató de que no era la única víctima de la mujer de apellido Lobo oriunda de Caracas, pues, según otros testimonios había estafado a más nacionales bajo el mismo engaño; por lo que está a la espera de recolectar más datos para proceder con la denuncia ante las autoridades de Florida.

Amor comprado

Una de las modalidades más emblemática en Miami es la de los matrimonios por conveniencia, relatada por la pediatra venezolana, Lizbeth González, quien gestiona varios de los chats más numerosos de criollos. “Existe un negocio de una mujer que pertenece a una red de personas que ofrecen la ciudadanía de manera fraudulenta. Cobra entre 10 y 12 mil dólares por organizar los matrimonios entre cubanos y otros hispanos”.

El fraude se basa en el ofrecimiento del estatus legal a los criollos que pagan por el “servicio” basado en las condiciones que poseen los cubanos con más de un año en EEUU, quienes califican automáticamente para la residencia legal. Sin embargo, autoridades de ese país han desestimado ese beneficio para otras comunidades hispanas, por lo que el matrimonio no garantizará beneficios migratorios.

“Todas las personas que se han casado bajo ese sistema están siendo investigadas por el FBI, entre esos, muchos venezolanos que podrían ser detenidos y deportados en cualquier momento por creer en personas inescrupulosas”, dice González.

Chat de la discordia

El pasado 30 de junio la cadena estadounidense Univisión publicó un trabajo donde se abordaba la nueva modalidad de chats entre venezolanos en Miami. Una de las personas mencionadas es Jenny Rojas, criolla con más de 10 años en ese país, quien a la fecha gestiona varios de esos grupos con relativo éxito, no obstante, también son numerosos los que denuncian una serie de irregularidades dentro de las dinámica de esos medios de interacción.

La pediatra Lizbeth González, asegura que Rojas “se lucra” a través de una suerte de sociedad que mantiene con diversas empresas especializadas en alquiler de viviendas, gestiones legales y vehículos, por lo que – dice-, Rojas recibe hasta $200 por cada venezolano que adquiera un automóvil bajo esa modalidad.

Jenny Rojas (der) es la administradora de más de 10 chats de venezolanos / Foto: Archivo
Jenny Rojas (der) es la administradora de más de 10 chats de venezolanos / Foto: Archivo

“En una suerte de galpón ha impulsado lo que parece un negocio donde vende cosas que le donan en nombre de los venezolanos. Obliga a usar las empresas con las que tiene convenios. Muchos han caído en esas trampas y quedan con deudas inmensas”, comenta la doctora González, quien agrega: “La idea era proteger de los estafadores a los que llegan a este país, y ella terminó haciendo lo mismo para su beneficio de personal. No es posible que se aproveche de mucha gente y ahora irónicamente salga como el salvavidas de esas mismas personas”.

Tras la publicación del trabajo de la televisora hispana Jenny Rojas fue confrontada por varios de los miembros de esos chats; quienes nos aseguraron no haber sido consultados por la administradora del grupo para la difusión de la información en ese momento.

En entrevista exclusiva con Caraota Digital, Jenny Rojas desestimó las acusaciones; pues alegó que “nadie es moneda de oro para caerle bien a todo el mundo”. Recalcó que tiene años ayudando a los venezolanos a través de sus donativos y organizando actividades para mejorar la calidad de vida de los que llegan a suelo estadounidense.

“He ayudado a mucha gente sin pedir nada a cambio; lo que tratan es de impulsar una campaña en mi contra por todo lo positivo que he aportado a las personas que le tiendo la mano. No estoy estafando a nadie, todo lo hago porque se ha convertido en mi forma de colaborar con los que pasan momentos difíciles al llegar a EEUU“, asegura Rojas.

Sobre la acusaciones de recibir dinero a cambio de “recomendar” empresas del estado de la Florida, dijo no tener conocimiento, y reafirmó la posición de que son comentarios para empañar su labor.

Reconoció haber tenido enfrentamientos con otros criollos, pues especifica que no permite que la información que difunde a través de sus grupos sea compartida en otros chats.

“Los que están en mis grupos saben como es mi trabajo, si no lo entienden tienen la libertad de salirse. No permito que la información que le doy a mi gente llegue a otros que no hacen nada por colaborar”, dijo.

Jenny Rojas afirma que las denuncias son una campaña en su contra / Foto: Archivo
Jenny Rojas afirma que las denuncias son una campaña en su contra / Foto: Archivo

Venezolanos en la mira 

La gran ola de emigrantes criollos que llega a EEUU los convierte en “objetos del deseo” de los estafadores debido a que muchos nacionales cuentan con algún respaldo en dólares destinados a cualquier inversión pequeña dentro del país del norte.

Basada en diversos testimonios, y en exclusiva para Caraota Digital, la presidenta de Venezuela Awareness Foundation, Patricia Andrade, explica que cada vez son más frecuente las historias de venezolanos involucrados en estas situaciones; tanto, que según cifras que han reportado las autoridades de Miami más de 2.000 criollos han sido estafados en diversas modalidades durante los últimos meses.

“Igual pasa con los empresarios; una vez que llegan los venezolanos empiezan a trabajar en negocios que les proponen y al final pierden ese dinero. También son presa fácil para fraudes migratorios y hasta con alquileres de locales y viviendas. Los que tenemos tiempo en EEUU siempre investigamos antes de tomar decisiones, pero los que apenas llegan siempre buscan las vías más rápidas y terminan siendo engañados”, comenta Andrade.

El Sistema estadounidense cuenta con oficinas de protección contra estafadores, sin embargo, Andrade comenta que los venezolanos tienen la mentalidad del “miedo a la autoridad” y son pocos los que se atraven a denunciar ante el temor de ser detenidos y deportados por la ilegalidad de su permanencia en ese país.

“El estafador se aprovecha de esa situación y amenaza a las víctimas con denunciarlas para que los deporten” -dice-, no obstante, recuerda la historia de una criolla que fue robada por otro venezolano, pero que al momento de presentar su denuncia fue respaldada por las autoridades. “Recibió su dinero de vuelta; con el llamado a que resolviera su situación legal en EEUU, sin que en ese momento se generaran consecuencias”, finalizó.

Estafas y mentiras: La otra cara de los chats de venezolanos en Miami