Abogados José Amalio Graterol y Thelma Fernández (Foto VAF)
Abogados José Amalio Graterol y Thelma Fernández (Foto VAF)
Abogados José Amalio Graterol y Thelma Fernández (Foto VAF)
Abogados José Amalio Graterol y Thelma Fernández (Foto VAF)

Julio 27, 2015.- Nada más alejado del pensamiento bolivariano que condenar a  alguien sin que haya sido declarado culpable, o pedir con rabia su condena, pues Simón Bolívar en el discurso de Angostura el 15 de febrero de 1819, mucho antes de la declaración universal de los derechos humanos estableció que: “Todo hombre se presume inocente hasta que se le declare culpable.”

 

Ciudadano Diputado:

En su programa de Televisión transmitido por el canal del Estado Venezolano y por el de la Asamblea Nacional Legislativa, usted comentó en relación al caso de la Juez de Venezuela, María Lourdes Afiuni  Mora, que esta se había negado a la práctica de una prueba grafológica  en el juicio que se le sigue. La peritación estaba referida a una declaración supuestamente firmada por ella el 9 de julio de  2010  en la cual “reconoce el buen trato recibido durante su encarcelamiento en el INOF”;  ciudadano Diosdado Cabello, ni esa supuesta acta, ni la experticia que pretendían llevar a cabo, guardan relación con el juicio penal que se le sigue a María Lourdes Afiuni, sino con las violaciones a sus derechos humanos. Al respecto, deliberada y maliciosamente, usted omitió la razón de la oposición a dicha prueba y la motivación que tuvo el Tribunal para negar la misma, y es que la pretendida experticia era absolutamente impertinente, extemporánea y no atinente al debate procesal. Usted y su fantasioso “compatriota cooperante”, en el soliloquio que sostiene, para su solaz y esparcimiento en la TV del Estado venezolano, solo le quedó afirmar que la mentira tiene patas cortas, cortitas, en lo cual usted frecuentemente es reflejado.

Su posición prepotente de no admitir replica alguna y el obligado e ilegal silencio en que mantienen a la Juez Afiuni, hace que en su defensa deba dirigirme públicamente a usted y al igual que mi homónimo José Amalio, de la leyenda llanera  “El capataz y el espanto”, sin más armas que el valor y el honor de ser cristiano, porque no hay nada más anticristiano que agredir y zaherir a una mujer a la que le tienen conculcados todos sus derechos y garantías constitucionales, cubriéndola de insultos desde su alta posición, a sabiendas que ella  tiene prohibido replicarle en manera alguna.

Nada más alejado del pensamiento bolivariano que condenar a  alguien sin que haya sido declarado culpable, o pedir con rabia su condena, pues Simón Bolívar en el discurso de Angostura el 15 de febrero de 1819, mucho antes de la declaración universal de los derechos humanos estableció que: “Todo hombre se presume inocente hasta que se le declare culpable.”

 Comentar como livianamente lo hace usted, sobre incidencias procesales, afincado en su mentalidad cuartelaría, constituye un asalto intelectual a la juridicidad del país, bien maltrecha, por cierto, en estos momentos.

Debo recordarle, como muchas personas en el mundo, de fuste intelectual y humanístico, como Noam Chomsky se dirigieron a Hugo Chávez y este le pidió al mandatario “actuar de una manera consistente con los valores humanitarios profesados por la revolución bolivariana”, y poner fin al arresto de la Juez Afiuni.

El referido profesor de lingüística en el Instituto Tecnológico de Masachusets solicitó al mandatario interceder a favor de Afiuni alegando que “no hay garantías de un juicio justo e imparcial”. Le recomienda además, la posibilidad de aplicar un indulto presidencial con motivo de las fiestas de Navidad.

“Afiuni ha sufrido demasiado y debe ser liberada”, indicó Chomsky al denunciar que la jueza permanecía detenida en su apartamento bajo custodia de una docena de guardias nacionales, tenía prohibido hablar con la prensa y “recibir rayos solares”.

Solo la negativa a permitirle hablar públicamente en su propia  defensa, cuando toda la maquinaria mediática del gobierno la agrede, transforma su actuación en un ataque desproporcionado, alevoso, y por demás misógino.

Ahora bien, no contento con todo lo anterior en su programa “Con el Mazo Dando”, decidió amenazar a los abogados de la defensa pidiendo usted, como presidente del parlamento, a los jueces, que seamos encarcelados por desacato, en la próxima ocasión en que nos pongamos “POPY”, la comparación con POPY, para ridiculizarnos y llamarnos payasos, es absolutamente incongruente hacia una defensa que ha sido el muro de contención contra el avasallante poder usado por el propio presidente Chávez y ahora por sus herederos y legatarios de sus odios y resentimientos, entre los cuales usted tiene conspicua posición. Es preferible ser un payaso como POPY, que sanamente hacía reír a los demás, que soltar la risa como los espantos del llano para burlarse de la gente tratando de infundirles miedo, es mejor provocar risas, pero sin burlarse de sus semejantes, como lo hace usted permanentemente en su represivo programa.

Lo más grave de su orden de encarcelamiento es el desparpajo con que se inmiscuye en las decisiones del poder judicial, arrogándose funciones de las cuales carece y torciendo el rumbo de la justicia para perseguir a quienes disienten de su posición política.

Serenamente lo invité a que acudiera al juicio de la Juez María Lourdes Afiuni, el cual necesariamente es público y comprobara la verdad de los hechos, insisto en la invitación, mas no lo insto a que se despoje de su “inmunidad”, sino que le quite la “impunidad” a los que agredieron arteramente a mujeres como María Corina Machado, en su presencia, a su amparo, en plena sesión parlamentaria;  y a quienes vejaron, mancillaron y violaron los derechos humanos y la dignidad de María Lourdes Afiuni.

JOSÉ AMALIO GRATEROL

ABOGADO