Mayo 27, 2015.-La represión ha aumentado drásticamente con la llegada al poder del actual presidente, así como las torturas contra los opositores.
Todos ellos comparten el hecho de ser opositores al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, una posición que ha hecho que sufran persecuciones y detenciones a un nivel mucho más elevado que cuando estaba Chávez. Y es que
la vida en el país, más allá de los herederos del chavismo, dista mucho de ser sencilla.
Sumidos en una enorme crisis económica, fundamentada esencialmente en la caída del precio del petróleo, con una gran carestía de productos básicos en los supermercados y con los derechos y libertades de los ciudadanos bastante limitados y coaccionados.
Leopoldo ya cumple más de un año en prisión por encabezar las protestas que tuvieron lugar en 2014 contra Maduro. Ledezma y Ceballos también han sido encarcelados por oponerse al gobierno. Salir a las calles en el país estando en contra del presidente venezolano se ha convertido en un pasaporte casi seguro para terminar entre rejas. Así al menos lo muestran los datos que destacan que la represión con Maduro ahora es mayor.
“En el periodo de Maduro los presos políticos han aumentado drásticamente porque las protestas y el derecho a la libertad de expresión y opinión han sido criminalizados, por lo que el número de presos ha ascendido a más de 4,000″, nos cuenta Patricia Andrade, Directora de Derechos Humanos de la asociación Venezuela Awareness.
“De esos 4,000 hoy en día siguen entre rejas 99; 5 desde el año 2003, 2 desde el 2013 y 92 desde el 2014, aunque aún hay muchas personas que no gozan de libertad plena, ya que están en arresto domiciliario o deben presentarse ante el tribunal”, prosigue.
Unas cifras que contrastan con los aproximadamente 600 que hubo durante todo el mandato de Chávez (1999-2013), es decir, en apenas dos años Maduro, que no cuenta con el mismo respaldo que su predecesor, ha criminalizado prácticamente cualquier forma de expresión contraria a su gobierno.
Andrade también pone el foco en el maltrato físico sobre los presos y asegura que “entre un 80% y un 90% de los detenidos por Maduro recibieron torturas y malos tratos por las fuerzas militares y policiales”. Asegura que las torturas se convirtieron “en ley y no en excepción”.
Una opinión compartida por organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional. HRW denunció en 2014 en un informe los excesos que estaban cometiendo las fuerzas del orden contra los manifestantes, entre ellos abuso psicológico o tortura.
Por su parte Amnistía, en su informe ‘Venezuela: los rostros de la impunidad’, ha documentado los casos de 21 venezolanos que han sufrido torturas, detenciones arbitrarias, abusos sexuales, corrientes eléctricas, asfixias o amenazas.
El gobierno mientras tanto continúa poniendo trabas para que organizaciones como Cruz Roja visiten las cárceles venezolanas y hace oídos sordos a las peticiones internacionales que piden la liberación de estos presos.
Pero la presión cada día es mayor y tanto López como Ceballos han empezado una huelga de hambre para exigir la libertad. Una medida que ya ha tenido sus consecuencias en forma de represión. Mientras que al primero le mandaron a un área de castigo en la cárcel militar en la que está, al segundo le han enviado a una de las prisiones más peligrosas del país.
Es la vida en Venezuela tras Chávez, un lugar en el que no se puede negar que se ha reducido la pobreza, pero que desgraciadamente ha ido a la par con la pérdida de libertades.
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