Ramo-verde

Por   | LA NACION Domingo 30 de marzo de 2014

En el país donde se adelantó la Navidad y se extendió el Carnaval, sólo un puñado de individuos se encaprichan en turbar la alegría del pueblo: los dirigentes opositores, que con sus llamados a la rebelión avivan las marchas de la calle. O así los ve el gobierno, decidido a ahogar la protesta y a cortar el vínculo entre los manifestantes y los líderes opositores con una ofensiva contra los principales referentes políticos cuyo desenlace se anticipa sombrío.

El más golpeado por la represión contra la disidencia es el partido Voluntad Popular. La sonada detención de su líder, Leopoldo López, bajo cargos de incendio intencional, instigación pública, daños y asociación para delinquir, va por 50 días sin que el gobierno insinúe la menor intención de dejarlo salir de la cárcel de Ramo Verde. Su delito fue convocar a la marcha del 12 de febrero en Caracas, que concluyó en un descomunal aquelarre de violencia, promovida en parte, como se demostró más tarde, por miembros de la Guardia Nacional, de los servicios de inteligencia y otros activistas armados sin cargo ni nombre.

“Y no es sólo Leopoldo”, dijo a LA NACION el diputado Juan Guaidó, de la misma agrupación. “Hay ocho dirigentes presos y diez en la clandestinidad. Todo apuntaría a ilegalizar a Voluntad Popular, a desarticular nuestro accionar político, que va dirigido a nuestra actividad de calle por vía pacífica.”

Maduro definió a López, a la diputada María Corina Machado y al ex candidato presidencial Henrique Capriles como “la trilogía del mal”. Quiso decir “el trío del mal”, pero así le salió y así quedará, mientras dure esta saga de persecución cuya última parte aún está por escribirse. Machado fue expulsada del Parlamento por el atrevimiento de viajar a la OEA para discutir la crisis venezolana.

Los analistas se esfuerzan por descifrar el guión de la trama de persecución, aunque la pregunta es si existe realmente un libreto establecido o si el gobierno acaso improvisa al correr de la pluma, en función de la inspiración del momento.

El eje de la historia oficial es que la oposición venezolana muestra una irremediable tendencia golpista, un mal que lleva en la piel y en el alma, igual que los medios de comunicación y todo aquel que levante la voz sobre la escasez, la inflación, la inseguridad, el clientelismo y otras características del modelo bolivariano.

“Lo que el gobierno quería de los alcaldes perseguidos era que se pusieran igual que ellos de represores y violadores de los derechos humanos. El mensaje es el mismo para alcaldes, dirigentes y legisladores: a aquel que se haga líder de la oposición y se le ocurra llamar a la calle le esperan la persecución y la cárcel”, dijo Patricia Andrade, directora de la Fundación Venezuela Awareness, con sede en Miami.

Andrade se refería al alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos, condenado a un año de cárcel sin derecho a defensa por negarse a silenciar la protesta en esa ciudad cerca de la frontera colombiana. Tan cerca de la frontera que Maduro acusó a “paramilitares colombianos” de liderar las barricadas. No habló de “paramilitares venezolanos”, porque ésos son más bien chavistas. Se mueven con sus motos como caballeros andantes lanzados al rescate de la damisela bolivariana.

Otro alcalde expulsado por “desacato” a la orden de reprimir fue Enzo Scarano, de la ciudad de San Diego. Y el gobernador del estado de Aragua, Tareck el Aissami, presentó “pruebas irrefutables de los actos terroristas y criminales” contra Nelson Guárate, otro intendente díscolo.

“Este alcalde milita en el partido fascista Voluntad Popular y además es uno de los que han convocado al derrocamiento del presidente constitucional Nicolás Maduro y en consecuencia a su postura y a su declaración, se han cometido hechos criminales, entre los que destacan las guarimbas, barricadas que el mismo alcalde instigó, promovió y dirigió”, señaló la denuncia. Un perfil que casi lo iguala a Osama ben Laden.

Son tantos los dirigentes de Voluntad Popular camino a prisión que un sitio web independiente, el Chigüire Bipolar, ironizó sobre el tema titulando: “Voluntad Popular mudará su sede a la cárcel de Ramo Verde”.

Otro que pidió escarmiento fue Adán Chávez, gobernador de Barinas y hermano del comandante eterno, que tiene dos intendentes en la mira. Pero deberá sacar turno, porque el presidente tiene sus prioridades. “Póngase las pilas, Ramón Muchacho”, lanzó Maduro contra el jefe del distrito de Chacao. “Si no se las pone, puede haber elecciones nuevas en su municipio”.

“Venezuela ya no es la misma de antes de las marchas, se transformó aceleradamente”, dijo a LA NACION el sociólogo Tulio Hernández.

“Hay un nuevo escenario, un gobierno cada vez más militar. La estrategia es utilizar el sistema judicial contra los opositores, eliminarlos políticamente haciéndolos huir o apresándolos. La idea es acorralar definitivamente a la dirigencia opositora.”

Pero mientras la dirigencia vive con la soga al cuello, todos coinciden en que las marchas no tienen visos de ceder. Por más que el hilo entre líderes y manifestantes se corte, según Hernández, las marchas tienen vida propia.

Queda por ver si las gestiones de la Unasur, que promueve un diálogo genuino entre las partes, se materializan en una actitud respetuosa de los derechos humanos para evitar un desborde absoluto..

http://www.lanacion.com.ar/1676600-aislar-a-la-cupula-opositora-la-meta-de-la-ofensiva-chavista