Al cumplirse un mes de la entrega de López a las autoridades, sus seguidores hicieron una concentración afuera de la cárcel. Por: Elizabeth Ostos / Caracas

'No quebrarán el espíritu de Leopoldo'
EL MUNDO 18 MAR 2014 – 9:16 PM Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, participó en una manifestación en la cárcel de Ramo Verde, al cumplirse un mes de la detención del líder opositor. / AFP

A Lilian Tintori, expresentadora de televisión, deportista, esposa de Leopoldo López, el líder del partido político Voluntad Popular, la vida le cambió drásticamente hace un mes. De dirigente político radical, el caraqueño de 42 años pasó a ser “un preso político de la dictadura”, explicó Tintori desde la sede de la organización, ubicada al este de Caracas. Desde entonces, la esposa de López inició una cruzada de denuncia nacional e internacional en favor de su liberación. Leopoldo López permanece aislado en las celdas de castigo de la cárcel militar de Ramo Verde, ubicada a 45 minutos de la capital.

Asegura que en manos de Nicolás Maduro está una lista de posibles visitantes al dirigente político, “amigos y compañeros de partido, en este mes sólo lo hemos visto sus padres, hermana, sus abogados, mis dos hijos y yo. Los directivos de la cárcel nos dicen que dependerá de él (Maduro) si hay más visitas a Leopoldo. Está preso sin razón porque no hay pruebas en su contra. Él llamó a una marcha el 12 de febrero y el Gobierno lo acusa injustamente de varios delitos”.

¿Cómo es la rutina diaria de Leopoldo López?

Es disciplinada y constante. A las 6 de la mañana lo llevan al patio de la cárcel a hacer ejercicio durante una hora. De 7 a 9 tiene su primer bloque de lectura. Luego hace análisis de temas de filosofía, economía, historia de Venezuela. Almuerza en su celda. En la tarde tiene otro bloque de lecturas, luego hace ejercicio de 5 a 6 de la tarde. Cena y se acuesta a dormir. No lo han maltratado físicamente. Ni golpes ni esposas. Pero hay maltrato psicológico. No puede ir a la misa de los miércoles porque se lo prohibieron. Sólo lo vemos cuatro días a la semana por pocas horas.

¿Cómo ha afectado este encarcelamiento a su familia?

Tenemos dos niños (Manuela, de cuatro años, y Leopoldo Santiago, de uno) y ellos han sentido que estamos sufriendo y que en la casa hay mucho dolor. Extrañan mucho a su papá. El Gobierno está dividiendo y atacando a una familia que cree en el bien y que está en el lado correcto de la historia.

¿Dónde hacen las visitas?

A Leopoldo no lo sacan de su celda; ahí entramos y lo vemos. Mis hijos van poco a la prisión para evitar el fuerte impacto. Su papá los llama por teléfono cuando se lo permiten. Una psicóloga nos recomendó que los niños hablen con él por esa vía. Lo hace desde el teléfono público que usan los todos presos; no tiene celular, ni computadora, ni otros sistemas de comunicación. Nosotros no podemos llamarlo. El edificio de la cárcel está lleno de cercas en la cima de una montaña en donde hace mucho frío. La puerta de la celda tiene barrotes. Yo le digo a los niños que su papá está en un entrenamiento militar y que debe estar ahí un tiempo porque se está preparando para seguir luchando por Venezuela.

¿Qué opina del llamado al diálogo que hace Nicolás Maduro?

Todo diálogo es positivo, pero para hacerlo el Gobierno tiene que cumplir con ciertos requisitos. No podemos conversar con un Estado que mete presos a estudiantes sin motivo alguno, que golpea a sus ciudadanos y que avala la muerte de nuestros jóvenes. De un mes para acá este Gobierno se desenmascaró. Es violento, agresivo, dictatorial. ¿Cómo vamos a dialogar si no hay rectificación alguna?

Pero la Fiscalía asegura que hay pruebas para encarcelarlo…

Esto es un show. No hay evidencias que lo inculpen de delito alguno. Por eso confío, a pesar de la injusticia en Venezuela, que Leopoldo va a estar libre pronto.

Maduro dice que no va a cambiar y que lo asiste la razón…

Como familia respondemos que el bien siempre le gana al mal.

¿Cómo ha cambiado su vida?

He dedicado día y noche a luchar por la libertad de Leopoldo y a defender los derechos de los presos políticos de Venezuela, que sí los hay. Me he sumado con vigor a las protestas pacíficas que han organizado la sociedad civil y el movimiento estudiantil. Estamos claros que en la Constitución está la salida a esta crisis y que sí se puede cambiar la actual situación política.

¿Cómo es la relación de Leopoldo con los militares que lo custodian?

Los carceleros nos tratan con respeto. Ha sido toda una experiencia estar tan cerca de militares durante este mes. Creo que ellos son importantes para esta sociedad y muchos quieren un cambio porque quieren vivir tranquilos, como la mayoría de los venezolanos. Sufren lo mismo que nosotros: temen que secuestren a sus hijos, no les alcanza el dinero, no encuentran alimentos… Todos tenemos que unirnos como país.

¿Tiene miedo?

Sí, claro que temo por la integridad de mi familia y por la vida de Leopoldo, que algo le pase porque no confío en el Estado venezolano.

Muchas familias están saliendo de Venezuela…

Yo les digo que no se vayan. ¿Cómo se van a ir sin luchar o exigir sus derechos? Es un país extraordinario que no podemos entregar.

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