El profesor e investigador Mariano Herrera lamenta que en una década hayan desertado de la escuela más de un millón de niños. “Ni en broma los hijos de los ministros van a la escuela pública”, sostiene.

Mariano Herrera

Educación | 17/08/2013.

ELIZABETH ARAUJO. 

Profesor de postgrado en educación de la UCAB, USR y UCV, Mariano Herrera lamenta que en una década hayan desertado de la escuela más de un millón de niños.  “Ni en broma los hijos de los ministros van a la escuela pública”, dice

El investigador y fundador del Centro de Investigaciones Culturales y Educativas sostiene que el Gobierno se ha ocupado de asfixiar la educación privada, en vez de apoyarla, y cuestiona que en vez de ocuparse de la calidad de la enseñanza, se empeñen en el dominio ideológico en el aula y la discriminación partidista “poniendo a los nuevos docentes en una situación laboral precaria, prácticamente a la orden de las autoridades del PSUV”

–En un mes arranca el nuevo año escolar. Para los padres la preocupación  está en los costos de la matrícula y útiles, pero hay docentes que denuncian los llamados cursos de nivelación, cuya intención parece ser continuar el ciclo de ideologización del aula escolar. ¿Cree usted que en verdad el gobierno posee una estrategia en ese sentido?
–En realidad, los que se preocupan por los costos y los precios de los útiles son las familias que tienen a sus hijos en colegios privados que son 17% en Primaria y 28% en Media. Para ellos el costo de la matrícula es un asunto que afecta el bolsillo, junto con el aumento de útiles y uniformes escolares. Mientras tanto, efectivamente el gobierno se ocupa de la dominación política y la imposición ideológica. Y no hay duda de que el gobierno está empeñado en debilitar la educación privada y tener control total sobre los docentes. Repito, ese control es primordialmente político y, con menor eficacia pero con perseverancia también, van avanzando en el dominio ideológico. Y su mayor influencia es en el sector oficial donde los nombramientos de los últimos 10 años han sido muy cuestionables, por constituir tremenda discriminación partidista, poniendo a los nuevos docentes en una situación laboral precaria, prácticamente a la orden de las autoridades del PSUV.

–Bajo el título “Maestros sin alumnos, alumnos sin profesores” usted se refirió en un artículo al tema del déficit de profesores de ciencias en educación media ¿No ha sido así bajo todos los gobiernos?
–Sí, la escasez de vocaciones docentes es de larga data y las negligencias de los gobiernos en este tema han sido continuas desde los años 80. Pero esto no es una justificación válida. Que otros gobiernos hayan hecho algo malo no puede ser la razón por la que este gobierno lo siga haciendo, por acción o por omisión. Y en educación pasa que las consecuencias de lo que se hace mal o lo que deja de hacerse no se pagan inmediatamente ni son visibles o tangibles. Cuando un médico se equivoca o sucede un accidente en un quirófano los pacientes sufren de inmediato las consecuencias. En cambio, por negligencia de las autoridades educativas varias generaciones de alumnos de Educación Media han dejado de estudiar diversas materias de primero a quinto año. Especialmente las científicas e inglés. Esto representa un vacío en el dominio de competencias necesarias para la inserción social y económica de estos alumnos, que, además, genera problemas cuando se inscriben en las universidades. El daño que se hace en educación no pasa factura inmediata pero sí se cobra mucho después, cuando puede ya ser irreparable. Y esa es la mayor responsabilidad de las actuales autoridades educativas.

–La ministra Maryann Hanson afirmó que “en Revolución la educación es inclusiva y de calidad”. Pero las denuncias de docentes y representantes apuntan en sentido contrario, sobre todo en los sectores económicos y sociales más golpeados. ¿De qué inclusión habla la titular de Educación?
–La ministra no puede haber inclusión cuando se ha descuidado de manera tan intensa la calidad de la educación. Cobertura sin calidad no es inclusión, y puede haber incluso discriminación. La minoría que puede seleccionar el colegio donde estudia y pagar por evitar pérdidas de clases en instituciones privadas, avanza relativamente sin obstáculos en sus estudios. Mientras que la inmensa mayoría que estudia en las escuelas oficiales, pasa por un servicio de mala calidad, son mal atendidos y llegan a avanzar sin aprender casi nada. Luego eso se paga. Las tasas de cobertura en Venezuela han mejorado, pero no más que otros países latinoamericanos cuyos gobiernos no disponen de los recursos petroleros que han entrado en el fisco venezolano.

–¿Cuáles son, a su juicio, los rasgos más distintivos de la educación en Venezuela en estos últimos 15 años?
–Este es un gobierno que ha dado muchas muestras de su desprecio por la educación de calidad, por los educadores y por las escuelas. Su interés aparente por la educación ha sido instrumental y utilitaria. Sólo se interesan por la educación en términos electorales y clientelares. Por eso eliminaron los concursos de ingreso y de ascenso en la carrera docente desde 2004. Para poder nombrar a dedo a los docentes que son dejados como contratados o interinos durante años, con lo cual no tiene n estabilidad laboral y son chantajeados por las autoridades para que trabajen en actividades proselitistas. Además, los sueldos son muy bajos y la ministra se ha referido despectivamente a quienes exigen mejores ingresos. Los nombramientos clientelares hacen mucho daño porque comunidades y colegas se dan cuenta de que los que obtienen los cargos no lo hacen por méritos personales sino por conexiones con los líderes locales del PSUV. Este clientelismo no es nuevo, pero su uso se ha visto multiplicado por mil con este gobierno, con lo cual demuestra su escaso interés por los cambios que efectivamente producirían una revolución en educación. Por otro lado, la discriminación partidista del gobierno ha sido masiva y descarada. En las Zonas Educativas informaban abiertamente a quienes acudían a introducir sus documentos para solicitar cargos, que no se daría empleo a egresados de la UPEL, UCAB, UCV, etc., es decir las instituciones de más larga trayectoria y mayor experiencia en la formación de docentes. Esto ha disuadido a los bachilleres de seleccionar la profesión de educador, sabiendo que sólo podrán trabajar los que se gradúen en instituciones ideológicamente identificadas con el gobierno.

–¿Están egresando de las escuelas niños con un bagaje cultural y con herramientas para afrontar con éxito el bachillerato?
–Lamentablemente no. Disponemos de resultados de pruebas en lengua y matemática que indican que los alumnos pasan de grado sin aprender lo mínimo de cada nivel y esos lo que produce es una acumulación de carencias, que se paga los dos primeros años de bachillerato, que afichan las tasas de deserción más elevadas.

–Uno de los aspectos en los que la escuela básica parece estar desfasada tiene que ver con la llamada educación sexual. ¿Cuál sería, a su juicio, los fundamentos para una formación en este tema a veces muy difícil de abordar en el aula? 
–La educación sexual es un tema que pide responsabilidades de toda la sociedad. La familia y la escuela. Pero también los medios de comunicación social. Existe un mandato de la sociedad a la educación que está expresado en el curriculum oficial de tercer año de Media. Pero para que sea efectivo, se requieren condiciones que no están dadas. Primero, claridad en las orientaciones oficiales acerca de lo que deben hacer docentes y liceos. Luego, apoyo a los docentes y liceos con material didáctico motivante y concientizador para los alumnos, tales como películas, videos, obras de teatro y otros, que efectivamente capten la atención, generan aprendizaje y modifiquen las actitudes de los jóvenes con respecto a este tema. Todo esto debe acompañarse con los otros medios educativos fuera del sistema formal, como la radio, la televisión, los diarios, etc. Insisto en que, en lo que se refiere a la educación sexual escolar, la prioridad es orientar y formar bien a los docentes con respecto a sus responsabilidades y apoyarlos para que sean capaces de fomentar un comportamientos sexual, basado en información y conciencia por parte de los jóvenes.

–¿Cree en las denuncias que de vez en cuando formulan los especialistas y dirigentes gremiales acerca de la “cubanización del aula” en Venezuela?
–No lo he vivido directamente ni tengo referencias cercanas. Por lo que sé, esa cubanización está pasando más por los libros de texto y algunos contenidos de las “canaimitas”. Allí se reproducen prácticas cubanas como el culto a la personalidad y la manipulación ideológica a alumnos de Primaria. Por otro lado, he oído anécdotas acerca del protagonismo de dirigentes cubanos en cursos de capacitación o en reuniones con autoridades regionales.

–¿Cuáles son las cifras de la educación venezolana que más le preocupan?
–El ministro de la Juventud Héctor Rodríguez mencionó hace pocas semanas la cifra de  jóvenes excluidos del sistema educativo. Dijo que tenían contabilizados 1.000.000 de jóvenes. Esa cifra coincide casi exactamente con las cifras de desertores escolares de Educación Media de los últimos 10 años. Pero igual de grave es la de los resultados de los que sí están asistiendo. En promedio, los alumnos de primero a sexto grado no alcanzan el 30% de las competencias que se requieren en comprensión de la lectura y en matemáticas. Si hubiera que poner una nota promedio, diríamos que el promedio es 07 sobre 20.

–¿Cuáles serían en su opinión los fundamentos de una revolución en el sistema educativo?
–Lo fundamental para la mejora del sistema educativo es que sea efectivamente un igualador de las oportunidades sociales. Que gracias a la escuela, los alumnos de familias de menores ingresos pueden alcanzar los mismos niveles de aprendizaje que los de las familias de mayores ingresos. Esa es la misión social de la educación y la más importante. Eso pasa porque las escuelas oficiales sean las mejores escuelas del país. Y para eso lo que más hace falta es que Venezuela cuente con profesionales de la docencia de alto nivel, con buenas condiciones de trabajo y mejor prestigio social. Con los mejores profesionales ejerciendo la docencia, las oportunidades de los más pobres crecen exponencialmente y no tengo la menor duda de que disminuirán enormemente las desigualdades sociales y seríamos una sociedad mucho más justa. Tenemos que hacer que nuestras escuelas sean verdaderas fábricas de justicia educativa, garantizando máxima calidad a quienes más lo necesitan.

–Si a usted le designaran ministro de Educación ¿qué aspectos reformaría del actual sistema educativo?
–La sociedad venezolana tiene que exigirle a quien tenga la responsabilidad de ese ministerio que dé prioridad a la mejora de los docentes: mejores sueldos, mejores condiciones de trabajo, mejor perspectiva de carrera. Para ello es necesario organizar concursos transparentes de ingreso y ascenso en el que participen universidades, gremios e instituciones expertas. También es necesario mejorar su formación profesional, reformando los planes de estudio universitarios. Para resultados inmediatos también hay que seleccionar de manera transparente a los directores de escuelas y liceos, para luego apoyarlos con seguimiento y formación. Paralelamente es necesario construir más de 3.000 edificaciones escolares, especialmente para alumnos de Educación Inicial y Educación Media. Esto debe hacerse planificando en conjunto con los estados regionales y los municipios, para asegurar que se construyan cerca de donde viven los alumnos y de los nuevos complejos habitacionales. El déficit de edificaciones escolares está desigualmente distribuido. Es mayor en la periferia y en las zonas rurales que en los centros urbanos, y mayor para ciertas edades. Por eso es necesario un trabajo serio que efectivamente garantice la cobertura en donde más falta hace. Y la sociedad venezolana tiene que tener mayor confianza en sus diversas instituciones. Por eso es importante descentralizar. Para que todos los niveles de gobierno compartan responsabilidades y fomenten la mejora de la educación. Por eso es que hay que descentralizar. La estructura actual, de hecho y de derecho, del Estado venezolano, va a exigir que se estudie muy bien la descentralización y las competencias de cada nivel. Pero sin duda descentralizar va a generar impulsos y cambios diversos muy necesarios para animar y darle vida a nuestras escuelas.

–¿Cómo se explica que el gobierno se ocupe más por los colegios privados, penalizándolos por el tema del alza de tarifas, al tiempo que en su mayoría, sino todos, los hijos de estos funcionarios gubernamentales cursan en los mejores colegios privados?
–Como te dije, el gobierno se ha ocupado de asfixiar la educación privada, en vez de apoyarla para complementarse en las políticas de cobertura y abaratar algunos costos. Quienes van a colegios privados pagan sus estudios, esto podría considerarse un financiamiento complementario. Pero existe una gran cantidad de colegios privados que pertenecen a la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC). La AVEC tiene un convenio con el Ministerio de Educación mediante el cual el gobierno subsidia casi el 80% de los costos operativos de sus escuelas. Son pues escuelas que no cobran matrícula o cobran sumas simbólicas y atienden a una población similar a la que asiste a escuelas oficiales. Estas escuelas gozan de un gran prestigio y es difícil conseguir cupo. Esto sucede porque todo el que puede inscribe a sus hijos en los privados y ha habido una migración muy considerable de alumnos de escuelas oficiales hacia las privadas, visible en la disminución de la matrícula oficial y aumento de la privada. Es una especie de privatización de hecho, por el descuido de la calidad por parte del gobierno. Por eso es que los hijos de la “nomenklatura” ni en broma se inscriben en escuelas oficiales y están todos estudiando en colegios privados.
http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=90575&tipo=AVA