Alexéi Navalni
Alexéi Navalni

 Moscú 18 JUL 2013.-

La comunidad internacional rechaza la sentencia

Alexéi Navalni
Alexéi Navalni

Alexéi Navalni, el líder más carismático de la oposición a Vladímir Putin, salió esposado y escoltado del juzgado de la ciudad de Kírov, donde fue condenado a cinco años de cárcel y a una multa de 500.000 rublos (cerca de 12.000 euros) por un tribunal que le declaró culpable de robo de gran cuantía, supuestamente cometido cuando era asesor del liberal Nikita Belikh, el gobernador de la provincia del mismo nombre. Tras un beso de despedida a su esposa Julia, el abogado y bloguero que se ha hecho famoso justamente por denunciar el robo y la corrupción en su país comenzaba una nueva etapa de interacción con las realidades rusas, que le llevará primero a un calabozo de Kírov y de ahí, a un penal, si un tribunal de segunda instancia no lo remedia y le reconoce inocente.

Navalni, gran generador de proyectos imaginativos de éxito, es el autor de eslóganes hirientes como dardos para la clase política en el poder que fueron coreados por multitudes durante las protestas por las irregularidades electorales en las grandes manifestaciones de diciembre de 2011 y de marzo de 2012, respectivamente. Después de su toma de posesión el 7 de mayo de 2012, Putin ha vuelto a controlar la calle y los tribunales rusos se ocupan ahora de que todos los revoltosos de diversas afiliaciones que protagonizaron la temporada de “invierno-primavera 2011-2012” no vuelvan a reincidir, y para ello la justicia rusa acusa a decenas de personas de desordenes masivos en la plaza Bolótnaia de Moscú y mantiene al izquierdista Serguéi Udaltsov bajo arresto domiciliario.

Al conocerse la sentencia en Kírov hubo protestas y detenciones y en Moscú se registraron por la noche escaramuzas entre partidarios de Navalni que habían salido a la calle a apoyar al activista. Las fuerzas del orden público se desplegaron en la zona próxima al Manège, las antiguas caballerizas del zar, que ha sido acordonada y cerrada por las autoridades municipales con la excusa del cambio de adoquines, lo que resulta bastante extraño teniendo en cuenta que el Manège es uno de los recintos donde se celebran mañana las reuniones de la cumbre de ministros de Finanzas y Economía del G-20. Grupos de centenares de personas deambulan en las cercanías de los hoteles de lujo del centro, ocupados ahora por los ministros y especialistas venidos para el G-20. Más de 10.000 manifestaron en Facebook su intención de salir a la calle en apoyo de Navalni. Los manifestantes no corean consignas, pero de vez en cuando aplauden, y son detenidos por la policía si salen de las aceras, según el relato de Itar-Tass. Policías y militares se iban concentrando en el centro y también camiones con equipo especial y autobuses de las fuerzas de intervención especial.

El juicio que ha condenado a Navalni y a un amigo de este, el empresario Piotr Ofitzerov, tiene su origen en las relaciones entre una empresa forestal de Kírov (Kirovles) y otra empresa intermediaria (Viatskaya Lesnaya Komania) creada por Ofitzerov en 2009 a instancias de Navalni, por entonces asesor sin sueldo del gobernador, con el fin de organizar el sector forestal de la provincia y hacerlo más rentable. La asociación no funcionó. Kirovles, que empleaba a más de 4.000 personas, acabó arruinándose, y Navalni y Ofitzerov fueron acusados de haber robado productos forestales por más de 16 millones de rublos (algo más de 376.000 euros al cambio actual) entre mayo y septiembre de 2009. El director de Kirovles, Viacheslav Opálev, ha sido uno de los testigos de cargo clave en contra de Navalni en una investigación criminal, que había sido ya archivado por la fiscalía por falta de pruebas pero que fue reabierto por orden del jefe del Comité de Investigación de Rusia.

Tanto Navalni como Ofitzerov, un padre de cinco hijos que ha sido condenado a cuatro años, se han declarado inocentes y Navalni ha pedido perdón al empresario por haberlo involucrado en una empresa que le ha perjudicado por el solo hecho de relacionarse con el bloguero. El presidente del tribunal que les juzgaba restringió al máximo el número de testigos de la defensa y usó a modo de prueba de cargo las conversaciones telefónicas y correspondencia mantenidas por Ofitzerov y Navalni y en concreto una frase en la que uno aconsejaba al otro que se abriera una cuenta de Gmail, algo que ha sido interpretado como un intento de crear un canal de comunicación conspirativa entre ellos.

Navalni ha conseguido registrarse como candidato a las elecciones a alcalde de Moscú, que se celebran el 8 de septiembre, pero si se mantiene el veredicto de culpabilidad dictado en primera instancia, no podrá mantener su candidatura y tal vez quede inhabilitado de por vida para presentarse a elecciones, aunque los juristas difieren sobre este punto, puesto que ya está registrado. Tras la lectura del veredicto, Navalni tiene 10 días para presentar un recurso y los tribunales otros 30 días para examinarlo. Estos plazos indican que hay tiempo suficiente para dejar cerrado el asunto antes de que se celebren los comicios, en los que el favorito es Serguéi Sabianin, el siberiano que antes fue jefe de la Administración Presidencial.

Manteniendo hábilmente las formas, Sabianin instó a diputados de su partido a prestarle apoyo y a avalar la candidatura de Navalni para que pudiera competir en las elecciones, pues la ley que restableció las elecciones de gobernadores (el alcalde de Moscú, al igual que el de San Petersburgo, están en esa liga) contempla un complicado sistema de filtros antes de poder llegar a las urnas y esos filtros no podían ser superados sin la buena voluntad del alcalde y el partido mayoritario, Rusia Unida. Ahora, la opinión generalizada de los comentaristas independientes es que la actitud abierta y democrática de Sobianin era un dechado de hipocresía sin riesgos inmediatos, porque sabía que Navalni no iba a poder presentarse a las elecciones.

 

“Rusia no es una república presidencial, sino una autocracia”

El activista comparecerá el miércoles ante un tribunal de Kírov. Se le acusa de robar más de 400.000 euros en 2009

El activista Alexéi Navalny, el pasado 13 de marzo. / A. ZEMLIANICHENKO (AP)

Los procesos políticos y la represión van a ser el “principal recurso” deVladímir Putin para mantenerse en el poder con un rumbo que se asemeja cada vez más al de Bielorrusia, según afirma Alexéi Navalni, el aguerrido luchador contra la corrupción en Rusia, que el miércoles comparecerá ante un tribunal de Kírov (a 900 kilómetros al este de Moscú). A Navalni, de 36 años, le acusan de organizar en 2009 el robo de 16.165 millones de rublos (algo más de 404.000 euros al cambio actual) resultantes de la venta de 10.084,2 metros cúbicos de madera y productos forestales en aquella provincia gobernada por Nikita Belykh, un liberal cooptado por el Kremlin, del que Navalni fue asesor.

Navalni es un “bloguero” y abogado que ha denunciado numerosos escándalos de malversación de fondos públicos. El proceso contra él fue incoado por orden del jefe del comité de investigación, Alexandr Bastrykin (hombre próximo a Putin), cuando la fiscalía ya le había descartado como sospechoso y se había disculpado. Kírov se convierte así en la meca de la oposición a Vladímir Putin en virtud del juicio contra el hombre que puso la etiqueta de “partido de bandidos y ladrones” a la principal fuerza gubernamental (Rusia Unida). El abogado ha anunciado su deseo de ser presidente de Rusia, pero una ley que se debate esta semana en la Duma Estatal (cámara baja del parlamento) prohibirá presentarse a elecciones a las personas condenadas por delitos graves. La suma que se le imputa a Navalni basta para invalidarlo políticamente, si le declaran culpable.

“Si Putin decide por fin encerrarme, me encerrará y no importa cuál sea el asunto que emplee para ello”, dice Navalni en conversación con cuatro periodistas extranjeros, entre ellos esta corresponsal. “Si no me encierran por el caso de Kírov, será por otra cosa. Hay cuatro procesos en marcha contra mí. Han acusado a mi hermano y a mis padres. Todos los miembros de mi familia, mi suegra incluida, han sufrido registros”, afirma el fundador de “Rospil”, una página de web que analiza y denuncia irregularidades en el sistema de compras del Estado. Uno de sus métodos ha consistido en convertirse en accionista de las grandes corporaciones controladas por el Estado y en calidad de tal, reivindicar información interna de la compañía.

Navalni dice estar preparado para todo y afirma que el trabajo de la fundación que dirige continuará con o sin él. “Rospil ha recaudado 10 millones de rublos [245.000 euros] y eso le basta para un año y no me necesita. Puede que si me aíslan, le sea más difícil encontrar dinero, pero por otra parte, si me encierran de forma ilegal, la gente tendrá más simpatía por nosotros y nos apoyarán más”.

Ante las denuncias del político, las autoridades han reaccionado en casos puntuales y hace poco dos legisladores han abandonado el parlamento por no declarar su patrimonio. Pero las grandes denuncias acaban diluyéndose. El equipo de Putin está especializado en “robos en las grandes obras de infraestructura”, afirma Navalni, refiriéndose a los 3.065 millones de euros que la empresa Transneft se habría gastado de más en tender un oleoducto por Siberia Oriental, y a la partida de excavadoras chinas hinchada de precio (350 millones de euros en lugar de 230 millones de euros) comprada por el banco VTB aparentemente vía Chipre. Para estos asuntos “las autoridades no aceptan la investigación criminal porque esta socava su misma base política y afecta al mismo Putin”, señala. “El robo en las gigantescas obras de infraestructura es uno de los grandes know-how del equipo de Putin”, afirma, citando las instalaciones para la cumbre económica de países de Asia y el Pacífico en Vladivostok y para las Olimpiadas de invierno de Sochi.

Opina Navalni que detrás del proceso contra él hay una “decisión política” tomada por Putin. Después de haberse “asustado” tras las manifestaciones en 2011-2012, “Putin de forma consciente eligió la vía de Bielorrusia y Kazajistán y copia directamente los inventos políticos de Alexandr Lukashenko (el líder bielorruso)”. “Putin entiende muy bien cómo dirigir el país”. El “mecanismo económico” está dejando de funcionar debido a la recesión que se avecina y el “mecanismo de propaganda” pierde efecto tras ser empleado durante más de una década. “La represión será el principal recurso y yo creo que habrá muchos procesos políticos especialmente en provincias”, afirma. Pero “incluso dentro del sistema hay mucha insatisfacción”, ya que la idea de la “élite nacional” promovida por el Kremlin no gusta a una parte de la clase dirigente porque le causa dificultades “para llevar a los niños al extranjero” o para “pasarlo bien con el dinero robado”.”Una parte de la gente del sistema considera que Putin es una fuente de problemas y que, por su culpa, hay sanciones como la lista Magnitski”, dice refiriéndose a los 18 funcionarios rusos vetados en EE UU, en su mayoría por su relación con la muerte en prisión del abogado Serguéi Magnitski. A Occidente, Navalni le pide que ponga “una barrera” al “dinero sucio” para que “la gente que se inventan procesos y matan no puedan ir allí”. “Por el momento, sólo vemos que EE UU ha publicado la lista Magnistski, pero al Ramzán Kadírov, al que acusan de asesinatos, lo metieron en la parte secreta de la lista”, dice con ironía.

“Putin quiere ser presidente de por vida y ya ha tomado esa decisión para sí”, afirma. “Todas las especulaciones sobre quién le sustituirá en 2018 son un bulo, porque va a gobernar mientras esté vivo y entiende muy bien que cualquiera que lo sustituya, Medvedev o Rogozin incluidos (el jefe del Gobierno Dmitri Medvédev y el vice primer ministro Dmitri Rogozin), lo encarcelará y por eso quiere ser presidente de por vida y se resistirá hasta el final”, afirma. “No sé si la insatisfacción social llevará a algo o si habrá una sublevación…”. “Para resolver todo esto hay que sacar a la gente a la calle. De otro modo no se puede. Y si la gente no sale es que no supimos encontrar las palabras necesarias. En Moscú hay 2 millones de personas dispuestas a salir a la calle, y no salen porque no somos bastante convincentes, pero tarde o temprano, sucederá”. Navalni puntualiza que “el poder en Rusia no cambiará como resultado de las elecciones”. “Nuestra tarea es lograr que en Rusia haya por fin elecciones honradas y libres y, cuando las haya, participaré”.

El abogado afirma ser más optimista que en 2004, 2008 o 2010, “cuando falsificaban elecciones, pero la economía crecía, a Putin lo querían y parecía que no había futuro (para la democracia)”. Él es partidario de mantener el sistema presidencial, aunque transfiriendo más competencias y recursos financieros a los municipios. Hoy “Rusia no es una república presidencial, sino una autocracia”, afirma.

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/04/15/actualidad/1366048930_357322.html