El Universal

Nacional y Política                             
domingo 18 de marzo, 2012
EXPEDIENTE | Sentencia
Seis años por espionaje

El mayor Milton Revilla fue sentenciado a seis años de cárcel al ser hallado culpable de delitos contra la seguridad de la FANB. Sus defensores consideran que se trata de un caso político.

Por Francisco Olivares

Fue acusado por espionaje y de traición a la patria. Catalogado como agente de la CIA, de filtrar información “clasificada” a medios de comunicación opositores y de trabajar para desestabilizar al Gobierno de Hugo Chávez. Por eso el Tribunal Militar Primero de Juicio lo sentenció a seis años de cárcel. El mayor del Ejército en situación de retiro, Milton Revilla Soto se encuentra ahora recluido en Ramo Verde junto tantos otros militares considerados “enemigos” de la revolución y de la FANB.

Pero su historia no comienza ni termina con esa sentencia. Sus defensores ubican el caso como un asunto político: “es un preso político” dice el diputado Andrés Avelino Álvarez, quien defiende su causa desde la Asamblea Nacional y en instancias internacionales.

Desde el año 2000 cuando el mayor Milton Revilla, entonces capitán, fuera designado comandante de la Base de Protección Fronteriza ubicada en la región del Catatumbo al sur del Lago de Maracaibo, sus actuaciones no fueron en la dirección que demandaban sus superiores.

Desde esa posición Revilla se convirtió en un dolor de cabeza para la nueva ideología que a partir de ese momento se impondría en la FAN. Allí combatiría al Frente 33 de las FARC que opera en esa región, denunciaría las irregularidades del Plan Bolívar 2000 y pondría en evidencia el apoyo que sectores de su propio ejército prestarían a las FARC. Un incidente no perdonado por Inteligencia Militar fue el haber denunciado la presencia del etarra, Arturo Cubillas en territorio dominado por FARC, requerido por la Audiencia Española por actos terroristas y asilado en Venezuela con protección del Gobierno. Esa postura le ganaría importantes enemigos dentro de las filas castrenses. Dicen que la molestia llegó hasta el propio presidente Chávez. Finalmente es sacado de la frontera en 2004, pero la persecución contra el oficial no cesaría ni aún después de su retiro en el año 2005. Ya de civil continuó denunciando las relaciones entre el Gobierno bolivariano y las FARC y serviría de analista y de fuente de algunos periodistas considerados “enemigos de la revolución”. Esas actividades le costarían su carrera y finalmente su libertad.

Ruptura con las FARC

El septiembre del año 2000, el mayor del Ejército Milton Revilla al ser designado comandante de la Base de Protección Fronteriza (BPF) asumió el puesto bajo la concepción que entonces privaba en el Ejército sobre “defensa integral del territorio” según la cual debía combatirse a todas las fuerzas irregulares de la zona, en particular a los grupos subversivos declarados hasta entonces “enemigos” del Estado Venezolano.

La primera sorpresa recibida fue que al cuarto día de estar al frente de esa base fronteriza recibió una carta del comandante Rubén Zamora, jefe del Frente 33 de las FARC que operaba en esa zona de Río de Oro. Allí Zamora le daba la bienvenida y concluía: “igualdad en la lucha bolivariana por la libertad de los pueblos”. Al indagar encontró que Zamora solía tener comunicación directa con el T02 solicitando facilidades para el tránsito de personas, alimentos y combustible hacia su campamento guerrillero. Según sus denuncias, generalmente desde el Teatro de Operaciones número 2 se recibían llamadas directas ordenando permitir el paso de materiales hacia los campamentos de las FARC.

De allí que Revilla extremó las medidas de control y comenzó a retener mercancía que iba desde Venezuela al campamento 33 de loas FARC. Pero más aún comenzó a interceptar materiales precursores para la elaboración de cocaína, dinero en efectivo que servía para el pago de los cocaleros y desmanteló tres laboratorios que se habían instalado en territorio venezolano. De estas acciones la DIM de la zona le abrió una investigación y en enero de 2001 lo revelaron del cargo y fue trasladado fuera de la zona de operaciones. La unidad fue desmantelada.

En febrero de 2002 fue nuevamente asignado al Teatro de Operaciones Número 2 como segundo comandante del 131 UTC bajo el comando del general Wilfrido Cruz Weffer. Desde esa unidad del Ejército logró terminar de quebrar el abastecimiento logístico de la guerrilla, en especial del Frente 33.

A través de informes de inteligencia pudo conocer de la relación que existía entre uno de los jefes logísticos del Frente 33, Nelson Pinilla Daza, y el jefe del DIM en Machiques, el inspector Edgar Castillo. Pinilla fue solicitado y detenido. Al mismo momento, Revilla recibió una llamada del propio jefe del Frente 33, Rubén Zamora solicitando “la libertad inmediata” de Pinilla Daza. Pinilla, quien era colombiano pero poseía cédula venezolana. Fue sentenciado a tres años de cárcel por posesión de armas de fuego ya que no se le pudo probar el delito de “rebelión militar”. A los siete meses de reclusión fue dejado en libertad bajo régimen de presentación y posteriormente apareció asesinado.

Otro hecho denunciado por Revilla fue el caso del avión Bronco OV-10 de la FAV derribado por las FARC. El hecho ocurrió cuando esta nave atacó el campamento del Frente 33 de las FARC por un error de coordenadas cuando el ataque estaba previsto contra un campamento paramilitar. El aparato estaba piloteado por el teniente Fabián Castellano quien se tuvo que eyectar. Fue el mismo grupo guerrillero quienes condujeron a los militares venezolanos hasta donde estaban los restos del avión y entregaron el cuerpo sin vida del piloto.

Todas sus denuncias fueron documentadas y consignadas por Revilla Soto a sus superiores y en diversas instancias durante esos años.

Los etarras en la frontera

Entre las denuncias sostenidas por Milton Revilla se encuentra el registro que realizó en la base fronteriza, de un grupo de etarras que viajaron a Río de Oro en enero de 2001 protegidos por el entonces inspector del DIM en Machiques, Edgar Castillo. El mayor Revilla recuerda que el inspector rechazaba que los viajeros fueran reseñados en el puesto militar a lo que Revilla se opuso. Al principio Revilla no tenía conocimiento de quiénes se trataba. Mas tarde al investigar las identidades, resultó que el grupo estaba encabezado por Arturo Cubilla quien ha estado solicitado por el Gobierno español, acusado de actos terroristas.

Motivado a estas denuncias, al mayor Milton Revilla fue invitado por la Audiencia Nacional Española para comparecer ante el Juzgado Central de Instrucción, ETA, como testigo protegido. Para ello Revilla debía aportar las pruebas y documentación del presunto entrenamiento que este grupo de la ETA estaba realizando en campamentos de las FARC. La comparecencia debía producirse en julio de 2011 y para ello el tribunal le confirió el estatus de “testigo protegido”. Sin embargo la asistencia a declarar no se pudo realizar debido a que Revilla había sido detenido desde el 8 de junio de 2010 y estaba sometido a juicio con prohibición de salida del país. A través de sus abogados se solicitó el permiso ante la Corte Marcial y otras instancias pero la solicitud fue negada.

Detención de Revilla

El 8 de junio de 2010 en horas de la tarde el mayor Milton Revilla fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía cuando se dirigía a la ciudad de Lima con la finalidad de participar en una conferencia de la Escuela de Gobierno Tomás Moro. Al momento de su detención no se presentó ninguna orden de captura o notificación de por qué era detenido. Posteriormente se conoció que desde hacía tiempo había estado investigado por la DIM.

Según narra en un escrito, al momento de su detención todo el interrogatorio giraba en torno a por qué solía comunicarse con la periodista Patricia Poleo y con el analista Orlando Ochoa Terán.

Ya retirado desde hacía 5 años como militar activo, Revilla tenía contacto con periodistas y medios de comunicación a quienes había dado información sobre el tema de las FARC.

El 10 de junio fue presentado ante el tribunal Tercero de Control Militar imputándosele los delitos de traición a la patria, espionaje y contra la seguridad de la Nación.

El 23 de julio de 2010, describe el oficial, se reunió con el fiscal acusador, coronel Freddy Ramírez Espósito quien le confesó que su caso era netamente político y que en realidad él no era el objetivo. Para ello debía declarar públicamente, utilizando un equipo reporteril de Telesur, que como agente encubierto había propiciado un proceso de penetración de Estados Unidos usando para ello a personas como Patricia Poleo y a Orlando Ochoa Terán. Dice Revilla Soto haber sido amenazado por el fiscal, que pagaría con cárcel y suspensión de su pensión si no colaboraba. Pero durante el intento de grabación Revilla declaró todo los contrario a lo pautado y el mismo grupo reporteril optó por retirarse de la DIM aduciendo que “ello iba en contra de la ética periodística”. Dada su negativa a colaborar con la DIM pasó 9 meses en los sótanos de ese organismo hasta que obtuvo una medida cautelar que le permitió salir bajo régimen de presentación. Finalmente, luego de ser desechados los delitos de traición a la patria y espionaje, Milton Revilla recibió la sentencia que lo confinó a 6 años y 4 meses de prisión por el delitos “contra la seguridad de la Fuerza Armada Nacional”.

twitter:@folivares10

Nacional y Política
domingo 18 de marzo, 2012
Las pruebas

La pruebas recopiladas para enjuiciar al mayor Milton Revilla Soto fueron obtenidas al momento de su captura, en la revisión de sus comunicaciones personales y en los allanamientos practicados en su residencia ubicada en Barquisimeto.

Las más importantes de ellas consta de documentos que manejaba Revilla Soto y archivaba en varios pendrive en los que según las autoridades militares contenían información “clasificada” perteneciente a la Fuerza Armada Nacional y que en consecuencia ponían en peligro la seguridad de la institución.

Otros documentos personales están referidos a comunicaciones por correo electrónico que supuestamente mantenía con la periodista Patricia Poleo y con Orlando Ochoa Terán relacionadas con temas militares.

La defensa sostiene que en primer lugar esas supuestas evidencias fueron obtenidas por medios ilegales y sin las órdenes de un tribunal. Asimismo la supuestas pruebas fueron manejadas por diversas personas ajenas a la investigación e inclusos fueron entregadas al equipo de reporteros del Telesur que fue a grabar una entrevista con el acusado.

Pero además sostienen los defensores que lo contenido en los pendrive tienen que ver con temas militares, que Revilla, como retirado, manejaba normalmente en sus conferencias y en las asesorías que prestaba en diversas instancias, incluyendo a tesistas militares, que acudían a él como experto en esas materias.

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