PABLO ALFONSO

En la larga contienda sostenida por los cubanos durante 47 años contra la dictadura de Fidel Castro, el movimiento de derechos humanos ocupa un lugar relevante y de características únicas.

La creación de organizaciones cívicas y no violentas, como método de lucha, no tiene antecedentes en la historia de Cuba durante el período republicano precastrista, ni tampoco durante el de la colonia y las guerras independentistas.

Quizás el legado más importante que el movimiento de derechos humanos puede aportar a la historia reciente es esa cualidad, que responde a las concepciones de la época, pero también a las características mismas del sistema político impuesto por el castrismo en Cuba, bajo la sombra del marxismo-leninismo.

El referente histórico de ese proceso en la isla hay que buscarlo en movimientos similares originados en los países de la Europa Oriental, dominados entonces por el comunismo soviético, así como en la propia Unión Soviética.

Fue dentro de este contexto que se comenzó a incubar el Comité Cubano Pro Derechos Humanos (CCPDH), que cumple por estos días 30 años de existencia, durante los cuales el movimiento disidente ha recorrido un inédito y complejo camino de logros y fracasos, pero siempre hacia adelante en el proceso de democratización del país.

Los fundadores

El CCPDH se creó bajo la dirección de Ricardo Bofill Pagés y un reducido grupo de colaboradores, todos procedentes de las filas del antiguo Partido Socialista Popular (Comunista), que habían entrado en abierta contradicción con el régimen castrista y que, más tarde, dejaron a un lado su formación ideológica marxista, en busca de fórmulas democráticas.

El CCPDH se fundó formalmente el 28 de enero de 1976. Sus organizadores quisieron que la fecha coincidiera con el aniversario del natalicio de José Martí, el más importante líder independentista cubano, quien sentó las bases ideológicas y políticas de la república que ayudó a surgir con la organización de la última guerra de independencia.

Eran apenas cuatro disidentes, ex presos políticos — Bofill, Adolfo Rivero Caro, Elizardo Sánchez Santacruz, Edmigio López Castillo y Enrique Hernández Méndez –, quienes buscaron y encontraron el respaldo de una respetada figura revolucionaria de la época para su audaz proyecto: Marta Frayde.

Obstetra de profesión, Frayde fue una incansable activista por el adecentamiento de la república, amiga personal de Castro, y fungió como embajadora de Cuba ante la UNESCO en París hasta que renunció al cargo y regresó a La Habana, alarmada por la creciente represión política de la revolución devenida en dictadura marxista-leninista.

De aquella reunión formal, en su casa del reparto habanero de El Vedado, surgió el primer comunicado de prensa del CCPDH, que la propia Frayde entregaría a varias sedes diplomáticas y que se encuentra en los archivos de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra.

Meses después Frayde fue arrestada y condenada a 20 años de cárcel, acusada de ser agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

”Sólo el valor y la integridad de la doctora Frayde impidió que esa incipiente disidencia fuera a dar a la cárcel”, aseguró Rivero Caro.

La institucionalización del CCPDH en 1976 no fue un acto improvisado, ni el resultado de una decisión entusiasta. Había sido la culminación de un proceso iniciado en 1967 en las cárceles, cuando Bofill y López cumplían condenas bajo cargos de ”diversionismo ideológico” en una causa conocida como La Microfracción, en la cual fueron involucrados varios antiguos militantes de la Juventud y el Partido Socialista Popular.

”La injusticia de ese encarcelamiento y las terribles condiciones existentes en La Cabaña y el Combinado del Este, fue de tal naturaleza que a Eddy [López], y a mí nos motivó a enviar denuncias al exterior de la prisión y del país, a organismos internacionales y embajadas extranjeras”, recordó Bofill.

Durante ese período en la prisión, la colaboración del abogado Aramís Taboada resultó de trascendental importancia. Compañero de la época estudiantil de Castro, Taboada estaba preso junto con un grupo de jueces y altos funcionarios del poder judicial bajo supuestos cargos de corrupción.

”Por su conducto”, relató Bofill, “conseguimos que fueran extraídos expedientes completos del Registro Penal Central del Ministerio de Justicia, que contenían los casos de ciudadanos condenados a muerte y fusilados mediante patrañas perpetradas por aquellos fatídicos tribunales revolucionarios.

”Con esta documentación, que remitimos por conducto de sus embajadas a los gobiernos de Francia y de Gran Bretaña, proporcionamos pruebas irrefutables, que terminaron en manos de organizaciones internacionales de derechos humanos”, afirmó.

Por esos días Taboada murió en el Combinado del Estado, por falta de asistencia médica tras sufrir un infarto cardíaco.

Una nueva estrategia

La creación del CCPDH abrió una nueva etapa en la lucha contra el castrismo. Los movimientos subversivos internos habían sido liquidados por el régimen y la opción cívica, abierta, en favor de los derechos humanos que planteaban sus partidarios, parecía cuando menos una utopía.

El movimiento de derechos humanos, que nacía con el CCPDH, descorrió la cortina de silencio y anonimato en que había quedado sumida la oposición anticastrista.

Incluso el propio régimen se tuvo que enfrentar a un discurso y una acción opositora muy diferente a la que había combatido hasta entonces. En ese sentido fue un reto para todos los sectores implicados en la política nacional.

Cuando en abril de 1980 se producen los sucesos de la Embajada del Perú y el consiguiente Exodo de El Mariel, el régimen encarcela de nuevo a Bofill y López, así como a Rivero y Sánchez, bajo diversos pretextos, relacionados con el cargo común de “conductas antisociales”.

Es precisamente, en ese período de dos años, dentro de la prisión del Combinado del Este en La Habana, cuando el CCPDH se fortalece. Se organiza mejor dentro de la prisión, establecen contactos con otros disidentes en las calles y se establecen canales secretos para enviar denuncias y comunicados que llegan a los medios de prensa en el exterior y a organismos de derechos humanos como Amnistía Internacional.

En el Combinado del Este se amplían también los contactos entre estos activistas de derechos humanos y varios integrantes del denominado presidio político histórico, entre ellos el ex comandante rebelde Ramón Guin Díaz, Alfredo Mustelier Nuevo, Ernesto Díaz Rodríguez y el ex combatiente del Moncada y expedicionario del Granma, Mario Chánez de Armas.

Otras figuras más jóvenes encarceladas en el Combinado, procedentes también de la nueva disidencia, se incorporan al CCPDH, como es el caso de Ariel Hidalgo, quien jugó un importante papel en la consolidación del movimiento de derechos humanos.

Fue durante esa etapa cuando el CCPDH se nutrió con figuras políticas, intelectuales y simpatizantes de otras corrientes opositoras del país, como Gustavo y Sebastián Arcos Bergnes, Jesús Yánez Pelletier, Oscar Peña, Tania Díaz Castro, Samuel Martínez Lara, Reinaldo Bragado, Hiram Abí Cobas y Pablo Llabre, entre otros, al mismo tiempo que comenzaron a constituirse comités de apoyo en el exterior.

Entre los varios factores que contribuyeron a ese fortalecimiento está la creación de Radio Martí, la emisora oficial del gobierno estadounidense con una programación destinada a Cuba.

En un régimen donde la voz de la oposición no había tenido hasta entonces resonancia nacional, los activistas de derechos humanos comenzaron de inmediato a utilizar sus programas para divulgar sus denuncias.

Retos y balances

Aunque los principales dirigentes del movimiento de derechos humanos de Cuba han tenido la precaución de archivar y catalogar documentos, comentarios y artículos periodísticos que recogen su desarrollo a lo largo de estos 30 años, es imposible resumir en un análisis periodístico un proceso tan complejo. Esa es una tarea que corresponde a los historiadores.

Vale decir, sin embargo, que utilizando esa documentación se pueden destacar en este análisis algunas fechas importantes que, en orden cronológico, sirven para ofrecer una apretada síntesis.

1986

Agosto 27

Ricardo Bofill se refugia en la Embajada de Francia tras recibir una golpiza en plena calle. Sus seis meses de permanencia en esa sede, bajo amparo diplomático, atraen la atención de la prensa internacional. Finalmente regresa a su casa, tras los auspicios del presidente francés Francois Mitterand ante las autoridades cubanas.

1987

Octubre 10

Elizardo Sánchez, hasta entonces vicepresidente del CCPDH, funda una nueva organización: la Comisión Nacional de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional; primera de una serie de organizaciones y grupos de derechos humanos que han proliferado desde entonces.

Octubre 25

El CCPDH realiza su primera actividad pública con presencia de la prensa extranjera. Durante una misa en la Iglesia de San Juan de Letrán se da a conocer elLlamamiento de La Habana. El documento hace “un llamado por el cese del virtual estado de ley marcial que vive Cuba y por que se abra al imperio de un estado de derecho”.

1988

Enero

El CCPDH envía a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas el informe Cuba 87: situación de los derechos humanos, para ser analizado en el 56to. período de sesiones. La Comisión aprueba el envío de una delegación a Cuba para analizar la situación de los derechos humanos en la isla.

Febrero 5

Radio Martí transmite por primera vez una entrevista grabada en La Habana a un grupo de dirigentes del CCPDH. Se trata de una ”mesa redonda”, titulada Coloquio en La Habana, dirigida por Rolando Cartaya. En el programa participan Bofill, Bragado, Díaz Castro, Eddie López, Raúl Montesinos y Rafael Saumell.

Febrero 14

El CCPD organiza la Primera Exposición de Arte Disidente, en el apartamento de Carlos Valdés y Alicia Fernández, en El Vedado. Exponen los artistas Raúl Montesinos, Nicolás Guillén Landrián, Teodoro del Valle, Roberto Bermúdez, Carlos Quintana y Santos Martínez. También se presentan poemas de los presos políticos Ernesto Díaz, Alfredo Mustelier y Alberto Fibla.

Una turba de unas 300 personas invadió el local en la barriada del Vedado, y agredió a los que allí se encontraban. La prensa llamó a los agresores ”pueblo combatiente” y en determinado momento la policía llegó para ”proteger” a los atacados.

Marzo

Ante la certeza de una condena segura, Cuba ofrece a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas recibir en La Habana a una delegación de ese organismo para que estudie la la situación de los derechos humanos en la isla.

Marzo 16

Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, reconoce por primera vez la existencia del CCPDH y publica el primero de una serie de artículos contra Bofill y los demás activistas de derechos humanos: ”¿Quiénes son esta gente? ¿Qué representan?”, se pregunta Granma, que califica al Comité de: “una mafia contrarrevolucionaria donde se junta todo tipo de delincuentes que conspiran contra la Revolución al servicio de la CIA”.

La serie de artículos contribuye indirectamente a difundir entre la población las actividades del movimiento disidente.

Julio 20

Se constituye el Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, cuya programa político se fundamenta en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Lo preside Bofill, Díaz Castro, como secretaria general, y Samuel Martínez Lara, secretario ejecutivo. Ese mismo año comienza a publicarse Franqueza, revista mimeografiada. Una de sus primeras actividades fue convocar a un plebiscito nacional, y reúnen 10,624 firmas para presentar su propuesta ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, como establece la Constitución.

Septiembre 16

Llega a La Habana la delegación de Naciones Unidas presidida por el embajador de Senegal, Alioune Sene, para conocer la situación de los derechos humanos en Cuba. Casi un millar de personas testifican ante la delegación que sesiona en el Hotel Comodoro. El CCPDH entrega a la Comisión decenas de informes sobre violaciones a los derechos humanos. Asediado desde hace varias semanas por turbas gubernamentales en su casa, Bofill pide garantías para ir a testificar. No se le ofrecen. La delegación tampoco acepta dirigirse hasta la vivienda de Bofill en Guanabacoa.

Octubre 5

Un vehículo oficial de la embajada alemana recoge a Bofill en su domicilio de Guanabacoa, a unos 10 kilómetros de La Habana, y lo traslada hasta el Aeropuerto Internacional José Martí de Rancho Boyeros. En su pasaporte figuran un visado de Alemania Occidental y otro de Estados Unidos. Bofill viaja junto con su compañera, Yolanda Miyares, quien lo ha asistido durante las largas semanas de asedio y aislamiento.

El secretario general del CCPDH, Gustavo Arcos, asume a partir de ese momento la conducción del grupo dentro de la isla.

La inútil represión

Pocas horas después de salir de Cuba, durante su escala en Madrid, de paso para Franckfurt, Bofill pronunció unas declaraciones que, en esencia, repite cuando se le pregunta sobre el tema. Quizás ni siquiera el mismo recuerde la cita, pero esto fue lo que recogió la prensa:

“Castro no puede ganar esta batalla. Si nos deja en las calles crecemos en las calles. Si nos encarcelan, crecemos en las cárceles. Y ya no puede matarnos, porque el escándalo sería tremendo, pero tampoco puede complacernos porque su régimen peligraría. El movimiento de los derechos humanos tiene unas consecuencias políticas tremendas. Si Castro permite la libertad de prensa, de movimiento y de organización, si autoriza la libre sindicalización, o si admitiera el derecho de huelga, su régimen se tambalearía. Si nos reprime se debilita porque muestra su naturaleza repulsiva. Y si no nos reprime se debilita porque la protesta popular comienza a alcanzar niveles de clamor”.

En las últimas tres décadas han surgido en Cuba decenas de grupos cívicos y de derechos humanos. De todo signo y color político. La mayoría sin una militancia masiva, que en ocasiones intercambian liderazgos y títulos.

Algunos han querido ver en tal diversidad una fragmentación inútil de la oposición. Otros apuntan al quehacer de los servicios de inteligencia que han utilizado todo el arsenal disponible para obstaculizar el desarrollo del movimiento opositor.

”El país real es diverso y múltiple. Por consiguiente, una disidencia diversa sí puede significar todo un país en oposición”, apuntó Rivero Caro. “Esa oposición sólo necesita saberse unida en unas pocas demandas esenciales: libertad para los presos políticos, libertad de reunión y asociación, elecciones libres con supervisión internacional”.

Quizás nada defina mejor el camino recorrido por el movimiento de derechos humanos y la oposición interna, que las notas publicadas por el escritor Reinaldo Bragado, fallecido recientemente, en su obra La Fisura, que reúne importantes documentos para la historia de ese proceso y su reconocimiento nacional e internacional:

“Ha sido difícil conseguir este reconocimiento pero, una vez conseguido, entra a formar parte de una nueva realidad. La correlación de fuerzas entre el gobierno y la oposición sigue a favor del gobierno aunque también sigue cambiando, lenta pero inexorablemente, a favor de la oposición. La lucha por hacer cada vez más visible la oposición de la isla sigue teniendo una importancia decisiva”.