“Esta manía de despreciar a quien se opone, es una deformación constante en los totalitarismos…De allí a la agresión física, apenas hay un acto reflejo. Dijimos antes, repetimos ahora, el hostigamiento de opositores se convierte en una necesidad para los adoctrinados seguidores revolucionarios, quienes a su vez, tendrán en sus agresiones una especie de código de honor que los califica, los enaltece. Se busca, desde las esferas del poder revolucionario, promover la irracionalidad, sembrar el odio para transformar a las bases en fuerzas de choque.
El discurso hostil tiene un objetivo claro. Porque las palabras poseen el poder de condicionar la realidad…….Con semejante cóctel de bajas pasiones el gobierno logra un maquiavélico objetivo, el gran objetivo, algo que representara una obsesión en todo su desempeño:impedir la protesta popular.
Además de los dispositivos policiales, institucionales y formales de intimidación para la reacción ciudadana, el gobierno tendrá siempre a una porción de la población dispuesta a agredir a la otra porción que no comulga con sus planes. Con esto hará que en las calles reine el desasosiego. Que la tensión se apodere de cuanto cristiano deambule en cada esquina, y así, el gran logro, la parálisis de la protesta popular.
Quienes dirigen al país, no con poca arbitrariedad, cometen todo tipo de abusos y saqueos al erario publico, desafueros contra los derechos humanos, así como cuanta maniobra antitética le dicten le dicten sus arrebatos, y nadie acudirá a las instalaciones oficiales a mostrar su molestia, a expresar su reclamo, porque allí siempre estará instalada una “cuadrilla” de seguidores dispuestos a entrar en acción, en todo momento, con la complicidad de las fuerzas armadas o policiales regulares.
La formula cubana incluye las llamadas Brigadas de Acción Rápida (BAR), que no es otra cosa que un conjunto de sujetos que deambulan por las plazas, calles concurridas y demás sitios de distracción, toman café, fuman cigarrillos, pasean, fingen ser apacibles transeúntes, cuando en realidad se encuentran “cazando” quien se atreve a pronunciar palabra en contra del gobierno para golpearlo salvajemente y luego entregarlo a los cuerpos de seguridad para su enjuiciamiento. La versión criolla de los círculos, comenzó siendo una altruista propuesta de la contraloria social, de sano espacio de participación, y degenero en grupos motorizados con pasamontañas que agraden a placer, a quienes venga en gana con la mirada cómplice, cuando no el aplauso, de los llamados cuerpos de seguridad.
La fabrica de odios cumple así un rol que le es vital importancia al régimen absolutista. Es una herramienta a la que la inescrupulosidad castrista le ha conferido carácter emblemático. Y la combina, y la potencia: odio con terror, odio con zozobra, odio con delación, odio con hambre, odio con resentimiento, odio con incertidumbre, odio con frustración. Al final, lo que con tanto ahínco se persigue, odio en los seguidores con resignación en la disidencia……”
Del libro “Fabrica de Odios”, apuntes sobre guerra,,,,,,psicológica, por William Ojeda.