Jaymi Alemán, de 14 años, llegó hace apenas nueve meses a Houston (Texas) procedente de Guatemala, su país natal. Desde entonces ha tenido que adaptarse a las circunstancias de su nueva vida, como estar lejos de sus abuelos y aprender a comunicarse en un idioma que, confiesa, está lejos de dominar.
“Es un poquito difícil y triste porque en mi país compartía más con mis abuelos y mis primos”, dijo a Efe la joven, que ahora vive con sus padres y tres hermanos.
Pero esta semana la nostalgia que siente por estar lejos de sus demás parientes se ha apaciguado gracias a su interés académico al iniciar clases presenciales en un centro educativo diseñado para estudiantes inmigrantes como ella.
La escuela secundaria La Promesa, del Distrito Escolar Independiente de Aldine (AISD), se ha erigido como un modelo único en el estado de Texas al proporcionar instrucción bilingüe a menores que no hablan inglés y que llegaron a Estados Unidos en los últimos tres años.
“Me gusta porque, a diferencia de mi país, acá (los maestros) te ponen más cuidado y entiendo mejor”, refirió Alemán, quien asegura inclinarse más por algunos cursos como las matemáticas -su materia favorita- así como física, ciencias naturales y artes.
Alemán cursa el noveno grado junto a otros 109 estudiantes que conforman el alumnado de La Promesa, creada principalmente para recién llegados al país y para cerrar la brecha de graduación que existe en el distrito predominantemente latino (73 % de la población).
UNA ESCUELA A LA MEDIDA
De acuerdo con Ana Fernanda Flores Bolívar, directora del plantel, más de la mitad de los menores inscritos en este año escolar tienen de dos años a pocas semanas de haber llegado al país y son, la gran mayoría, de Honduras, seguidos por los procedentes de El Salvador, Guatemala, México y Venezuela, entre otros países.
“Es una escuela hecha para ellos que fue planificada desde hace dos años por los directivos del distrito”, comentó Flores a Efe.
Asegura que la diferencia de La Promesa respecto a otros centros educativos que imparten educación bilingüe en el estado radica en varios factores, como el de ser un plantel electivo; es decir, los padres de familia deciden si quieren que sus hijos cursen su secundaria completa en ese plantel o en uno regular.
Otro de los principios en que se basa el programa de La Promesa es que el alumnado, que tendrá que dominar el idioma inglés como requisito para graduarse, recibe clases en salones con números de estudiantes más reducidos que en las escuelas públicas convencionales.
“A veces es muy difícil para un estudiante inmigrante adaptarse a una escuela nueva en donde no comparte mucho en común con sus pares. Nosotros los ayudamos a sobrellevar ese cambio en su vida”, sostuvo Flores.
La Promesa está ubicada al lado de otro plantel escolar, la secundaria Aldine High School, que tiene casi 2.000 estudiantes. Los alumnos de ambas escuelas interactúan durante los periodos de receso o cuando toman cursos deportivos, pero no comparten las mismas clases de las demás materias.
EL BIENESTAR EMOCIONAL
Para Flores, otra de las prioridades del plantel es mantener el bienestar emocional de los alumnos para que puedan sentirse cómodos en un ambiente que podría serles ajeno. Por ello, contrataron personal docente que viene de otro país, habla otro idioma y se siente representado con la comunidad a la que sirve.
“Hay una empatía de los maestros hacia los alumnos porque cada uno de ellos tiene una historia que contar”, explicó la directora.
Tal es el caso de Jeanette Robledo, profesora de álgebra, criada y nacida en esta zona de Houston de padres mexicanos, y graduada de AISD. Su estrecha conexión con esta comunidad la impulsó a seguir el camino de la docencia para ayudar a los que recién llegados a enfrentar obstáculos como el cambio de cultura o no dominar el idioma.
“Cuando tenía 14 años sabía que quería enseñar matemáticas gracias a la inspiración de una maestra que vio en mí el amor hacia los números”, relató Robledo a Efe.
Su metodología para enseñar a los que menos entienden inglés es muy visual, al utilizar muchos movimientos con las manos y escribir oraciones con espacios en blanco para que el alumno los complete.
“Hay que formar un tipo de relación docente-alumno para ganarse la confianza y tratar de conectar lo que enseñamos a sus vidas, pero que vaya acorde con la experiencia, como pensar que las ecuaciones de dos variables como ‘x’ e ‘y’ es igual a la interacción de dos personas”, detalló la maestra.
Santiago González Flores, de 14 años, llegó hace menos un mes de Sinaloa (México) para vivir en Houston con unas tías. Cuenta a Efe que no ha tenido mayores contratiempos en su adaptación escolar en este tiempo, en gran parte porque “me siento cómodo con los demás compañeros y maestros que hablan mi idioma”.
Según el mismo AISD, el noveno distrito más grande de Texas, 38 % de su población estudiantil de más de 67.000 alumnos habla una lengua diferente del inglés en casa, y cerca de 92 % proviene de hogares de escasos recursos económicos.
Con información de EFE